Victoria y Anexas/Ambrocio López Gutiérrez/
La tranquilidad con la que se desarrolló el proceso para elegir a Dámaso Anaya Alvarado en la rectoría de la Universidad Autónoma de Tamaulipas demuestra, entre otras cosas, que la situación ha cambiado en nuestra entidad, que la máxima casa de estudios no podía seguir al margen de los cambios, además quedó claro que las fuerzas conservadoras que servían a los intereses de Francisco N carecen de sustento para mantener espacios importantes. Durante el breve interinato del veterinario hubo señales de que su elección sería tersa ya que los primeros en sumársele en forma estridente fueron algunos de los más cercanos seguidores de Guillermo Mendoza; otros, demostrando algo de vergüenza, prefirieron desaparecer de los escenarios.
Cuando Dámaso llegó como interino ya había cambiado el mapa político de Tamaulipas pero antes se había transformado ya el mapa electoral de toda la república. La asociación delictuosa que impuso al contador Mendoza Cavazos se amparó durante su breve gestión en la autonomía universitaria a la que Cabeza de Vaca jamás respetó ya que sus personeros se destacaron sólo por el saqueo de las arcas públicas, incluidas las de la UAT. Las autoridades correspondientes se encargarán de deslindar responsabilidades, sin embargo, creo prudente mencionar aquí que pasarán años para que muchos universitarios superen los actos de represión, de acoso laboral que se reflejó en mudanza de centros de trabajo y despidos injustificados. Las administraciones de Jesús Lavín Santos del Prado, de Enrique Etienne Pérez del Río y de Guillermo Mendoza Cavazos serán recordadas como las más nefastas en la historia reciente.
Estoy seguro de que Dámaso tiene o tendrá sobre su escritorio los nombres y las semblanzas de la élite dorada, unos cuantos hombres y mujeres que tuvieron acceso a varias nóminas. Hay personas que no tuvieron límites pues cobraban su tiempo completo como profesores, recibían otro sueldo y compensación como funcionarios y los más voraces también cobraban en el gobierno de Cabeza de Vaca. Conocí a talentosos caballeros y discretas damas que, aparte de tener todos los privilegios en la UAT y en el gobierno todavía seguían facturando por cursos y/o conferencias magistrales. Los beneficiarios del poder vacuno, dentro y fuera de la Universidad, se sirvieron con la cuchara grande y, como la ignorancia y la codicia son atrevidas, confían en seguir cobrando sus quincenas y facturando durante los próximos años.
Una vez que se dio a conocer el triunfo contundente de Dámaso Anaya puede decirse que, cumpliendo las formalidades estatutarias, el MVZ será rector de la UAT por los próximos cuatro años. Las naturales reacciones principalmente en las redes sociales le fueron favorables pues directivos de facultades y unidades académicas se apresuraron a felicitarlo deseando que su gestión enaltezca a la institución. La doctora Elsa Fernanda González Quintero, directora de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, fue de las primeras en pronunciarse a favor del rector de la transformación.
El maestro Anaya Alvarado convenció a la mayoría de los profesores y estudiantes quienes le entregaron su voto. Algunos prefirieron abstenerse, unos cuantos criticaron el proceso pero la mayoría de las opiniones captadas por un servidor son de esperanza: “Este es el rector de la cuarta transformación”. “No me importa que sea pariente del gobernador porque ha trabajado muchos años como maestro de Veterinaria”. “Demostró respeto por las mujeres y los estudiantes”. “Con Dámaso habrá ética y conciliación”.
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