ORBE…
Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-
Ya todo mundo espera con morbosidad que en el proceso electoral de 2021 aparezcan como siempre, pero ahora con más efusividad, candidatos que ofrecerán a cambio del voto todo lo impensable, increíble e incomprensible.
Pero el pueblo que, según Facundo Cabral, no es obtuso ni zopenco, no les creerá nada.
¿Cómo lograrán conquistar el voto del pueblo los aspirantes a las alcaldías y diputaciones (locales y federales) de Tamaulipas en medio de una incredulidad social que ahora demuestra que sí tiene buena memoria?
La dificultad de las elecciones del 6 de junio de 2021 no será precisamente la fuerte y agresiva competencia entre panistas, morenistas, priistas, emecistas, petistas, verdes y demás.
El gran obstáculo para ganar un solo y desconfiado voto en el campo de batalla será convencer con argumentos y compromisos no precisamente elocuentes sino factibles.
Otra de las dificultades de los aspirantes a estos cargos de elección popular es el nivel comprobado de prestigio, y no de un conocido bandido de la comarca que durante la campaña pone cara de santificado, y casi de un mártir de la fe, que al final de los comicios vuelve a las andadas con todo el cinismo posible.
UN VIRUS PEOR QUE EL COVID-19
Hablándolo con toda franqueza, seguramente el más grave problema electoral en puerta es la perversidad de muchos de los que participarán en este enorme proceso democrático.
En ese sentido ni la gente de Morena, que se presume enviará a la trinchera a candidatas y candidatos honrados, cabales, íntegros e irreprochables, podrá seleccionar a individuos de semejante calibre moral.
Porque es un hecho que por todos lados se filtrarán cientos de presuntos políticos cuyas proclividades están lejísimos de preocuparse y ocuparse por el pueblo, sino que sólo se presentarán para disputar el poder por el poder.
Así de sencillo pero también de terrible es la cruda realidad de muchos personajes atrapados por una enfermedad casi imposible de curar.
Una plaga que por muchas décadas se le ha aparecido al pueblo de México y de Tamaulipas, y cuyo mal se vuelve evidente cuando no pocos de sus protagonistas comienzan a prometer que al ganar las elecciones acabarán con la pobreza.
No aclaran obviamente que la pobreza con la que acabarán es con la propia de ellos, con la suya. Y así sucesivamente pasan los años y los períodos gubernamentales sin que precisamente algo bueno ocurra en favor de las masas que ahora dan la impresión que darán su voto a cambio de cumplimientos que harán valer en medios y redes sociales.
Una reacción popular que desde hace tiempo viene emergiendo, que no era una rebeldía normal en la gente, pero que al paso de los años y de innumerables fallas, corruptelas y crímenes de los partidos políticos que llegaron al poder se abandonó además ese encubrimiento vergonzoso entre la gente y los gobiernos corruptos.
Difícil encomienda la que tienen, bajo este contexto, los presidentes de los principales partidos políticos de Tamaulipas, comenzando con Luis René Cantú Galván “El Cachorro”, del PAN, y siguiéndole con Edgar Melhem Salinas, del PRI; Enrique Torres Mendoza, de Morena; Ricardo Gaviño Cárdenas, del Verde Ecologista, y Gustavo Cárdenas Gutiérrez, del Movimiento Ciudadano, entre otros.
¿De dónde sacarán tanta gente de alta calidad moral estando la política en el más grave de su descarrilamiento? Esta es una pregunta que toda la sociedad civil espera no sólo una respuesta, sino hasta gratas sorpresas.
MEJOR APLICAR LA LEY, QUE INVENTAR CUENTOS
Alguien debería aconsejar al presidente Andrés Manuel López Obrador que es mil veces mejor aplicar la ley sin contemplaciones ni rodeos, a inventar cuentos chinos y costosos como su “Guía Ética para la Transformación de México”.
Está comprobado y vuelto a comprobar que cuando los gobiernos se vuelven “moralistas” y “espirituales” es señal inequívoca de lo contrario, de que algo ocultan y no hallan la puerta para distraer a la población desde sus púlpitos oficiales.
¡Excelente inicio de semana!
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