La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Nunca una gira de campaña de un candidato presidencial en Tamaulipas, había sido rodeada de tantas espinas y tantos desafíos. Dos de sus municipios más importantes, están incendiados y amenazan con arrastrar a una atmósfera de chismes y confrontaciones absurdas a Claudia Sheinbaum Pardo. El delegado del CEN de MORENA, Mario Llergo, acomodó todas las fichas para que, al menor movimiento, caigan en el rostro de #esClaudia.
Reynosa, sigue en llamas.
Los precandiatos a la alcaldía –cuatro diputados– que dejó fuera la imposición de Makyito Peña Ortiz, siguen en rebeldía. A decir de ellos, el jefe edilicio que aspira a reelegirse, ni les cae bien, ni los representa.
En otras palabras: el Makyiavelito, no entra ni con calzador con lo más fuerte de la militancia morenista en esa, la ciudad de mayor relevancia demográfica en la entidad.
¿Qué ocurrirá en el encuentro de Sheinbaum Pardo, con la ciudadanía reynosense?
Es evidente: reclamos, reclamos y reclamos.
¿Se puede imaginar la incomodidad de Claudia que viene con la mayor disposición para convocar a los fronterizos a sumarse al Segundo Piso de la IV T?
¿Habrá alguien que pueda pasar una tarjeta informativa sobre el escenario de Reynosa a la candidata presidencial?
¿Quién pagará los platos rotos?
(Hay que recordar: una cosa es la candidata y otra muy diferente, será la presidente).
Mucha mano izquierda –como nunca el término, quedó adecuadamente– se requerirá para planchar el desastre heredado por las ambiciones del tabasqueño, Llergo.
¿Quién podrá controlar a casi diez mil reynosenses, que han testificado de primera mano los estropicios y la desaseada forma de gobernar de los Makyiavélicos?
Está claro: Makyito llevará sus huestes para que le echen flores.
El hampón Llergo, podría estar llevando a Sheinbaum Pardo a una trampa, en donde sus planteamientos sean achicados por la magnificación de las desavenencias que puedan salir a flote entre los, pro Makyiavélicos y los anti Makyiavélicos.
No se debe olvidar la historia: en el pasado, los reynosenses, disputaban los espacios de autoridad a balazos; no muy lejos: en los años 70s. Dios nos libre, afirmar que eso va a pasar; la alerta, es para tomar en cuenta la posibilidad de que las pasiones se desborden, aún con la presencia de Claudia.
Así dejó el ambiente, el enviado del CEN guindo.
Con frialdad, eso se debería informar a la candidata.
Inteligente como lo es, instrumentará el mejor control de daños.
En Matamoros, la imposición sin el menor consenso del falso profesionista Beto Granados, tiene el pueblo hirviendo. MORENA, salió fracturado con esa candidatura. La candidata panista, Lety Salazar y su potente financiero Luis Biassi, ya se lamen los bigotes. La desmedida soberbia de la Borrega López –se dice que ya mandó a la estructura municipal, ponerse a las órdenes de la candidata panista–, conjugada con la sucia forma de proceder del delegado Llergo, tienen en ese territorio a punto de la autoinmolación a la IV T y a candidato a la alcaldía.
Otro fogón a punto de agrandarse, es la traición del Partido Verde.
¿Se sumarán los verdes, sin rencores a la campaña de #esClaudia –ante los desagradables hechos de ciudad Victoria–, u operarán para hacer ver deslucidos los eventos?
¿Dejarán acercarse a Geño Hernández Flores y al fan de los estupefacientes, Manuel Muñoz Cano, a Sheinbaum?
No es por intrigar: algo huele mal, en Reynosa y Matamoros.