La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El ex Canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, optó por la salida correcta: negociar con la candidata presidencial de MORENA, Claudia Sheinbaum Pardo. Evitó una fractura mayor en su partido; canceló la posibilidad de irse al despeñadero como candidato de otro partido; y, sobre todo: obtuvo un documento de sobrevivencia política en un escenario que, muy probablemente, lo hubiera devorado.
Meses duró el periplo reflexivo del ex jefe de gobierno de la CDMX.
Pretendió doblar al partido, a su dirigente real -AMLO- y a su candidata.
No pudo.
El nuevo presidencialismo, es similar a su antecesor; con un añadido: un soporte social impresionante y casi irremontable -para opositores internos o externos-.
Lo que para otros presidentes era una fatalidad -su sexto año de gobierno- para el presidencialismo operado por López Obrador, se transformó en una virtud; el presidente, habló abierta y directamente de su sucesión: habrá cambio generacional, la continuidad -y profundización- de la IV T, será prioridad del próximo Ejecutivo federal y la política social, continuará ampliando los beneficios a los ciudadanos más desprotegidos.
En el nuevo presidencialismo, se reeligen las instituciones democráticas y sus praxis progresistas; no el responsable, del Poder Ejecutivo.
El Tapado, quedó en la época histórica que delineó el PRI.
La IV T, es de competencias abiertas.
Él mismo presidente, puso ante la Opinión Pública a los aspirantes: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal Ávila y Fernández Noroña.
Destape colectivo, para que el pueblo decidiera -el verdadero y definitivo destapador es el ciudadano-, desde una encuesta por su favorito.
Ebrard, logró en Tamaulipas, lo que nunca se esperó: mandar al segundo lugar en los sondeos a Sheinbaum. Así de bote pronto, sin los recursos de precampaña de la ex jefa de la CDMX; sin una estructura de movilización aceitada con recursos de sobra; sin el apoyo oficial; y hostigado en algunas ciudades que llevaron al boicot de sus eventos, remontó y sacudió al aparato de #esClaudia, en la región.
¿Y eso qué implica?
¿Acaso no terminó la campaña interna?
¿Ganó o no ganó Claudia en Tamaulipas?
Si los sheinbaumistas, creían que se iban a llevar todo el pastel tamaulipeco, habrá que decirles que, muy posiblemente no será así. La negociación, tersa, suave y diplomática, abrió posibilidades para un reacomodo de los cuadros marcelistas a la estructura de campaña y la red de candidaturas que habrá de promover por #esClaudia.
En otras palabras: la actitud unitaria de Ebrard, podría cambiar el mapa de las candidaturas en la región.
¿Quiénes son los representantes o aliados de Marcelo en Tamaulipas?
Empezando con las damas: la senadora Lupita Covarrubias; desde los días tempranos de la encuesta, la profesora tampiqueña, se decantó a favor del ex Canciller, a pesar de haberse movido como parásita en la campaña de su compañero de fórmula, Américo Villarreal Anaya; la abogada matamorense, Wendy Guerra, quien operó como la responsable en la entidad del proyecto marcelista; Miguel Cantú, ex funcionario de la UAT, quien organizó los eventos más exitosos -por lo masivos- de Ebrard en la entidad y el diputado local, Armando Zertuche Zuani, operador del capitalino en la región.
En los próximos días, esos nombres se incorporarán al paisaje sociopolítico tamaulipeco o de la región.
La contienda interna terminó, por el bien de todos.
Los rescoldos de aquellas fogatas, siguen ahí.
A nadie conviene, que se reaviven.