DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


Una y otra vez AMLO, desde que tomo posesión como Presidente, se asumió como
democrático. En los hechos siempre nos dijo lo contrario: un democrático tiene que hacer
valer los principios de la democracia, entre ellos, la tolerancia, la transparencia, la rendición
de cuentas, entre otras cosas, y claro el respeto a las instituciones democráticas y a la
división de poderes. La relación con la Cámara de Diputados fue, de tanta dependencia, que
proclamaban que “es un honor estar con Obrador” y cumplieron sin chistar sus
instrucciones: ni una coma les cambiaron a sus iniciativas.
En los hechos ya termino el periodo legislativo. Ya los diputados y senadores de MORENA
y aliados fueron a despedirse del Presidente; y este les agradeció que hayan sido
colaboradores, u obedientes, a sus designios o instrucciones. Aún pueden tener un periodo
extraordinario, pero nada de eso, ahora los mandaron a apoyar a sus candidatos, a apuntalar
el plan C, para tener un control completo del Congreso de la Unión.
INVESTIDURA PRESIDENCIAL.
Hace tiempo cuando hice el primer contrato con cablevisión (hoy IZZI) me emocioné
cuando vi en TVE las comparecencias del Presidente, no recuerdo si Zapatero o Felipe
González, en la Cámara de Diputados; emocionado ver cómo, entre el Ejecutivo y el
Legislativo, debatían por las políticas públicas y las acciones gubernamentales. Unos y
otros, aunque se hacían reclamos fuertes, nunca perdían el decoro, pero mostraba como el
Poder Ejecutivo tiene que acudir ante los diputados para defender a su gobierno.
Ingenuamente pensé: ¿tendré chance de ver esto en México?
Cuando gano AMLO la presidencia pensé que había llegado ese momento: como se
etiquetaba como demócrata, pensé que efectivamente llegaba a México el juego
democrático con mayor intensidad; de que, por fin, vería comparecer al Ejecutivo ante los
diputados; y que, unos y otros, razonaban sobre lo mejor para México, defendiendo sus
posturas y proyectos. Me equivoque por completo: AMLO solo fue a rendir su protesta de
ley… luego, no fue ni una vez, porque no podía exponer su investidura presidencial, a que
fuera insultado. Ni el, ni sus secretarios atendieron las peticiones de comparecer… siempre
tenían otras cosas que hacer.
DESTRUIR LA DEMOCRACIA.
No fue necesario que pasaran meses o años, desde un principio AMLO empezó a mostrar lo
que era su proyecto político: destruir el sistema neoliberal, de los contrapesos o que, cuando
menos, cubrían las formas, a uno más descarnado, al estilo del viejo PRI, de cuando el
Presidente era todopoderoso, que era según Mario Vargas Llosa una dictadura perfecta, o
como la calificaba Daniel Cosió Villegas: una monarquía sexenal hereditaria. Lo
empezamos a notar cuando los diputados, una y otra vez, en vez de actuar como contrapeso
se alinearon expresaron que “era un honor estar con Obrador”.

Fue tanta la dependencia legislativa hacia el Ejecutivo que nadie puede olvidar el que
primero se reunieron con el Presidente, luego fueron a sesionar y en menos que canta un
gallo, sin leer, sin cumplir con el protocolo que marca el trabajo legislativo aprobaron todas
sus iniciativas. Mismas que, luego, fueron desechadas por la Suprema Corte de Justicia,
precisamente por no cumplir con el protocolo del estudio, análisis y deliberación, según
fuera el caso.
La acción más antidemocrática fue la destrucción de los contrapesos: primero anular a los
organismos autónomos, porque fueron creador por los neoliberales para favorecer sus
intereses; luego cooptar a los que no podía destruir, como el INE, el TRIFE y a la Suprema
Corte. Y para nulificar al pueblo en su conjunto, sus programas sociales porque, como el fin
lo dice, primero los pobres, porque son fieles. Y a ellos les pide ahora que voten por
MORENA, es el plan c, y Claudia en sus spots electorales, lo deja claro: si el pueblo les
concede la mayoría calificada tendrán, ahora sí, todos los elementos para hacer y deshacer
en el país.
BAÑOS DE PUEBLO.
Y parece increíble: AMLO que tiene una aprobación del 60%, que sabe bien que tiene el
aprecio del pueblo, porque primero los pobres fue siempre su propuesta, no fue capaz de
darse baños de pueblo. Al principio viajaba en aviones comerciales, pero cuando
empezaron los reclamos de mexicanos agraviados, dejo de hacerlo: no se dio baño de
pueblo, por decir, ante los desastres en algunos pueblos: los sobrevoló, como hizo en el sur,
allá por su tierra; cuando fue el desastre en Acapulco fue, sí, pero a las instalaciones
militares, no recorrió la zona afectada.
¿Por qué, si el pueblo lo ama, no se dio baño de pueblo? Su justificación lo que sucedió en
algunos lugares: las protestas de unos y otros, maestros o trabajadores, que explico una y
otra vez, eran manipulados por los conservadores, sus enemigos, y que no podía exponer a
un agravio su investidura presidencial. Así está a punto de concluir su periodo de gobierno.
Ha dicho, una y otra vez, que se ira a su rancho, a leer y escribir, hagan de cuenta, sus
memorias, cuando la percepción es que va a continuar como un líder moral, muy al estilo
de Plutarco Elías Calles.
DOS VISIONES.
Hay dos visiones sobre el resultado de la elección presidencial. Para unos, los morenistas y
seguidores, el arroz ya se coció; que la candidata morenista tiene el triunfo asegurado. Sin
embargo, la oposición revira: si están tan seguros del triunfo, porque tanto empeño en
atacar a la oposición, por ello, le dicen que el arroz aún no se coce y Xóchitl Gálvez ahora
salió con que ya rebaso a su opositora. Claro, pocos o nadie le cree, precisamente por el
desprestigio de buena parte de las encuestadoras. Veremos pues, que sucede el 2 de junio.