Columna Opinión Económica y Financiera.

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

La «gentrificación» en México es un fenómeno urbano y social que se ha intensificado en la última década, especialmente en localidades de alto atractivo turístico y cultural como Ajijic (Jalisco), San Miguel de Allende y Guanajuato, Puerto Vallarta, Los Cabos, así como en barrios emblemáticos de la Ciudad de México como Condesa y Roma. En Tamaulipas, ya está presente en la zona conurbada del sur.

Este proceso, impulsado principalmente por la llegada de extranjeros —en particular estadounidenses con mayor poder adquisitivo—, está transformando profundamente el tejido social, económico y cultural de estas comunidades.

La gentrificación se entiende como el proceso de renovación y revalorización urbana que, al atraer a «diásporas residentes de mayores ingresos», provoca el desplazamiento de los habitantes originales, generalmente de menores recursos. En México, este fenómeno se ha visto acelerado por la migración trasnacional de clases medias y altas, que encuentran en ciudades mexicanas un costo de vida más bajo y una calidad de vida atractiva, especialmente tras la pandemia y el auge del trabajo remoto.

Casos emblemáticos y consecuencias

Ajijic, Jalisco: Aunque la migración estadounidense tiene décadas en la zona, el fenómeno de desplazamiento no es tan evidente como en otras regiones, en parte porque la comunidad extranjera se ha integrado de manera más armónica. Sin embargo, existe una conciencia clara de los privilegios económicos y del impacto cultural que su presencia puede tener.

San Miguel de Allende: Es un caso paradigmático de gentrificación trasnacional, donde la migración de extranjeros de altos ingresos ha transformado la ciudad, elevando los precios de vivienda y servicios, y desplazando a la población local. La falta de sectores productivos alternativos agrava el impacto, pues la economía local depende cada vez más del turismo y la inversión foránea.

Puerto Vallarta: El Centro Histórico y colonias como Emiliano Zapata y 5 de Diciembre han visto un aumento en los precios de vivienda y una transformación comercial, con la llegada de nuevos negocios enfocados en turistas y extranjeros. Esto ha provocado la expulsión de familias locales y la pérdida de identidad cultural y patrimonial.

Los Cabos, BCS: El desarrollo de resorts y viviendas de lujo ha hecho que el acceso a la vivienda sea cada vez más inaccesible para los locales, generando un desplazamiento silencioso y una mayor desigualdad. El contraste entre la opulencia turística y la precariedad de las colonias populares es cada vez más marcado.

Condesa y Roma, CDMX: Son los epicentros del debate nacional sobre gentrificación. La llegada masiva de extranjeros, especialmente estadounidenses, ha disparado los precios de renta y servicios, provocando el desplazamiento de miles de residentes mexicanos hacia la periferia y generando tensiones sociales, protestas y hasta expresiones de rechazo explícito hacia los nuevos habitantes.

El aumento de precios y el desplazamiento han generado un clima de creciente inconformidad. El 4 de julio de 2025, se realizó la primera gran marcha contra la gentrificación en la Ciudad de México, con epicentro en Condesa. La protesta, que inició de forma pacífica, terminó en actos de vandalismo y consignas como “¡Fuera gringos!”, reflejando el hartazgo y la percepción de pérdida de territorio y derechos urbanos por parte de los habitantes originales. Víctor Delgadillo, especialista en urbanismo, ha señalado que la gentrificación en la capital está directamente relacionada con políticas urbanas que privilegian la inversión privada y la revalorización de zonas patrimoniales, a menudo a costa de la exclusión de grupos populares y la expulsión de prácticas tradicionales.

Efectos para la población local

Familias y comunidades enteras se ven obligadas a mudarse a zonas periféricas, con consecuencias en su calidad de vida, tiempos de traslado y acceso a servicios.

La llegada de nuevos residentes y negocios orientados al turismo y al consumo global desplaza prácticas, comercios y dinámicas tradicionales, erosionando la identidad local.

El desarrollo inmobiliario y turístico beneficia a ciertos sectores, pero deja fuera a los habitantes originales, que enfrentan un encarecimiento de la vida y dificultades para acceder a vivienda y servicios básicos.

La gentrificación en México, lejos de ser un simple proceso de modernización urbana, representa una forma de “diáspora interna” donde los mexicanos de menores ingresos son desplazados por flujos migratorios y capitales extranjeros. Este fenómeno exige una reflexión profunda sobre el derecho a la ciudad, la necesidad de políticas públicas que regulen el acceso a la vivienda y la protección de la diversidad cultural y social de los barrios y ciudades mexicanas.

Localidades de TAMAULIPAS afectadas por la GENTRIFICACIÓN:

En Tamaulipas, el fenómeno de la gentrificación ha comenzado a impactar principalmente en la Zona Metropolitana del Sur de Tamaulipas, que incluye las ciudades de Tampico, Ciudad Madero y Altamira

Tampico y Ciudad Madero han experimentado procesos de reconversión urbana y fragmentación social debido a la proliferación de fraccionamientos cerrados y desarrollos residenciales de alto nivel. Esto ha provocado el desplazamiento de habitantes originales y la transformación de barrios tradicionales en zonas de mayor plusvalía.

En ALTAMIRA, el desarrollo de conjuntos residenciales exclusivos ha contribuido a la expansión urbana y la fragmentación del tejido social, generando dinámicas de exclusión y privilegio que afectan a la población local.

Efectos observados

Incremento en los precios de la vivienda y servicios, dificultando el acceso para los residentes originales.

Desplazamiento de familias locales hacia zonas periféricas o menos costosas.

Fragmentación urbana y pérdida de identidad comunitaria, a medida que nuevos residentes de mayor poder adquisitivo ocupan espacios antes accesibles para sectores populares.

Las ciudades de Tampico, Ciudad Madero y Altamira son los principales focos de gentrificación en Tamaulipas, impulsados por la llegada de desarrollos residenciales cerrados y la transformación de barrios tradicionales en zonas de alto valor inmobiliario. Este proceso ha generado exclusión social, desplazamiento y cambios profundos en la estructura urbana y social de la región.