DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

Los últimos días en las redes sociales he observado dos manifestaciones completamente opuestas. Por un lado, las imágenes de los que toman posesión como nuevos servidores públicos o, tan simple, de que estaban sin trabajo y ahora se ufanan de tenerlo. Son los que llegan, hagan de cuenta, con el nuevo gobernador, con el nuevo partido en el poder. El aparato burocrático, sigue siendo un botín político.

Y por el otro lado leo como algunos conocidos, entre ellos exalumnos, que fueron excelentes estudiantes, que hacen notar que de la noche a la mañana, se quedan sin trabajo. Unos, abiertamente, confiesan que entienden, que es parte del cambio y que están listos “para lo que venga”; otros, de plano, muestran enojo, coraje y malestar. Para ellos no hay, eso que llaman “servicio civil de carrera”.

EL PERSONAL INDISPENSABLE.

El Presidente de la Republica hace una afirmación que, aquí y en China, tiene sentido: que el gobierno debe trabajar con el personal indispensable. Me recuerda lo que sucede en la iniciativa privada: la relación costo-beneficio. Cada uno de los elementos tiene una función, tareas específicas, y con eso se mide su desempeño laboral. Por eso, se estila, el “trabajador del mes”, o del año, con estímulos o premios especiales.

AMLO habla por como recibió el aparato burocrático neoliberal: por eso, desde que entro, inicio un proceso de racionalización: recortar la nómina pública, despidiendo a los aviadores, a los que tenía funciones duplicadas, a los que estaban por contrato o que eran eventuales. Incluye, además, proceso de crecimiento o abultamiento del aparato burocrático con instituciones que, dice, no son necesarias, como los órganos autónomos, los fideicomisos, entre otros.

ROBAR O SERVIR.

De siempre se admite que la cultura de los mexicanos, de los servidores públicos, es robar. Que llegan al poder, al servicio público, con el ánimo de resolver su problema económico. Y es que, en otros momentos, se daba a conocer que un alto funcionario, tenía en la nómina a la esposa, al hijo, a otros parientes, incluso a la servidora doméstica y hasta al jardinero; sin contar, además, que usaban vehículos oficiales.

Esa cultura de robar, de aprovecharse del cargo público, tiene muchas variantes. Y tiene que ver con lo que AMLO llama “emoción social”. Cuentan que Arturo Soto recibió, cuando era Subsecretario, una recomendación para apoyar a un amigo que, vaya pues, le acaban de quitar su chamba. La respuesta fue contundente: “No. Porque en el sexenio anterior tenía dos empleos, en distintas secretarias, y a ninguno asistía a trabajar”. Hagan de cuenta, era un excelente aviador.

POBREZA FRANCISCANA.

MORENA ya en el poder ha sido acusada de no cumplir con los postulados de no robar, no mentir y no traicionar. Que eso de que, no somos iguales, tal y como pregona el Presidente AMLO, no se cumple a cabalidad. No olvidemos que el gobierno de la 4T inicio con la “pobreza republicana y que ya están, así lo aviso el presidente, en la pobreza franciscana”.

La llegada de la 4T a la entidad implica no solo la transformación de las políticas públicas, también de los esquemas de comportamiento. Porque la

4T no puede ser solo un cambio de personas, tiene que ser de comportamiento, de procesos y procedimientos, en fin, de actitudes y de resultados.