La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Sobrada, la IV T, tiene candidatas para cubrir la cuota de género en los ocho municipios más importantes de la entidad. En Tampico, puntea la diputada local, Úrsula Salazar Mojica; en Nuevo Laredo, Carmen Lilia Cantú Rosas; en San Fernando, Verónica Aguirre; en Río Bravo, Malena Rodela y probablemente en Reynosa, ante los conflictos jurídicos que enfrenta Makyito, quien saque el gato a retozar sea la matriarca Maky Ortiz.
¿Y la oposición?
No se ven damas con empaque competitivo.
¿Qué inhibió la emergencia de cuadros femeniles azules en Tamaulipas?
¿Por qué justo en el tiempo del cabecismo, se achicó la cantera de mujeres panistas en la región?
Pareciera una retórica gastada, y hasta con cierto tufillo de pasado oportunismo; pero no: eso se explica, por las actitudes y la cultura misógina de quienes se adueñaron de la red de autoridad panista en casi todo el estado -excepto Tampico-, promoviendo para responsabilidades públicas mayoritariamente a varones.
El Truco Verástegui, Ismael García Cabeza de Vaca, Cachorro Cantú, Chuma Moreno, Raúl García Vivián, Miguel Almaraz, Mon Marón, Mario Gómez Monroy, y otros de menor calado.
Las mujeres que lograron pasar el filtro, o lo hicieron por sus prendas familiares o por su cercanía afectiva con alguno de los hermanos García Cabeza de Vaca. Otras féminas, operaron más bien como socias en negocios de todo tipo, y no como cuadros con perspectiva -y prospectiva- política.
Esa postura -un tanto misógina- está subyacente también, en el rechazo a la nuevolaredense Carmen Lilia, a la reynosense Maky Ortiz, a la victorense, Lydia Madero y a la matamorense Lety Salazar.
En más de ocho años de dominio cabecista en el PAN tamaulipeco, muchos daños colaterales se han visto.
No es exageración, afirmar que hoy, el panismo está con el Jesús en la boca, para cumplir con la cuota de género que la ley electoral mandata.
El ambiente de MORENA, -moderadamente misógino; y se irá diluyendo conforme avance en el camino a la presidencia Sheinbaum- más flexible en el tema de género, ha provocado condiciones favorables para la emergencia de actores con fuerza y presencia en el escenario estatal.
Los Cabeza de Vaca, construyeron el desastre actual, voluntaria o involuntariamente. Privilegiaron las relaciones familiares -primas, cuñadas, etc.- como instrumento para el ascenso en la pirámide del poder azul.
(Es bueno traer a la memoria, la postulación de Pilar Gómez por ciudad Victoria; desastrosa candidatura: MORENA, y Lalo Gattás, la hicieron polvo; al mismo tiempo, con esa decisión, se hizo añicos al panismo capitalino).
En más del 90 por ciento de los Ayuntamientos -que deberán ser asignados a damas-, el PAN tiene dificultades para postular candidatas con niveles competitivos respetables.
Rehacer el tejido de la militancia, debe ser necesariamente una tarea de muy largo plazo para el panismo. No es pesimismo, presumir que este sexenio y el que viene, el panismo tamaulipeco, seguirá sufriendo por la carencia de una militancia diversa y con autoridad para jornadas electorales de cada día más alta competencia.
Hoy, el PAN, seguirá en su política de exclusión de género. Por una razón, evidente: los Cabeza de Vaca, no dejaron una buena para candidata.
E ahí, una muestra, que el karma existe…