CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

Dentro de 10 días se vence el periodo de seis años para el que fue electa presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, (Codhet), Olivia Lemus.

Pese a ello, hasta el pasado viernes el Congreso del Estado no había emitido la convocatoria respectiva para buscar a la persona que sucederá a la reynosense.

El hecho es, sin duda, una muestra más de la poca importancia que desde los poderes públicos se le da a la instancia encargada de la defensa de los derechos humanos de los tamaulipecos.

Y es que, ante la cercanía del 18 de abril, el día que concluye su mandato Lemus, la designación del nuevo presidente o presidenta de la Codhet se hará a destiempo, o lo que es lo mismo fuera de los plazos establecidos por la ley.

Suponiendo que sea hoy lunes cuando el Congreso del Estado emita la convocatoria respectiva, todavía habrá que esperar a que venza su vigencia. Luego, habrá que desahogar todo el procedimiento legislativo, que incluye la revisión de los expedientes de los aspirantes y una entrevista con cada uno de ellos para escuchar las razones por las que quieren presidir el organismo.

Al final, habrá que llevar el dictamen que resulte ante el Pleno Legislativo, para que los diputados elijan a la nueva persona titular de la Comisión.

Entonces, por más que se apuren, los diputados ya van a destiempo, lo cual, insisto, solo confirma la poca importancia que desde las instancias de gobierno se le da a la defensa de los derechos humanos.

Desde este espacio, he señalado que ha prevalecido y prevalece un evidente desprecio por la tarea que realiza el organismo. La Codhet existe porque la Constitución lo mandata. Solo por eso.

Pero, hay que decirlo, no es un tema nuevo o propio de algún gobierno en específico. Así ha sido siempre, desde la creación de la Comisión. Todas las administraciones, las priistas y la panista, ningunearon al organismo. Lo convirtieron en una instancia burocrática más.

Por eso, ojalá que el gobierno en curso, el que encabeza el doctor, Américo Villarreal Anaya, se decida a fijar un antes y un después en materia de defensa de derechos humanos.

Siempre será más sano para un gobierno tener a alguien que le señale, con imparcialidad y objetividad, los errores, y ese papel lo haría muy bien la Codhet.

Para ello, se necesitaría, como primer paso, que el proceso de elección del nuevo presidente o presidenta se haga con total transparencia y sin el clásico dedazo gubernamental, para que quien sea designado sea el que más méritos tenga y no el que decidan en Palacio de Gobierno.

A la vez, se requeriría que se le otorgue al titular de la Codhet libertad plena para ejercer su tarea, de manera que cuando haya que criticar al gobierno lo haga sin riesgos de revanchismos.

Ojalá y el gobierno de Villarreal Anaya se atreva a dar ese paso. Sin duda haría historia.

EL RESTO.