DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.

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Todos los días ya por costumbre leo la información política. Y confieso que estor
sorprendido por lo que está sucediendo rumbo a la elección del 2 de junio; presidencial, de
senadores y diputados locales; además, en 9 entidades habrá elecciones locales, de
gobernador y en otras de diputados locales como de Presidentes Municipales. Los electores,
los que vamos a decidir el rumbo del resultado, de quien nos va a gobernar, estamos hasta
la saciedad de información: mucha de ella, falsa, insuficiente, tergiversada o con alguna
manipulación. Creo que, en serio, ningún candidato se escapa.
Lo que me sorprende, sobremanera, la información negativa sobre algunos candidatos, que
no necesariamente es falsa, pero que, en la guerra sucia, de unos contra los otros, salen a
relucir trapitos sucios. Nos enteramos, día con día, de cómo la soberbia, el egoísmo, la
corrupción sobre todo de quienes nos gobiernan, provoca que haya malestar en la
población. Sabíamos que la pudrición de la clase gobernante era la corrupción… creímos
que era menos, por eso de que, dice AMLO los de MORENA y la 4T “no somos iguales”.
LA GENERACION DE PEÑA.
Los gobiernos neoliberales cuando se dieron cuenta que tenían que vacunarse contra la
corrupción, que ya los golpeaba en las elecciones, fueron creando instituciones para
prevenir y castigar ese tipo de conductas. Así nació, por decir, el esquema de las
Contraloría; aunque ya existía la Auditoria Superior de la Federación. Luego aparecieron
esquemas de rendición de cuentas, de acceso a la información y transparencia. Sin
embargo, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se fueron con todo. Hagan de cuenta que,
pensaron, si no es ahora, cuando.
Es famosa la fotografía que tuvo mucha difusión de Enrique Peña Nieto con un grupo de
gobernadores; los llamo, la nueva generación de políticos. La cuestión es que, como fue
pasando el tiempo, buena parte de ellos fueron acusados de corruptos, detenidos y hasta
juzgados. Todos sabemos sus nombres, pero fue sintomático lo que Karime Macías,
cónyuge en ese entonces del gobernador de Veracruz, como un mantra escribió páginas y
páginas en su diario de: “Merezco abundancia” y agarraron todo lo que pudieron.
NO SOMOS IGUALES.
Combatir la corrupción, y sentenciar que no “somos iguales” es la narrativa de AMLO para
aniquilar a sus antecesores y como no roban, no traicionan ni engañan al pueblo, parte de
las acciones de la 4T ha sido aniquilar a los organismos autónomos. Sin embargo, lo que
oculta la conciencia y el engaño, el tiempo lo descubre, porque las acciones de corrupción
siempre van dejando huella. Las obras magnas van descubriendo los errores de las prisas,
los sobreprecios, corrupción en toda la extensión de la palabra.
Y si Santiago Nieto y Cesar Yáñez nos mostraron con sus bodas que son parte de la 4T,
pero no comparten sus principios de pobreza franciscana, ahí tenemos que Roció Nahle

García, la zacatecana que ambiciona gobernar a los veracruzanos, como titular de la
Secretaria de Energía mostro su verdadera cara, de político vulgar que ambiciona riquezas.
Al menos ya le descubrieron casas y departamentos y, uno de ellos, pagado en parte en
efectivo. Incluso, ya fue acusado formalmente de enriquecimiento ilícito.
Hacer un recuento de que, efectivamente, la clase política gobernante es igual o peor, nos
faltarían cuartillas. Y es que, a lo largo y ancho del país, los ciudadanos se van dando
cuenta de que pie cojea cada uno de sus gobernantes.
LO PEOR DE LA SOCIEDAD.
Cuando se hacen encuestas para evaluar o calificar, digamos, la honestidad o el correcto
actuar, siempre aparecían los sacerdotes, el ejército, los maestros, como los mejor
evaluados. Y los políticos, principalmente los legisladores y gobernantes, como los peor
evaluados. Difícil que, unos y otros, pudieran afirmar que al terminar de gobernar podían
saludar y mirar los ojos de sus vecinos… en Tamaulipas, por decir, nadie desconoce el tipo
de gobernantes que hemos tenido.
Si preguntamos a AMLO diría que lo peor de la sociedad son los ricos y la clase media;
esta última, porque es aspiracionista; y que lo mejor de la sociedad son los pobres, porque
son fieles, leales. Creo, sin embargo, que a la larga con todo y que los políticos tienen, o
deben tener, una vocación de servicio, nos damos cuenta que no siempre lo son… terminan
siendo ricos.
POLITICO Y EL DEFRAUDADOR.
Hace tiempo le pregunte al director de un penal: de los que están ahí, presos, quienes son
los peores. En ese entonces, trabajaba como oficinista en el juzgado penal, les tomaba las
declaraciones a los presos. Y su respuesta fue: los defraudadores. Los asesinos hay muchos
que tienen razones para serlo, igual los que roban. Pero los defraudadores, me explico: son
inteligentes, pacientes, estudian a la víctima, desarrollan acciones y te birlan el dinero.
La descripción que hace del defraudador, creo que más de un ciudadano, pensaría en el
político: de solo pensar que todo lo que se dice, por ejemplo, de los hijos de AMLO, de sus
amigos, del tráfico de influencias, de los contratos… me dirán, siempre así ha sido, pero no
pregonaban como hoy, que “son diferentes”.
Acaba de pasar la Semana Santa, más de uno debió recordar la expresión de Jesús: “Aquel
que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.