ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín.-
-¿ANHELAN SERVIR A LA PATRIA O QUIEREN CONVERTIRSE EN
MULTIMILLONARIOS?
-¿TAMBIÉN LOS PUEBLOS TIENEN LOS GOBIERNOS QUE SE
MERECEN?
El hombre común y sencillo se pregunta una y otra vez por qué los procesos
electorales son cada vez más complejos e intrincados, accidentados y
altamente riesgosos.
Y a pesar de tales adversidades salen a las calles, en todas las elecciones,
miles de aspirantes que “anhelan” ser ungidos como “dignos servidores
públicos” desde simples regidores, alcaldes, diputados, senadores,
gobernadores, hasta presidentes de la república.
¿En serio tenemos a tantos ciudadanos ansiosos e impacientes de servir a
la Patria?
¿O simplemente –sin hipocresías—se trata de posiciones públicas que
representan grandes negocios para quienes llegan a esos cargos públicos?
Estas interrogantes, a pesar de sus obviedades (según se dice), las deben
responder quienes (no todos, desde luego) serán sometidos a la creciente
incredulidad ciudadana que, en cada servidor público, anticipa a un
individuo millonario o más rico de lo que era antes de llegar a la posición tan
disputada.
Eso sin pasar por alto que una gran parte de la ciudadanía, que puede ser
de aquí o de allá, sería la propiciadora de aquella frase lapidaria que
advierte que “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”.
¿Entonces hemos vuelto a entrar, o tal vez nunca hemos salido de ese
laberinto tan sombrío, a un mundo lleno de desesperanza donde todas las
narrativas nos llevan a la corrupción donde todo es discurso y fachada, pero
la verdad es que todo se trata de jugosos negocios, donde nada tiene que
ver el pueblo?

LLORARON AMARGAMENTE DE TRISTEZA AL ENTERARSE DEL
TRIUNFO DE MORENA
La vehemencia con la que en diferentes partes del país la oposición exige
recuentos de votos, desconfiando de las autoridades electorales, ¿nos
llevan a confirmar que los valores culturales y democráticos sólo están de
adorno y no aportan ni el mínimo significado a la gente?
Se dice que hubo gente que lloró amargamente de tristeza al enterarse de
que Morena, a través de Claudia Sheinbaum, se alzó con la victoria
electoral para la Presidencia de la República.
Otros dramas sucedieron en varias gubernaturas y un sinfín de
ayuntamientos y diputaciones, cargándole “las culpas” y señalando de
grandes fraudes electorales a los movimientos cibernéticos y de algoritmos.
NI EN SU PARTIDO NI SUS ALIADOS LE VIERON CARA DE
PRESIDENTA
Esto es, no pueden creer que Morena arrasó en casi todo el país, ya que
era evidente, para la derecha y ultraderecha, que Xóchitl Gálvez ganaría la
elección presidencial.
Pero no es tan fácil ganar una elección presidencial ni lograr la mayoría
calificada en la Cámara de Diputados y en los congresos locales como el
del estado de Tamaulipas que gobierna Américo Villarreal Anaya, donde,
salvo algunas situaciones como una “sobrerrepresentación” parlamentaria
que alteraría esa mayoría, Morena tendría todo el poder incluso para
reformar la Constitución del Estado.
No es fácil hacerse de la Presidencia de México como exactamente le
ocurrió a Andrés Manuel López Obrador en 2006 y 2012, con Felipe
Calderón y Enrique Peña Nieto.
Y porque además, ¡por el amor de Dios!, a la señora Xóchitl ni en su partido
ni sus correligionarios o aliados le llegaron a ver nunca jamás cara de
Presidenta, por lo que al no haber una forma válida, moral y legalmente, no
tienen más remedio que apostarle a la “teoría del algoritmo” insertado en el
Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
Un “fraude electoral” que -en breve- se irá convirtiendo en un vulgar mito
urbano.
¡Feliz fin de semana!
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