Reflector/ Gilda R. Terán.

Amable lector, sin duda alguna que en este efímero viaje por la tierra, habrá ocasiones en
que los días soleados se convertirán en grises, porque circunstancias adversas, atropellarán
a nuestro verdadero espíritu.
Y sin más preámbulo, la vida nos sorprenderá con socavones profundos, en el que parecen
sumergirnos sin tocar fondo, dando por hecho que esta sensación de estar en el vacío, pueda
mermar nuestro sentido existencial.
Y es que es un hecho que cuando las circunstancias negativas nos acompañan durante una
larga temporada y no se marchan, y aun teniendo la esperanza que todo pasará, es lógico
que nos concibamos derrotados y con déficit de fuerza para continuar adelante.
Consideremos que la vida no es como otros la pintan, es como usted la colorea, porque
será siempre nuestra actitud la que actúe como el mejor pincel, ese capaz de ofrecernos
tonalidades de luz cuando más lo necesitamos.
Algo que me queda claro es que la vida puede ser muy oscura en cualquier momento, lo
sabemos, tal vez lo hemos vivido, sin embargo, lejos de claudicar, debemos de enfrentar,
para elegir los mejores colores con los que pintaremos nuestro horizonte.
Sin embargo, todos tenemos un modo muy particular de dar color a nuestra cotidianidad,
me refiero a nuestra actitud para encarar los claroscuros de este diario vivir, y es que según
la psicología podemos echar mano del manejo de las emociones.
Pues se llega el tiempo de activar la resiliencia, este citado entrenamiento consciente y
constante para enfrentarnos de forma positiva a las situaciones adversas, actúa como un
muelle que impulsa la vida.
Es decir, es el arte que nos confiere cierta sensación de control frente a las dificultades, de
tal forma que lejos de quedar eternamente desvalidos por ejemplo como una infancia
injusta, o alguna pérdida dramática o ese fracaso imborrable, tenemos la oportunidad de
elegir colores nuevos con los que se puede dar forma a nuestro existir.
Según los psicoterapeutas, suelen afirmar que para alcanzar esta capacidad, es necesario
desarrollar la estrategia del dominio propio, porque la resiliencia no es la capacidad de salir
ileso.
Sino que es el arte de dominar nuestros enfoques de pensamiento para crear nuevas
emociones, traducido en otras palabras, es el desafío de mantener la autoestima, la
independencia y el valor de elegir con qué colores deseamos pintar el futuro.

Reconsideremos, que algunas ocasiones de nuestra vida, Dios nos saldrá al encuentro, nos
va a parar, y nos va a poner delante de situaciones inesperadas, retos y decisiones difíciles,
en esos momentos hay que ejercer mucho la fe y la confianza en él
Muchas veces podrán venir a nuestras vidas situaciones terribles, malas noticias, problemas
que amenazan incluso nuestra seguridad, pero ante tales cosas, ¿cómo reaccionamos?
muchos se entregan a la desesperación, otros se resignan a vivir sufriendo, otros huyen y
murmuran en contra de Dios por lo que les pasa.
Y es que para enfrentar los desafíos debemos confiar plenamente en Dios, él es nuestro
amparo y fortaleza. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas
como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Isaías 40:31
Hasta la próxima, y que la fe en Jesucristo, sea una fuente inagotable en nuestras vidas.
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