ANECCDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.

RELATO 1.-No es que me preocupe tanto, pero lo curioso nadie me lo
quita, al grado de que no me pierdo detalle de lo que veo en la calle, en
los bancos, en los restaurantes y en los comercios, y que tienen que ver,
sobre todo, con figuras políticas de Ciudad Victoria, Tamaulipas, a
quienes, pocos quieren recordar.
A un lado de mi vehiculo, ya por la noche, se estaciono un automóvil
pequeño de cara marca y de buen aspecto, y de el descendió un
conocido personaje que se dirigió al cajero automático de una
institución bancaria a retirar algo y, eso es bueno, porque mientras
abunde el recurso, otras cosas se olvidan.
Vestía él, un pantalón de mezclilla y una camisa color azul y, alto,
altivo como es, avanzo y avanzo, mientras que yo esperaba que
indirectamente se le escapara un quiebre de cadera, de esos que
siempre lo acompañaban cuando fue presidente municipal local.
En el cajero él no voltio a ver a nadie, solo se concentro en su tarea de
hacer el retiro, sin preocupación alguna.
Desde mi vehículo lo ví cuando entro y salió del banco y, que bueno
porque parece que tiene con que para gozar de la vida.
Lo que me causo extrañeza, no preocupación, fue que su automóvil
color gris o azul fuerte, que por ser de noche provocó confusión,
portaba una placa clásica para las personas minusválidas, lo que de
inmediato me hizo brotar dudas sobre su estado de salud.
Pero él es medico y no se veía mal, pero lo que no entiendo es porque
portaba su unidad una placa que solamente es autorizada para las
personas que padecen de algún mal en serio.
Será o no será, ero no note la diferencia entre el que apenas ví n el
banco y aquel personaje que hace algunos meses ingreso a un
restaurante donde lo más sabroso son las gorditas de guisos y nadie de
los comensales reparo en su presencia,
Saludo de lejos mientras encontraba una mesa y pocos le levantaron la
mano, como si el ex funcionario municipal hubiera dejado un mal
sabor de boca a los victoreases.
Entro solo al lugar, desayuno y miraba para todos lados, como si
extrañara los abrazos y los besos que muchos y muchas por
conveniencia le regalaban
Salió, del restaurante, algo fúrico, porque entendió que su reinado
había concluido y que su mala fama se extendió por la capital
tamaulipeca como un esporádico aguacero.

Y lo mismo le paso en un centro comercial, donde solo y con un carrito
repleto de artículos comestibles y botellas de alcohol llamaban la
atención. Nadie, pero nadie lo pelo.
Estamos en una época electoral y nadie lo ha visto con los candidatos
del PAN, su partido, de temporada.
Ahora se porque no lo invitan.
Porque podría hacer un, Osoooo.
RELATO 2.-Anda en todo y eso es positivo, porque quienes mejor que
los trabajadores de la Universidad sean reconocidos por su valiosa
labor, más aun cuando se han identificado con el nuevo rector, que en
pocos meses multiplica su labor para hacer química con todos.
Y es que el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas,
Dámaso Anaya Alvarado, en la ceremonia de honores a la bandera,
dijo que se reconocerá la trayectoria del personal en el marco del Plan
de Desarrollo Institucional 24-28, que marcara la ruta de la nueva
visión y misión de la institución.
Ante un nutrido personal de la UAT, Don Dámaso les dijo que la UAT
vive un contexto de la renovación y compromiso y da los pasos
necesarios para el cambio, la integridad y el progreso educativo, para
llevar por la mejor ruta a la universidad humanista.
Ese reconocimiento lo hará el rector antes de que finalice este mes.
Así, o algo mejor puede suceder.
E la máxima casa de estudios.
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