DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.

Terminaron las campañas electorales y, como quien dice, ya estamos bien informados para
votar el próximo domingo. Así que, les quiero comentar, que hace tres semanas me visito
en mi casa Víctor Mendoza, un exalumno de Ciencias de la Comunicación. Trabaja en la
UAT y me explico: habrá un homenaje a los maestros y, en esta ocasión, se quiere enfatizar
la vida de los maestros jubilados. Me hizo varias tomas en video y me hizo notar que el
evento sería el 24 de mayo.
Efectivamente, ese día, el rector Damaso Anaya como es costumbre, hizo entrega de
reconocimientos a los maestros por su dedicación a la docencia. Yo en su momento recibí
igual, por ejemplo, cuando cumplí los 30 años me dieron nombramiento de Profesor
Emérito. El detalle es que, ese tipo de reconocimiento, quiérase o no, estimula por el
trabajo realizado. En mi caso ya tengo 8 años de jubilado y, en pocas palabras, estoy
disfrutando la vida. En ese día, buenos amigos, mejores profesores, vivieron y disfrutaron
la emoción, la felicidad, a su trabajo.
TRABAJAR O JUBILIARSE.
He conocido a mas de un amigo, compañero docente, que por una u otra razón no se quiere
jubilar. Puedo poner de ejemplo al contado Luis Navarro Roso: cuando fui estudiante de
Comercio (licenciatura en Administración Pública, 1974-1978) ya era profesor en la
Carrera de Contador Público: y, cuando yo tengo 8 años de jubilado, el continúa dando
clases. Otros, por ejemplo, me han dicho: si me jubilo, me muero ahí en la casa, aburrido.
En realidad, hay historias de cómo, algunos, efectivamente, se jubilan y luego regresan a
dar clases.
Ahí mismo, en la Facultad de Comercio, recuerdo el caso de un maestro que se jubilo en
diciembre. A finales de enero, se queja en las redes sociales, de que a un mes de jubilado
esta en la casa, que ningún compañero maestro ni exalumno lo ha invitado un café.
Recuerdo que, en aquel momento, le recomendé: invítalos tu. La cuestión, el detalle, es que
después de haber sido profesor de tiempo completo, al siguiente semestre acepto suplir a un
maestro impartiendo tres materias.
DISFRUTAR LA VIDA.
Tengo la certeza de que fue un excelente acierto de la UAT buscar a maestros jubilados. Y
de Víctor Mendoza una mejor elección. Y es que las imágenes del video que realizo
muestran a más de un maestro feliz. Feliz porque se disfruta la vida, porque se hace lo que
uno quiere, porque ya no es necesario dar informes y rendirle cuentas a un jefe. La imagen
de Humberto Rodríguez en el campo y con la visión de un sembradío de nopales, nos da
idea como disfruta la vida.
Me emociono ver la imagen de Martin Jaime, compañero en comunicación, tocando el
piano. Eso me da una idea de como disfruta su jubilación; la música siempre fue parte de su

vida en Radio Tamaulipas; claro, yo hubiera pensado que tocara una guitarra, un acordeón
y no un piano. Recuerdo, por ejemplo, que en una reunión social Guillermo González
Duran nos confesó: siempre he querido tocar el piano y aprender inglés. ¡Ya lo lograría? En
fin, veo la imagen de Amparo Castillo y de Mélida Brito, felices y hasta me pregunto: ¿Qué
chiste se contarían por su franca risa?
Me sorprende la imagen de Silvia Vázquez revisando textos, me da la impresión de que
continúa haciendo trabajo docente; la expresión de Lindoro Duran, no deja la mejor duda
de que disfruta la vida; como la de Mario Vázquez. El exrector José Suarez Fernández
gozando leer; la sonrisa de los cuates Reyes. La expresión serena de Emma Álvarez Chávez
o la imagen de Silvia Casas en el gym son, en fin, todas, imágenes de vivir una vida plena,
donde el estrés laboral queda atrás, en el olvido.
SIN ESTRÉS.
Confieso que mi jubilación la espere, pero llego de manera inesperada. En la Facultad, por
ejemplo, ni se enteraron ni las gracias me dieron. Fue un proceso atípico. Pero, al final, lo
importante es que llegue a una etapa en la cual ya no hay stress laboral: ni llamadas de
atención del jefe, ni reclamos de alumnos. Cuando me jubile un día pregunte en las redes
sociales sobre que tenia que hacer: si dedicarme a escribir, a leer o a tomar fotografías…
recibí varias ofertas de trabajo y, a todas, les dije que no: mi idea de la jubilación fue solo
una: ya no tener un jefe, ya no tener que cumplir horarios de trabajo ni dar reportes del
mismo. Hoy, creo, sinceramente que ahí la llevo: leo menos, pero veo mas televisión,
escribo cuando tengo ganas… y, claro, mes tras mes voy al IMSS por mis medicamentos de
la diabetes.