ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín.-
LA RABIA ES QUE YA NO SON ADORADOS; HAN SIDO
DESMITIFICADOS
Cuando una nación como México (de un calibre económico tan
representativo en América Latina) vive campañas electorales de la magnitud
que habrán de celebrarse dentro de 28 días, lo primero que se viene a la
mente es cómo saldremos de ese trance, ya no decir atolladero e inmenso
peligro.
Independiente de la guerra por el poder político, batalla eterna desde que
Dios puso al ser humano sobre la faz de la Tierra, lo que más sobresale en
los enfrentamientos entre PAN, PRI, PRD y Morena, PVEM, PT son las
acusaciones graves contra el gobierno del presidente López Obrador.
Acusaciones tan graves que suelen difuminar los asaltos en despoblado
perpetrados por Carlos Salinas de Gortari, que, con el apoyo del PAN,
entonces controlado por Diego Fernández de Cevallos, vendió al país
entero.
Y era tanto el poder y proyecto mega-corrupto con el que el 1 de diciembre
de 1988 llegó al poder Salinas de Gortari, que se dio el lujo de despreciar,
según se dice, las toneladas de dólares que los barones del narcotráfico de
aquella época le ofrecían para dejarlos continuar con el negocio.
Hoy en día, una parte de los beneficiarios de Salinas, empezando por
Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea, Alberto Bailleres,
Carlos Hank Rhon y un exclusivo (y excluyente) círculo de magnates gozan
sus fortunas, a plena luz del día, sin esconderse de nadie y en absoluta
impunidad.
¿Qué fue lo que ocurrió? Que no sólo “purificaron” todas esas monstruosas
fortunas con el apoyo del sistema político, sino que la tragedia de haber
dejado tras de sí a un país en la pobreza extrema nadie la castigó.
AL PUEBLO LE FALTA TIEMPO PARA JUZGAR A SUS
GOBERNANTES; Y CUANDO LLEGA EL MOMENTO, YA SE MURIÓ

¿A qué le tiraba la mafia de Salinas? A que en el devenir de 36 años una
gran mayoría de quienes estaban conscientes del saqueo a la nación, iban
a estar muertos.
Un largo plazo que transcurrió como si hubiesen pasado cinco años. Nadie
supo, nadie vio, y nadie entiende cómo es que 36 años se fueron así, tan
rápido, que los indignados de esa época hoy están sepultados o sus
cenizas reposan en urnas caseras o nichos funerarios o fueron esparcidas
en el mar.
De manera que los saqueos cíclicos que ha sufrido el pueblo mexicano se
“diluyen” por el tiempo, la impunidad y porque los políticos que tienen al país
sumido en las desgracias tienen bien calculado que mientras prometen,
pasa el sexenio, pactan en lo oscurito, y los delitos perpetrados entran a lo
que llaman prescripción o caducidad, ya todo se esfumó de la memoria
colectiva.
El caso es que, sean o no culpables en este caso los presidentes de la
república, o los gobernadores de los estados, como en Tamaulipas pueden
ser Manuel Cavazos, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández Flores, Egidio
Torre Cantú y Francisco García Cabeza de Vaca, el tiempo todo lo destruye.
Esto es, que de una forma u otra el tiempo y los pretextos estuvieron del
lado de los gobernadores, por lo que la recuperación del país como del
estado nunca se dio.
Pese a todo, y sin llegar a ser injusta, tampoco digo que estos gobernadores
se hayan instalado en Casa de Gobierno para andar todo el día de
haraganes. Claro que no.
Pero resulta que las coordenadas de la justicia social nunca fueron
exactamente localizadas. Sólo hubo ciertas aproximaciones.
ANTE LAS NUEVAS GENERACIONES SON UNAS BLANCAS
PALOMITAS
Y sumando eso a la mala memoria del pueblo o al trajín diario al que todas y
todos estamos sometidos, ¿a qué horas o en qué momento habrá tiempo de
sentarnos todas y todos a solicitar que todo el poder de la justicia caiga
contra tal o cual gobernador?
¿Cómo entonces un grupo político es capaz de satanizar a otro, si en el
pasado el primero estuvo a punto de desaparecer al país o al estado, y no
pudo lograrlo gracias a que el tiempo se los impidió o también se murieron?

Y la pregunta más importante: ¿a la hora de las votaciones la gente
recordará esas cuentas pendientes, de quienes ahora se hacen pasar ante
las nuevas generaciones como unas blancas palomitas?
¡Excelente inicio de semana!
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