Por: Luis Enrique Arreola Vidal.

Queridos lectores, agárrense de sus sillas, que hoy vamos a sumergirnos en el pantano burocrático donde los trámites se mueven a paso de tortuga… a menos que sueltes un billete para el “trámite urgente”.

Sí, señoras y señores, en esta tragicomedia mexicana, el Instituto Registral y Catastral de Tamaulipas, bajo la batuta del ilustre Armando de la Cruz Alcantar, se ha convertido en una taquilla de lujo para la recaudación oficial… y, ejem, extraoficial.

Pero no se preocupen, porque ya tenemos un héroe en esta telenovela: Omar García Harfuch, quien, con su Estrategia Nacional contra la Extorsión, nos invita a todos a marcar el 089 y denunciar a los delincuentes de cuello blanco que hacen de las dependencias públicas su coto de poder.

El teatro del “trámite urgente” en Tamaulipas.

Imagínense la escena: usted, ciudadano de a pie, llega al Instituto Registral con su carpeta bajo el brazo, soñando con regularizar su propiedad.

Ha reunido documentos, pagado impuestos, y hasta le rezó a la Virgen de Guadalupe para que todo salga bien.

Pero ¡oh sorpresa!: su trámite lleva tres meses empantanado. ¿Culpa de los notarios? No. ¿De la burocracia que labora ahí? Tampoco. Según el guion oficial, la culpa es de… bueno, de nadie.

Pero si quiere que su expediente “salte” al escritorio correcto, solo necesita un pequeño incentivo.

Y entonces ocurre la magia burocrática, cortesía de las “instrucciones superiores”: el papel que llevaba semanas empolvado se convierte en un flamante “trámite urgente”, listo en cinco días… si pagas.

Bajo la dirección de Alcantar, el Instituto se ha transformado en una máquina de recaudación que opera con la precisión de un cártel, pero con mejor papelería.

Según fuentes cercanas —y el murmullo de pasillo—, el mensaje es claro: si no aflojas la cartera, tu trámite se quedará en el limbo, acumulando polvo junto a los sueños de miles de tamaulipecos.

¿Rezago de 25 mil escrituras? ¡No hay problema! Si tienes con qué “agilizar” tu trámite, tu escritura aparece como por arte de magia.

Si no, prepárate para esperar hasta que el río Bravo se seque. Eso sí, todo con una sonrisa y un “vuelva mañana”.

Delincuentes de cuello blanco: los capos de la burocracia.

Hagamos una analogía para que esto quede claro: en el mundo del crimen organizado, los extorsionadores te piden cuota para dejarte trabajar.

En el mundo del Instituto Registral, los delincuentes de cuello blanco te piden “mordida” para dejarte ejercer tu derecho. ¿La diferencia?

Los primeros operan en la clandestinidad. Los segundos, desde escritorios con aire acondicionado, con placas que dicen “Servidor Público del Año”.

Estos capos de la burocracia no amenazan con pistolas, sino con sellos que no llegan y con firmas que se pierden en “revisión”. “Págueme el trámite urgente y mañana es suyo”, te susurran mientras el café se enfría en su taza con el logo del gobierno.

Es cierto, Alcantar presume que el Instituto ha escalado al top 10 nacional en eficiencia. ¡Bravo! Pero, ¿a qué costo?

La modernización de procesos, la vinculación con INFONAVIT y el INSUS suenan muy bien en los boletines oficiales.

Pero en la calle, la historia es otra: la de ciudadanos que descubren que la “eficiencia” tiene un precio extraoficial.

Porque no hay que ser muy listo para oler la corrupción cuando el trámite se atora y el billete lo desatora.

¡Llama al 089! El grito de la esperanza.

Pero no todo está perdido. En esta tragicomedia surge un caballero de brillante armadura: Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, quien ha puesto el dedo en la llaga con su estrategia contra la extorsión.

Desde el 6 de julio de 2025, tenemos un arma poderosa: el 089, una línea exclusiva para denunciar extorsiones, incluidas las de los servidores públicos que han hecho de las dependencias su feudo personal.

¿Te pidieron un “extra” para mover tu expediente? ¿Te dijeron que si no cooperas te vas a la cola eterna? Llama al 089. Tu identidad estará protegida mientras las autoridades —y la Unidad de Inteligencia Financiera— hacen su trabajo.

La estrategia de Harfuch no es un discurso vacío: cinco ejes contundentes —detenciones con inteligencia, unidades antiextorsión locales, protocolos de atención a víctimas, capacitación de operadores del 089 y campañas nacionales— están golpeando donde más duele: en la impunidad institucional.

Y si el extorsionador lleva corbata y presume su cargo como salvoconducto, que se prepare.

Porque la corrupción también se denuncia.

Un reconocimiento a Harfuch, el azote del crimen.

Desde este espacio alzo la voz para reconocer a Omar García Harfuch. Este hombre, que ha enfrentado cárteles, traiciones políticas y balaceras, no se amilana ante nada.

Su Operación Enjambre en el Estado de México —donde cayeron 24 servidores públicos corruptos— es prueba de que la inteligencia vence a la complicidad.

Su mensaje es claro:

“Las organizaciones criminales corrompen autoridades, cobran piso y extorsionan. Cualquier diálogo con ellas es un espejismo.”

Y si alguien sabe de espejismos, somos nosotros, los ciudadanos que hemos creído en las promesas de trámite rápido, solo para terminar con la cartera vacía y el expediente en el cajón.

Un llamado a la acción.

Querido lector: la próxima vez que te pidan un “extra” en el Instituto Registral y Catastral de Tamaulipas, no te resignes.

No es tu culpa que tu trámite lleve tres meses atorado; es un sistema diseñado para exprimirte.

Pero ahora tienes una salida: ¡Llama al 089! Porque las víctimas de la corrupción y la extorsión ya tenemos quién nos escuche.

Y con Harfuch al frente, hay esperanza de que algún día los responsables paguen.

A los corruptos, ni un paso atrás.
Y a los tamaulipecos, ni un trámite más comprado.

Porque como dice la Secretaría de Seguridad:

“La paz se construye con justicia.”

Y si Armando de la Cruz Alcantar —o sus “instrucciones superiores”— creen que pueden seguir recaudando a costa de los ciudadanos, que se preparen: el 089 ya está sonando, y la justicia viene en camino.