DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.

Hace días converse con un amigo, versado en la cuestión electoral, y me confirmo lo que en
más de una ocasión he señalado: la política, su ejercicio, está en peligro. Categóricamente
me dijo: creo que, por primera vez, no voy a votar. Si reviso la lista de las candidaturas
locales no veo alguien que merezca mi voto. Su expresión me hizo recordar que los partidos
políticos son los responsables de ofrecernos candidatos; y, por la expresión, no son los
mejores: ni por experiencia, ni por conocimientos, menos por imagen pública.
El político en México, por ende, en Tamaulipas, está muy desprestigiado. En las encuestas
de aceptación o aprobación, siempre salen muy por debajo de los profesores, de los
sacerdotes y no se diga de los militares. Si hacemos caso a las encuestas, en este momento,
solo AMLO la libra de manera individual. Y es que, las más de las veces, no pueden repetir
las palabras del poeta: cruzar el pantano y no mancharse. Hasta la fecha, la praxis política
solo evidencia corrupción y nuevos ricos.
NOBLEZA DE LA POLITICA.
Todas las profesiones o actividades del hombre, la política destaca por una sencilla razón:
su propósito, en esencia, es solo uno: servir a la sociedad. La política es, para unos, el arte
de gobernar; para otros, la mejor forma de resolver los problemas que se presentan en la
comunidad. El político al tener como propósito alcanzar el poder, es para eso: la naturaleza
del Estado es la de administrar a la sociedad, su riqueza, para crear las condiciones e
infraestructura para su desarrollo. Por eso, hace muchos siglos, Platón recomendaba que el
gobernante fuera el mejor hombre.
El devenir de la sociedad nos enfrenta a una realidad: quienes han gobernado, aquí y en
otras partes, no cumplen con su tarea por una sencilla razón: cada vez, en todos lados, hay
más pobres, lo que significa que la riqueza creada no se reparte por igual. Pero, eso sí, en
todos lados y México no es la excepción: cada vez hay más ricos, que son los que
concentran la riqueza del país, de la entidad o de la zona. Y la culpa, sin duda, es porque los
políticos han gobernado mal; pero también, ni como negarlo, de los ciudadanos, que han
elegido mal.
PELIGRA LA POLÍTICA.
El ejercicio de la política tiene varios enemigos. Uno de ellos, identificado incluso por Juan
Jacobo Rousseau, fue la demagogia: el arte que al paso de los años los políticos han
perfeccionado para engañar al pueblo. Por eso AMLO se hizo del poder, porque enarbolo
como bandera no engañar al pueblo. Y el político con su verborrea, con sus habilidades
oratorias, miente una y otra vez al pueblo, lo manipula. En fin, dicen que se puede engañar
una y otra vez al pueblo, pero no siempre. Esa es la cuestión.
Otros peligros hacia la política es la apatía, la abulia, con que el pueblo ve la actividad
política: lo observamos en los procesos electorales, en algunos casos, ha votado menos de

la mitad de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Ese detalle convierte en realidad
una decisión tomada por una minoría. Si votan 50 de cada 100, y hay tres candidatos, con
votación pareja, resulta que gana el que tenga un voto más: luego entonces, hagan de
cuenta, que 20 de cada 100 deciden quien debe gobernarnos.
LOS JOVENES Y LA POLITICA.
Por regla en México los jóvenes no votan. Son mayoría en el padrón electoral e incluso, en
algunos procesos electorales han llenado las plazas en favor de un candidato presidencial,
pero al no votar, desperdician una oportunidad y dan margen, precisamente, a que la acción
de la política se distorsione. Por eso me sorprenden las palabras de Andrea García García,
candidata de MC a la senaduría: Que la fórmula de su partido le apuesta a los jóvenes, que
ella y su compañero de fórmula David Cordero (Lic.dacor) son jóvenes y a través de las
redes sociales buscan impactar a los jóvenes.
Elección tras elección, se repite el esquema: los jóvenes pueden cambiar el rumbo de la
política; la cuestión es su escasa participación, de ahí que la propuesta de los candidatos del
MC a la senaduría tamaulipeca busque romper una inercia y, efectivamente, se conviertan
en una opción real. En este caso, el hecho que Andrea haya sido la senadora más joven del
país, es una magnifica experiencia que pone al servicio de los electores. Lo malo, muy
malo, es que reconoce que el piso no está parejo y, quiérase o no, la diferencia en recursos
económicos hace la diferencia.
Saúl Barrientos, un joven escribió en las redes sociales una reflexión sobre la canción de
Maynes, y puntualiza: “Conozco y reconozco a gente capaz en Movimiento Ciudadano, en
Morena, en el PRI, en el PAN, en el PRD y en otros partidos, pero también conozco a personas
a las que no les dejaría el futuro de mi familia en sus manos”.
CASTIGO A LOS POLITICOS.
Los ciudadanos castigan a los políticos, se entiende que a los malos. Lo hemos visto en
distintos procesos electorales: le quito el poder al PRI, tanto a nivel nacional como a nivel
estatal; igual, se lo dio al PAN en Tamaulipas solo una vez, a nivel nacional dos sexenios; y
ahora lo tiene MORENA. La percepción es que en la elección del 2 de junio el voto
mayoritario será favorable al partido del Presidente AMLO. Sera, sin embargo, una nueva
experiencia ser testigo de cómo se desarrolla la elección en Tamaulipas, puesto que está
comprobado: el partido en el poder de manera cíclica vive tensiones y conflictos internos
por la disputa del poder… y eso, al menos en la definición de candidatos ha sido evidente
en varios municipios.