ORBE
Ma. Teresa Medina Marroquín.-
¡Caray, caray y caray!, con todo lo que está pasando en este país, que
hasta el balcón más crítico agotaría todos sus razonamientos más
inteligentes, ya que este sí que es un mundo raro, y por lejos mucho más
raro que el de José Alfredo Jiménez.
¿Por dónde comenzamos? ¿O cuál es el punto que todas y todos
conocemos y que no hemos perdido de vista y con el que debemos reiniciar
a desterrar ese mundo raro y peligroso que nos tiene en el abismo de la
ansiedad y hasta de las enfermedades?
Una cuestión en extremo difícil de responder, en una época donde hasta las
autoridades judiciales, empezando por las fiscalías, han sido infestadas por
las peores depravaciones a las que infinidad de liderazgos políticos e
institucionales se han arrojado a sus brazos en busca de dinero y poder,
mal habidos desde luego.
OBLIGADAS A SUPERAR LA OFERTA DE LÓPEZ OBRADOR
Después de los cuestionamientos dirigidos a Xóchitl Gálvez y a Claudia
Sheinbaum, respecto a que llegaron a la obtención de sus respectivas
candidaturas por la vía del “dedazo”, las cosas políticas han entrado a un
laberinto tenebroso y amenazador del que será casi imposible salir sino
superan con creces la oferta electoral de Andrés Manuel López Obrador
cuando, en términos muy combativos y esperanzadores, logró conquistar la
Presidencia de la República.
Y más todavía: tendrán que cumplir al pie de la letra las promesas más
sensibles que el pueblo ya no sólo quiere escuchar, pues ahora exige se
lleven al terreno de los hechos.
Una de ellas es la aplicación –rigurosa– de la justicia contra todos aquellos
que han hecho de este país un territorio que ya pasó de lo peligroso a lo
infernal.
Acabar con la corrupción y la impunidad, quizá no al 100%, es una de las
metas que ambas candidatas presidenciales deben tener muy en cuenta si
desean ocupar –históricamente– la Presidencia de la República.
¿QUÉ NOS FALTA PARA EXIGIR EN UN MARCO DE LIBERTADES?
Por ahora, reiniciarán las hostilidades entre uno y otro bando, que ya no
será un intercambio de lodo, pues esta contienda electoral se sabe será una
guerra de misiles balísticos intercontinentales, cuyos efectos destructivos
podrían paralizar a todo México.
Xóchitl por un lado acusará a Claudia de haber utilizado, y de continuar
utilizando, recursos públicos para su campaña.
Claudia por su parte recurrirá a las acusaciones penales de que Gálvez es
una corrupta que traficó influencias para obtener ilegalmente cerca de 1,500
millones de pesos en ganancias.
Ese será el próximo espectáculo: que se diferenciará de muchos anteriores
por las ventajas que el gran público, poderoso electorado que suele casi
nunca hacer sentir ese poder, demande, como condición definitiva (sine qua
non) del tormentoso show democrático, que apenas comienza.
¿Qué debe pensarse en suma total de lo que ya llegó con rostro de
“proceso electoral”? Que es la hora del pueblo, de afrontar estas elecciones
haciendo uso pleno y legítimo de la libertad y de la dignidad.
¿Por qué hemos de movilizarnos poco o muy poco, al dictado de un igual
que se siente superior a uno? ¿Qué pasó entonces con nuestra libertad?
¿Para qué dos guerras heroicas? ¿Y para qué la democracia?
¿Por qué habríamos de sentirnos menos ante quienes coaccionan para que
nos resignemos a seguir atrapados en la misma jaula del autoritarismo, sin
siquiera elevar nuestras miradas a verdaderos cambios sociales y políticos
que nos merecemos en bienestar y economía?
Finalmente no podemos decir que todo tiempo pasado fue mejor, porque no
es cierto, fermentados todos esos años en lo que ahora se ha convertido en
un inmenso polvorín.
La desconfianza o el no creer tan fácil, será la primera respuesta al México
del futuro inmediato. La estabilidad la creamos todas y todos.
Insistiendo que si ellos piden el voto con pocos argumentos y más gritos,
¿por qué el pueblo no puede exigir un México pacífico y próspero, también a
gritos? O mejor dicho, con toda su autoridad.
Ya es la hora.
¡Feliz fin de semana!
[email protected], @columnaorbe, columnaorbe.wordpress.com