DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


Andrea García García es una joven con experiencia legislativa y es, actualmente, la
candidata de Movimiento Ciudadano al Senado. Reconoce que hay un piso muy disparejo,
que se enfrenta a candidatos con amplios recursos y que es evidente en los actos de
campaña y en la publicidad. Con todo y eso, asegura, con optimismo y mucho ánimo que su
propósito es motivar a los jóvenes para que voten, por eso, una de las estrategias es usar las
redes sociales.
Las campañas políticas siempre tienen un propósito: convencer a los ciudadanos para que
voten a favor de uno u otro candidato. Y uno de los problemas que enfrentan partidos y
candidatos es la abstención de un porcentaje muy alto, que en algunas elecciones ha llegado
hasta el 50%. Y dentro del núcleo abstencionista, el más notable, es el de los jóvenes. Por
eso, que Andrea intente motivarlos es, a todas luces, una buena estrategia, llegarles por las
redes sociales.
EXPERIENCIA LEGISLATIVA.
Andrea cuenta con dos factores positivos, y claro, uno negativo. Vale consignar que es una
joven que, tiempo atrás, tuvo la oportunidad de trabajar 6 años en el Senado. Que en
principio lo hizo como asesora; fue así como conoció, de principio a fin, el trabajo que ahí
se realiza, desde el operativo, el organizativo, el de apoyo y coordinación. Ya luego asumió
la titularidad, como era suplente, asumió el cargo cuando la titular se fue a otro cargo de
elección popular.
Esa experiencia es invaluable. Fue la senadora más joven en la historia del Senado. Presidio
la Comisión de Desarrollo Municipal y fue integrante de otras comisiones, entre ellas:
Asuntos Indígenas, Comunicaciones y Transporte, Juventud y Deporte, Salud y Seguridad
Publica. Y esa experiencia legislativa, no me cabe la menor duda, le dio la oportunidad de
conocer de cerca, de escuchar de viva voz, las necesidades, las inquietudes, la problemática
pues, que aqueja a los mexicanos.
ANIMO Y FORTALEZA.
La he visto, la he escuchado, como senadora participando en eventos en la Cámara, me
consta su entrega y trabajo. Y ahora la observo en campaña; recorre comunidades ejidales,
mercados y tianguis, se reúne con trabajadores, con empresarios, campesinos y jóvenes. Y
la veo segura, firme en sus palabras y en sus propuestas. Es firme cuando dice: “Nosotros
no vamos por fuero. No vamos por dinero. No vamos por presupuesto: Vamos por un
cambio”. Como bien dicen es: inteligente, joven y con experiencia, orgullosamente
tamaulipeca”.
Hace días en la rueda de prensa que ofreció en la capital tamaulipeca, una compañera
columnista le dijo: “Me sorprende tu ánimo”. No alcance a escuchar su respuesta, pero creo

que proviene de su condición de mujer, joven, comprometida con una generación y con una
problemática social, como es la educación, el campo y el futuro de los jóvenes.
NO HAY IMPROVISACION.
Con Andrea no hay improvisación: es una joven con una vasta formación profesional y me
quiero detener en sus dos formaciones ultimas: La maestría en Gobierno y Políticas
Públicas e igual la maestría en Gobernanza y Derechos Humanos. En pocas palabras, en
conjunto, se puede decir que tiene conocimientos y experiencia en el quehacer político, en
el gobierno y en la agenda pública dirigida a resolver los problemas mas álgidos del
México (y de Tamaulipas) actual.
Con lo anterior busco hacer notar una diferencia sustancial que, muchas veces, encontramos
en los legisladores. Aún recuerdo como Armando Zertuche, que presidia el Congreso
Local, explico que tenían que contratar asesores porque ellos, los diputados locales de
Morena, desconocían los procedimientos legislativos. Y se puso de ejemplo: que el es
psicólogo…que sabe, o que sabía, pues de la problemática local, social, educativa y
legislativa.
JOVENES DESPOLITIZADOS.
Espero que el ánimo de hacer política de Andrea se contagie; que se multiplique entre
jóvenes y adultos, que se animen a participar, y a votar el 2 de junio. Los jóvenes por lo
regular se comportan en lo general como despolitizados y no participan, no votan; y
muchos adultos igual, si saben de política, pero hastiados de que todo siga igual, prefieren
no votar, ser partícipes del abstencionismo.