CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

No se si en otras entidades del país ocurra lo mismo, pero en Tamaulipas ha sido una tradición que cada gobernador herede a la sociedad una obra icónica de su administración.

Aunque los dos mandatarios que antecedieron al doctor, Américo Villarreal Anaya, rompieron esa regla no escrita, porque anduvieron más entretenidos resolviendo su futuro económico y cobrando venganzas personales, esperamos que esa costumbre se retome a partir de la administración estatal en turno.

El tema viene a la mesa porque el gobernador Villarreal Anaya tiene en la segunda línea del acueducto, “Guadalupe Victoria”, la oportunidad perfecta para convertirla en la obra referente de su administración.

El nuevo acueducto tendría un doble significado para el gobernador morenista. Por una parte, le daría continuidad al acueducto que inauguró hace 32 años (el uno de junio de 1992) su padre, el ingeniero Américo Villarreal Guerra, y por otra tatuaría en la memoria de los victorenses su nombre, como el mandatario que vino a resolver la crisis hídrica que agobia a la capital del estado.

Por eso la importancia de las obras icónicas, porque siempre van asociadas al mandatario que las construyó.

Sin embargo, aunque la semana pasada se realizó el trazo de lo que será la segunda línea del acueducto, la realidad es que todavía no hay presupuesto garantizado para iniciar los trabajos.

Por lo menos la Comisión Nacional del Agua, (Conagua), no ha aclarado la disponibilidad del recurso necesario, y creemos que difícilmente lo hará en los meses siguientes, porque el gobierno de, Andrés Manuel López Obrador, va de salida.

Bajo esas circunstancias, tendría que ser el propio gobierno del estado el que aporte los dineros necesarios para la obra.

Por lo menos así sería para el arranque de los trabajos. Ya después se verá si la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quiere ser solidaria con los tamaulipecos y particularmente con los victorenses, y libera los recursos que se requieren.

Por eso nuestra insistencia de que el gobernador Villarreal Anaya tiene frente a si la mejor oportunidad de trascender más allá de su sexenio, tal cual lo hizo su padre hace más de 30 años.

Hasta la fecha, cada que se habla del acueducto “Guadalupe Victoria” se habla obligadamente del ingeniero Villarreal Guerra.

Algo que podría ocurrir también con el doctor Villarreal Anaya si se decide a hacer de la segunda línea del acueducto su obra insignia. Que así sea.

EL RESTO.

ACLARANDO AMANECE.- Ayer decíamos que la Joya de la Corona para Morena en la elección local, era haber consolidado el control del Congreso del Estado, porque a diferencia de lo que ocurre actualmente, en la 66 legislatura, que inicia el uno de octubre reunirá sin problemas los 24 votos que se requieren para reformar leyes y la Constitución sin apoyo de la oposición.

Sin embargo, con respecto a la integración del Pleno decíamos, de manera errona, que Morena tendría por si sola 22 diputaciones (21 de mayoría y una plurinominal).

En realidad, la bancada guinda tendrá entre 18 y 19 asientos en la asamblea legislativa, mientras que sus aliados, el Partido del Trabajo (PT), entre 4 o 5; y el Partido Verde Ecologista de México, (PVEM), 4.

El resto se repartirán entre PAN, PRI, y Movimiento Ciudadano (MC).

De cualquier manera, Morena, PT y PVEM tendrán votos de sobra para aprobar cualquier reforma, y con ello podrán allanarle de obstáculos el tránsito al gobierno de Américo Villarreal Anaya.

La mayoría calificada alcanzará también para desterrar a todos los cabecistas que siguen aferrados a la ubre presupuestal, en posiciones estratégicas y clave para todo gobierno.

ASI ANDAN LAS COSAS.

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