ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín.-
EN REYNOSA URGE QUE ESA FAMILIA DEBA SER SOMETIDA AL
ORDEN
En Tamaulipas la batalla electoral entre las coaliciones de Morena, PVEM y
PT con la conformada por el PAN y PRI es, a primera vista de la ciudadanía,
como una nueva y más retorcida versión de los llamados “rituales del caos”.
La primera, que enarbola el proyecto de la “Cuarta Transformación” y es
conocida como “Sigamos Haciendo Historia en Tamaulipas”, carga la
enorme y delicada responsabilidad de estar en el poder.
Básicamente Morena tiene la Gubernatura, el Congreso Local y la mayoría
de los 43 ayuntamientos de la entidad, un poder que no sólo le representa,
después de que Tamaulipas vivió por muchas décadas la hegemonía del
PRI y un sexenio del PAN, el auge de una diversidad política que tiene su
punto de encuentro en el partido fundado por Andrés Manuel López
Obrador.
El otro escenario es la alianza “Fuerza y Corazón X Tamaulipas”, donde
PAN y PRI proyectan, también en una menor proporción de diversidad
política, y sin soslayar aspectos forzosamente contradictorios de dos
fuerzas políticas que históricamente han sido enemigas, un contexto
complementario (creado casi resignadamente) ante la necesidad extrema
de enfrentar a Morena definido como la nueva jerarquía del poder en
México, y contra quien todas las fuerzas políticas “tiran a matar”.
Ese panorama que se cierne sobre toda la ciudadanía y que suele apuntar a
una especie de caos, altera sin duda la visión que la misma gente tiene
sobre el futuro político del país y de Tamaulipas.
Pese a todo, la trascendencia del partido en el poder, es decir, Morena, no
tiene discusión, es incontestable, y su influencia en el electorado suscita un
gran nerviosismo en la oposición PAN-PRI, pero sobre todo un proyecto que
difícilmente podrán realizar al 100 por ciento, pues la población continúa
reconociendo al presidente López Obrador como un líder transformador.

¿CUÁLES SON LOS ÁNIMOS DE LOS TAMAULIPECOS EN ESTA
CONTIENDA ELECTORAL?
Una cualidad (la anterior) que le beneficia grandemente a la candidata
presidencial Claudia Sheinbaum y a la mayoría de las y los candidatos de
Morena, PT y Verde que aquí en Tamaulipas disputarán alcaldías,
diputaciones locales, diputaciones federales y senadurías.
Apoya desde luego el liderazgo del gobernador Américo Villarreal Anaya,
marcando pautas, esperanzas, proyectos y generando obras monumentales
como, por ejemplo, la que resolverá la crisis hídrica que vendrá a
tranquilizar a la ciudadanía y dará un gran impulso a la entidad a fin de
sostener su competitividad y fluidez económica en el plano nacional e
internacional.
Claro que la oposición va en contra de esas transformaciones ya
concebibles por la gente, a las que de alguna manera les buscan una serie
de defectos a fin de que pierdan su lugar estelar en el ánimo del electorado.
A esa consigna opositora, se le atraviesa a Morena la llamada “maldición de
fin de sexenio”, de la que nadie puede objetar no ha ocurrido siempre, como
en este siglo la padecieron Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña
Nieto, sin olvidar que a finales del siglo pasado Ernesto Zedillo tuvo que
improvisar un “cambio democrático”, sacando de la jugada a Francisco
Labastida, y despresurizando la infecta atmósfera política y social.
Porque si Zedillo no lo hubiera hecho de esa forma, vaya usted a saber si
estuviéramos aquí hablando en estos términos.
No obstante, Vicente Fox, su sucesor, nadie puede reconocerle grandes
cualidades políticas ni de cambio como las prometió, salvo que Martha
Sahagún hizo de las suyas durante todo el sexenio.
Retomando el hilo del tema central: ¿Cuáles son los ánimos de los
tamaulipecos ante esta elección presidencial y de un sinfín de cargos
públicos?
En lo que concierne a Morena es urgente fortalecer el liderazgo de la
presidenta del partido. Me refiero a Yuriria Iturbe, pues no por las
complicaciones en Reynosa con “Makito”, se le vaya a contaminar todo el
ambiente estatal, donde las oportunidades no sólo se basan en un
optimismo político sino en que la gente sigue creyendo en AMLO.
La urgencia es esfumar del horizonte las adversidades en la frontera, que
de no ser superadas hablarían muy mal de una dirigente incapaz de

controlar un simple vaivén propiciado por una familia que debe ser sometida
al orden.
¡Feliz fin de semana!
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