Concluyeron ayer 29 de mayo las campañas electorales, hasta las 12 de la noche de ese día los candidatos tuvieron tiempo para hacer proselitismo, refrendar o ganarse la confianza de la gente y solicitar el voto. 

Culminaron los tiempos para hacer proselitismo y da inicio la veda electoral, hoy ningún candidato podrá andar en la calle solicitando el voto, tampoco pueden aparecer en los medios de comunicación.  

Acatando las leyes electorales, los candidatos y candidatas deberán estar quietos sin hacer nada que huela a inducción al voto, deben permanecer guardando prudente silencio, solo trabajando al interior con sus equipos de estrategas, esperando el día de la elección. 

Bueno, en teoría así debería de ser, y quizá los que no sepan de estrategias electorales se ajusten y acaten las disipaciones del árbitro electoral, pero la realidad es que en los días de guardar es precisamente cuando se realiza la verdadera campaña. La guerra electoral oscura se recrudece y los mapaches entran en acción.

¿Por qué decimos que inicia la verdadera campaña? Pues porque los tres días previos a la elección es cuando unos y otros se destrozan con estrategias en diferentes frentes, pero se guardan los pedacitos para que nadie se entere, los que saben de operación electoral dan los golpes más duros, pero se preocupan por no dejar rastro incriminatorio, se da la estocada final al adversario, pero se limpia la sangre para que no quede huella ni delito que perseguir. Bueno, en estos tiempos poco les interesa dejar evidencia, lo que buscan es ganar a como dé lugar, sobre todo los que van rezagados. Ya si luego se van a tribunales es otro cantar.

Son los tres días previos al día de la elección cuando los partidos políticos, coordinadores de campaña y operadores políticos de unos y de otros echan a andar la maquinaria caza votos, se recorre el territorio, realizan las reuniones con las estructuras, se hacen los ajustes de los centros de acopio, los puntos de reunión y se explica bien como se realizara la operación del día glorioso para unos, triste para otros, pero donde los involucrados deben de hacer todo lo ya ensayado al pie de la letra para lograr el objetivo final, que no es otro que llevar al triunfo a sus candidatos. 

Expertos en estrategias político-electorales afirman que tres días antes y un día después de la elección no hay buen candidato que duerma y seguramente tienen razón pues saben que les puede pasar la sentencia popular “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”  es decir, dormirse ganados y  despertar perdidos por lo que prefieren apegarse aquello de que, “el que madruga DIOS le ayuda”, razón por la que prefieren permanecen con los ojos muy abiertos, los oídos muy atentos, sin dar tregua ni a su almohada no sea que les quiera robar los sueños. 

Previo a la elección se preparan los escudos, los operadores políticos utilizan ese periodo de “guardar” para moverse en silencio, se tienden redes para cazar a los mapaches de otras especies, si se requiere, resguardados en la oscuridad de la noche se deslizan hasta plantar evidencias contra el adversario, en ocasiones hasta se utilizan siglas adversas a sus colores para confundir, desestabilizar, o que sean otros los que se enfrasquen en denuncias, aunque ellos sean los autores. Ya del recurso humano y monetario que se utilice el día D mejor ni hablamos, por lo general no es cualquier cosa, pues dicen que las elecciones se ganan con votos y pesos.

Todo lo que se tiene que arreglar y desarreglar para ganar una elección se hace prácticamente los tres días previos a los comicios, que, según el librito de los oscuros políticos, hasta buscar y comprar las conciencias de enemigos es recomendable. 

Seguramente las autoridades electorales tienen la ligera sospecha de que ese es el actuar de los partidos políticos y sus operadores, pero mientras no exista evidencia o denuncia, no hay delito que perseguir. 

Claro, no todos los institutos políticos y sus hombres y mujeres tienen la capacidad o saben cómo se hacen las cosas, todo está en el recurso que traigan y la habilidad que tengan para armar estrategias que parezcan limpias y transparentes, apegadas a la legalidad y el día de la elección la situación transcurra de acuerdo a lo programado. 

En fin, la situación es que terminaron los tiempos autorizados para hacer proselitismo, comienza la verdadera campaña, la que se hace los días previos a la elección, en la cual ni los que van arriba en las encuestas con un alto porcentaje a su favor se pueden dormir, porque definitivamente una elección se gana o se pierde de acuerdo al trabajo que se realice los tres días previos a las votaciones y la capacidad de movilización o según sean las necesidades de cada quien, inhibir el voto. 

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