Reflector/ Gilda R. Terán.

Amable lector, sabemos que el arte y cultura, son toda una expresión motivacional para
fomentar manifestaciones artísticas y eruditas, así como también una oportunidad para
fortalecer la convivencia familiar.
Seguramente que los que vivimos en esta ciudad capital, hemos tenido la oportunidad de
visitar la antigua “ Casa Filizola” , toda una majestuosa construcción que encierra muchas
historias, mitos y realidades.
Deba saber, que este edificio se construyó en 1884 por Francisco Juan, Blas y Nicolás
Filizola Gaetani, tres italianos que llegaron a Ciudad Victoria para la instauración del
comercio de diversos productos que les conllevó a un estimulante crecimiento económico.
En el año 2014, se impulsa la restauración de este patrimonio histórico, para recuperar su
esplendor original, este es un espacio de más de 2 mil metros cuadrados con dos salas de
exposición, salón de usos múltiples, talleres, sala de consulta y audiovisual, librería,
cafetería, área para investigadores, área administrativa, servicios sanitarios y
estacionamiento.
Hoy en día esta majestuosa construcción, alberga lo que conocemos como La Pinacoteca
de Tamaulipas, un lugar en donde se pasea la historia y se recrea la cultura, el talento y
artes escénicas.
Es por esta razón que el Gobierno del estado, sigue impulsando los talentos artísticos, en
todas las gamas en las que se les puede apreciar, y que contribuyen para que sea un oasis
para la unión familiar.
En este mismo entendido, las autoridades del ITCA; siguen desplegando su mayor esfuerzo,
para fomentar las bellas artes, y hacer conciencia que es factor de identidad, de cohesión
social y motivo de orgullo en los lugares que la generan, siendo una verdad irrefutable, que
en la cultura no existen fronteras.
Es quizá que por esta premisa; la directora del ITCA, sigue en el camino de acciones y
estrategias, para que sea posible presentar momentos de convivencia y baluartes de paz en
la cotidianidad.
Debemos de considerar, que la cultura nos une cuando nos encontramos con vecinos y
familiares adentro de un teatro o disfrutando de un concierto en cualquier plaza pública,
compartiendo el espacio; y es ahí donde la convivencia se inicia, estrechando los vínculos
afectivos, se establecen relaciones, se reconstituye el tejido social.
Gratitud, bálsamo de paz.

Seguramente, que a veces tenemos muchas cosas guardadas en nuestra memoria, pero no la
del corazón, sino la situada en el cerebro, allí hay dolores, enojos, frustraciones, por eso,
llegar a conciliar ambas implica un gran desafío.
Cada vez que nos sentimos lastimados por el medio que nos rodea, nuestro corazón se
cierra, como una forma de auto protegerse y es en ese preciso momento, cuando sin
quererlo, nos estamos quitando la vida, porque anulamos una de las funciones más
importante que posee, la de “abrirse sin medida ni condición”.
Cuando nuestra memoria ha elegido guardar sólo lo triste del pasado, esconder o negar los
buenos momentos vividos, nos queda muy poco material para construir un próspero
presente, pasamos a convertimos en seres agonizantes en donde deambulan pensamientos y
acciones equivocadas van creando una realidad paralela, que reafirma y eterniza ese
malestar.
Bueno todo tiene solución para emprender caminos de paz, y es que la tarea consiste en
desprenderse de los recuerdos acumulados en nuestro cerebro emocional y así brindarle una
oportunidad al olvidado corazón. Proponiéndonos albergar en él sólo lo digno de ser
recordado, lo que nos engrandezca a nosotros y a los seres que caminan a nuestro lado.
Deba saber que la gratitud, es una clara manifestación de un corazón activo, uno que late y
en su movimiento va enseñándonos a valorar cada detalle, palabra, caricia, cada momento
compartido, un nuevo despertar.
Un corazón que se detiene siempre a mirar a su alrededor y a concienciar lo bien que está
en relación a otros tantos seres, y que no se conforma sólo con ver esto sino que busca
brindar su ayuda y fundamentalmente agradecer por el solo hecho de estar vivo y poder
marcar una diferencia.
Sea feliz en familia, nos vemos en la próxima.
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