DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


La evolución de la vida es sencilla, todos la conocemos, pero hay ciertas cosas que nos
negamos a reconocer; para el optimismo, siempre decimos que estamos y nos sentimos muy
bien, pero hay hechos y experiencias que nos indican lo contrario. La vida cotidiana nos da
señales y, muchas de las veces, nos negamos a aceptarlas: como de que padecemos un mal
o que nos sucede algo extraordinario, como que a veces nos falla la memoria… hace días
una prima tuvo un accidente y luego me dijo: estoy en una etapa de vivir y disfrutar la vida
porque, me di cuenta, que se puede ir en un instante.
Conozco a mucha gente. Por mi vida docente, muchos años frente a un grupo de
estudiantes, pero también muchos años de escribir para medios de comunicación. Por eso,
con frecuencia, me saludan, me hacen comentarios, y un día andaba con mi hija y eso
sucedió: me pregunta, ¿Quién es? Sincero, le dije: recuerdo su cara, se que lo conozco, pero
no recuerdo su nombre. Ante mi respuesta, me dice: “es la memoria, papa, la memoria”. Y
si, efectivamente, puede ser la memoria… que no se usa, que se anquilosa, que duerme.
NO HAY VUELTA ATRÁS.
Hace como doce años conocí un caso especial. Una persona adulta, como de 90 años,
festeja su cumpleaños. Me entero que, emocionado, había dicho a sus hijos: hacemos la
fiesta de mi cumpleaños, me siento muy bien. Y así fue, tres meses después, un viernes se
sintió mal, el medico que lo atendió le receto medicamentos y no mejoro; lo llevaron al
ISSSTE y ahí le dieron el diagnóstico: le había dado una embolia. A la semana, un viernes
al mediodía, falleció.
La cuestión es que, en el inter, se platico con un medico internista amigo de la familia. Que
conocía al paciente, puesto que en otras ocasiones lo había atendido: escucho, hizo
preguntas, sobre cómo se sentía el señor, sus reacciones y gestos. Al final, una vez que
sopeso la información, su respuesta fue alarmante: por lo que me dicen, creo que solo hay
dos explicaciones: le dio una embolia o son los síntomas de la senilidad. Y si es, uno u otro,
no hay vuelta atrás. Tal y como sucedió.
NOS REIMOS DE LO QUE NOS SUCEDE.
En ocasiones hay hechos o acciones que, por la forma en que sucedieron, nos da risa, no las
tomamos en cuenta. Un buen día, por ejemplo, me caí de una camioneta, hagan de cuenta
que di un paso adelante pensando que estaba en tierra firme. Un amigo de Matamoros,
profesor, semanas después me dice: Cuídate, yo también me caí…y mi esposa, me dijo,
quería que le explicara como o porque me caí. No pude explicarlo, me dijo, solo se que de
pronto ya estaba en el piso. ¿Quiénes, o cuantos amigos, se han caído de las escaleras?
En fin, hace días, me sucedió dos veces un mismo caso. Una de mis rutinas al levantarme es
hacer el café: llenar la garra de agua, colocarla en la cafetera, poner el filtro con el café y,
claro, encender la cafetera. El siguiente paso es sacar la basura y regresar, ahora si, a

servirme mi primera taza de café. Pues ese día, regresé y la jarra estaba llena de agua…
pensé, no la puse en el compartimiento de la cafetera, así que lo hice, la vacié. Me pongo a
ver las noticias y pasados varios minutos voy por mi café… estaba igual: el agua en la jarra,
clara, sin café. Y reviso: resulta que no puse café en el filtro, así que el agua caliente, hacia
su recorrido normal, pero sin café, pues no se hacia el café.
NOTICIAS GENERACIONALES.
Al ser parte de una generación vamos compartiendo eventos y la evolución de la vida. Un
dia me comenta mi esposa: es increíble, pero, poco a poco, cuando nos reunimos (con sus
amigas) poco a poco se van agregando las que empiezan a tomar pastillas para sus
achaques. Efectivamente, cuando se es adulto mayor, compartir información sobre
achaques, medicinas y remedios se convierte en una rutina cotidiana. Feliz, si, quien siendo
adulto mayor aun no vive esa condición.
Hay noticias que ya no me sorprenden. Hace días un primo festejo su cumpleaños y, sin
aspavientos, nos dijo: no puedo tomar alcohol, tengo un tratamiento médico: otro más, de la
secundaria, hace días me dice que esta en proceso de pensionarse, porque le dictaminaron
Parkinson. Este sábado mis compañeros de la secundaria nos vamos a reunir con uno que,
hace meses, le dio un infarto y su proceso de recuperación ha sido lento, pero ya bien. Pues
bien, en ese transcurso, una compañera se aplicaba quimioterapia por un cáncer… a la
postre falleció.
VIVIR Y DISFRUTAR.
La vida, sin duda, es para vivirla: para lograrlo la cuestión es que tienen que pasar muchas
cosas, como estudiar, formar una familia, trabajar. Unos trabajan para subsistir; unos mas
pensando que lo hacen para tener una vida plena en la edad adulta, trabajan tanto que
lastiman su cuerpo, su mente y hasta su corazón y al final resulta que se carece de lo
indispensable para conservar la salud… así que, no lo olvidemos: una vida sana en cuerpo
sano alarga nuestra vida, nos da momentos de felicidad y alegría.
¡Feliz fin de semana! ¡Disfrutemos la vida!