La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
La mugre de la IV T y su Segundo Piso no se limpió con el despido de la deshonesta titular de la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET), Lucía Aimé Castillo Pastor. Falta la medalla de plata en corrupción, de la administración estatal: Vicente Joel Hernández Navarro, comandante en jefe de las legiones cleptómanas del Sector Salud en el estado.
Sigue bajo la lupa, sobre Dora Oralia Valdez Zozaya –esposa de Antonio Varela Flores, secretario de Desarrollo Rural del gobierno de la IV T–, quien es responsable de la entrega de un irregular contrato por 309 millones de pesos asignado a la empresa Maniflosa SA de CV.
El pillaje estriba, en que ese negocio proveedor, no entregó el material.
Se embuchacó el billete y no aparece el equipo médico prometido.
Obvio: se infiere –dado que las investigaciones están paralizadas– están en el ajo tanto Valdez Zozaya como Vicente Joel.
Hasta el momento, tanto los implicados como las instancias indagadoras locales, no han aclarado el punto.
Falta el dinero.
Falta el equipo, pues los magos lo desaparecieron.
Faltan los culpables.
Hasta en la Auditoría Superior de la Federación (ASF), ha llegado el robo de los funcionarios de salud de Tamaulipas.
A un año del robo en despoblado, nada se sabe.
La presunta responsable Valdez Zozaya y el directo cómplice Hernández Navarro, siguen muy campantes en sus cargos y prosiguen con sus trucos para beneficiar a amigos, socios y compadres, sin despeinarse.
Es mucho el presupuesto, para tan escasa vigilancia.
En este 2025 autorizó el Congreso el gasto para el Sector Salud, en casi 13 mil millones de pesos.
Sí: 6 mil 141 millones para movilizar el Sector Salud del estado y 6 mil 699 millones para cubrir la compra de equipo médico y de laboratorio.
Nadie cuida el responsable gasto de esos millones del pueblo.
¿Cuánto se llevan de esa multimillonaria cantidad el secretario Vicente Joel y sus testaferros?
¿De a cómo es el moche para Dora N?
¿Y al lángara del Chino Velazco no le toca nada?
Sin duda, Tamaulipas es uno de los estados con los peores sistemas de salud del país. Acaso estemos arriba de Chiapas y Tlaxcala, las entidades con mayor atraso en el área de salud pública.
Con los forajidos como los mencionados, es un milagro que no estemos en el último lugar.
¿Hipócrates?
Dirán los truhanes:
–¿Y quién es ese?