Columna Rosa, sólo para Mujeres.

Por Lic. Bárbara Lera Castellanos.

Un tema dentro de las principales causas de preocupación en la sociedad mexicana, es lo relacionado con los feminicidios de niñas.

Este delito sin duda, es uno de los temas que más estupor y dolor causa a las familias mexicanas, por ser las víctimas lo más frágil de la estructura social y mayor impotencia produce a los seres humanos bien nacidos.

Para darnos una idea de lo impactante del tema, en 2020, fueron víctimas de feminicidio 112 niñas y adolescentes (de 0 a 17 años), esto representó el 11.5% del total de feminicidios en el país, con un incremento de casi 18% respecto a 2019. Además, 4 de cada 10 adolescentes habían experimentado algún tipo de violencia sexual.

Más grave aún nos muestran las cifras, cuando trasciende que entre diciembre de 2018 y diciembre de 2022, se registraron 299 feminicidios de niñas y adolescentes.

Por lo anterior, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) «México es el primer país del mundo en abuso sexual de menores».

Sin embargo, se sabe que existe una clara desinformación de las cifras citadas, cuando se conoce que cada año en el país son asesinadas más de 3 mil mujeres, niñas y adolescentes, aunque solo alrededor de un 24% de esa cifra se contabiliza como feminicidios.

Por lo citado, reconoce María de la Luz Estrada, directora del Observatorio Nacional del Feminicidio que «Las autoridades quieren plantear que los feminicidios y las desapariciones están disminuyendo cuando los contextos de violencia que viven las mujeres son más graves y más complejos. Pero lo que no están haciendo es subir los datos adecuadamente para que no aparezcan en los registros” (El País, 1 de diciembre 2022).

Las organizaciones feministas y de la sociedad civil, sin embargo, señalan que es muy probable que ese número sea mucho mayor por los problemas que existen en las fiscalías y los tribunales para investigar y juzgar con perspectiva de género. Y por qué no decirlo también, por la falta de voluntad a la hora de desarrollar políticas públicas y asignar recursos en el presupuesto.

Un reciente estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística (Inegi) señala que a la par, en los últimos años, se ha producido un incremento de los delitos sexuales contra niñas y adolescentes, las denuncias por violencia familiar, los delitos de trata de chicas muy jóvenes y los feminicidios infantiles. En total 59.141 delitos, solo en 2022, donde la víctima tenía entre 0 y 17 años.

A medida que las mujeres crecen, la violencia también aumenta. El Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal (CNPJE) de 2023 muestra que en el caso de las niñas y adolescentes de 0 a 17 años, la violencia familiar también es el delito que ocurre con más frecuencia, con 22.271 casos este año, en el que se registraron 2.588 delitos con víctimas niñas de 0 a 4 años y 8.058 casos en adolescentes de 15 a 17 años. Así, la violencia familiar ocurre aproximadamente el doble de veces en las niñas que en los niños y se incrementa conforme las mujeres se hacen adultas. Por el contrario, en los hombres disminuye durante la última etapa de la adolescencia.

En 2021, 41.8 % de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (antes de cumplir 15 años). delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años y ocurrió 4.7 veces más en niñas que en niños de esta edad, con 4 197 y 884 casos, respectivamente.

La violencia contra las niñas y los niños incluye la violencia física, sexual y emocional, así como el abandono y la explotación de menores de 18 años. La violencia contra las niñas y los niños puede ocurrir en el hogar y en la comunidad. Puede ser perpetrada por cuidadores, compañeros o extraños.

Las niñas reciben más agresión psicológica (gritos, descalificaciones o insultos) que los niños, como método de disciplina: (54% y 52.2%, respectivamente).

La violencia en la niñez es un problema multifacético de manera que debe afrontarse simultáneamente:

1) Buscar información acerca de crianza positiva.
2) Ayudarles a hacer frente a riesgos y desafíos.
3) Modificar actitudes y normas sociales que fomenten violencia.
4) Promover la búsqueda de apoyo de profesionales.