Opinión pública

Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Nuevos aires soplan en la UAT: Llegó la
democracia que elegir Rectores y se da oficialmente la participación de la
primera mujer como aspirante.
La votación directa se había establecido años atrás pero sin
competencia, con un solo candidato “dedeado” por grupos fácticos de poder
–“lo que digan los porros”, como en alguna ocasión respondió a la prensa
José Manuel Adame Mier- o desde Gobierno del Estado.
Con un solo candidato ¿es democracia?. La última imposición fue la de
Guillermo Mendoza Cavazos, el que renunció en un mar de corruptelas, o lo
renunciaron.
No es que el voto directo de maestros y estudiantes llegue tarde, sino
que lo retardó la nomenklatura en turno -los gobernadores- con fines
aviesos e inconfesables.
Se consuma con la llegada de la 4T, la mano de Américo Villarreal, y fija
un precedente del cual los universitarios de Tamaulipas deben sentirse
orgullosos: La elección directa de Rectores solo se da en 9 universidades
públicas de México, de las cientos que existen.
La máxima casa de cultura local es de las pocas, algo que a lo mejor la
presente generación no valora en toda la extensión, pero es un privilegio de
libertad que se irá consolidando en los próximos años.
Ni la Universidad Nacional Autónoma de México -aun con toda su
autonomía desde 1929- nombra a su Rector por voto directo. Es un grupo
de “notables” que reciben línea de Presidencia o de factores de poder en el
sistema educativo.
Menos instituciones como el Politécnico Nacional, la Pedagógica
Nacional o el sistema de Tecnológico Nacional, o las casas de cultura que
no gozan de autonomía ni en el papel -menos en la práctica-, como la
Veracruzana, de Colima, Guadalajara (la Autónoma de Guadalajara es la
particular) y Guanajuato, entre otras.
Son regiones conservadoras que le temen a la democracia.
La de Tamaulipas alcanzó autonomía desde 1967, pero las hay que
dependen directamente, en lo político y administrativo de los gobiernos
estatales.
Factor del juego democrático que vive UAT, con el visto bueno de
Palacio de Gobierno, es el Rector Interino Dámaso Anaya Alvarado, un
auténtico universitario con experiencia de 33 años en el gis, y que sigue
dando sus clases día con día pese a la alta responsabilidad que tiene.
Se da tiempo para todo. Este miércoles acudió a dar su clase de
Alimentación de Ganado, quinto semestre en la facultad de Medicina

Veterinaria, y 45 minutos después emitió el voto en la urna instalada en la
Biblioteca Central de la escuela.
Y no cambiará dijo, si gana la elección de Rector por los próximos cuatro
años, como parece, seguirá impartiendo en el aula.
Primer Rector que lo hace. Sus antecesores, con tiempo completo, se
olvidaron del gis para dedicarse a las tareas rectorales y, al terminar, jamás
regresaron al campus (ejemplos sobran).
Dámaso es madrugador, a las siete de la mañana imparte cátedra, lo
que le ha permitido combinar tareas académicas con desempeño público,
ya como regidor, dirigente cenopista o secretario de Desarrollo Rural.
No lo dijo -porque el voto es secreto-, pero este miércoles Anaya votó
por su candidatura. Va a ganar, su triunfo se conocería después de las seis
de la tarde, aunque los resultados oficiales se darán hasta el viernes cuando
la asamblea universitaria se reúna a las doce del día.
Más tarde, a las 10:30 horas fue a las urnas su contrincante Juana
Maribel Soberón García, directora de la preparatoria No. 3 en ciudad
Victoria, quien tendrá el privilegio de ser la primera mujer que participa en
más de 70 años de historia de la UAT.
Dijo no sentirse en desventaja por ser mujer, cuando buen número de
ellas son directoras en el campus universitario, y tiene confianza en el
proceso electoral.
Son los nuevos tiempos que vive la universidad, los de la Cuarta
Transformación, que ya no tienen reversa. La UAT se adelantó a los
tiempos de la democratización para elegir a sus autoridades. Las que
llegarán tarde son la inmensa mayoría de sus similares en México.
Tema aparte, le dimos una “vueltecita” a los eventos de precampaña de
aquellos que buscan alcaldías. Nos quedan a deber: Programaron –
reportaron al INE- 671 y cancelaron 552. La experiencia es que deben
desaparecer las precampañas.
Abundaremos quiénes son y sobre los gastos de precampaña, que la
verdad no reportaron al árbitro, cuando debieron hacerlo.
Nos reportan de Tula que la Policía Estatal trae buen negocio con el
decomiso de motos por falta de cascos de sus conductores. El martes
recogieron 30 aparatos y 22 el jueves, principalmente en la zona rural donde
las familias no tienen ni para la gasolina. Hay protestas e inconformidad.
El negocio, dicen, es para el Comandante de la GE que vende los
cascos en dos mil pesos, y para el dueño de las grúas, Rubén Villanueva,
“El Abuelo”, precandidato del PRI a la alcaldía, quien cobra 1,300 por el
arrastre. Más el corralón.
Es algo que con seguridad repercutirá en la votación del dos de junio,
cuando la corporación que lo hace depende del gobierno morenista.
Al alcalde Antonio “Láminas” Leija le conviene y colabora con sus
agentes de tránsito. Aumenta intención del voto.