Adán Echeverría

Una vez más se han inundado las redes sociales con las pifias de la señora X a la hora de hablar frente al público. Tras un “y se me olvidó el discurso” se escucha en los micrófonos su risa, y se le observa divertida. Y es que la señora ha salido a divertirse. El gremio que la secunda gritaba ¡Presidenta, Presidenta! Y ella hizo acopio de valor y se dedicó a improvisar, porque ya reunidos ahí en el Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México, pues tenía que hablarles, decirles algo. “Yo estoy convencida de que primero los pobres; pero los pobres de verdad” se le escucha decir. Esa frase que durante tantos años ha enarbolado el hoy presidente Andrés.

No sé si la misma risa, juguetona, burlona, nerviosa, la tengan los líderes de los partidos que la han hecho su candidata presidencial. Me cuesta creer que este sea el nivel al que aspiran. Verla comerse un pastel con forma de miembro masculino, verla tomarse unas cervezas, porque la entendieron mal y ella no está en contra de las micheladas; verla brincar y rebotar cuando entra a un escenario; escucharla decir: “La pendejié”, cuando los reporteros la entrevistan en la calle sobre la acusación de plagio de su trabajo de titulación en la UNAM; lo que sea que aquella oración quisiera significar.

Payasada tras payasada. Pero qué nivel de discurso el que la señora X ostenta, y esto es algo que debería tener preocupados a los partidos que representa, pero como la realidad es que solamente la están lanzando para tratar de que los partidos mismos puedan tener algo de votos y sostener sus prebendad otorgadas por ser la segunda mayoría, pues no les importa para nada ni lo que hace ni lo que dice. El discurso de este 12 de noviembre quedará registrado para que las redes sociales continúen haciendo burla de ella, sobre todo cuando termina con la tremenda oración: “México tiene hambre de sed” en vez de decir: “México tiene hambre y sed de justicia”; y esto porque es notorio que incluso se le complica leer lo que le piden que lea.

La señora X no es más que una muy mala caricatura. Cada día se le nota más perdida, y ante tanta pifia, lo único que le queda es reírse; porque es muy divertido ser una candidata y no tener idea de para qué. Puede decir incluso que jamás trabajaría con “Alito” (refiriéndose al dirigente del Pri, Alejandro Moreno), para luego recibir un papelito, detenerse a leerlo frente a las cámaras, y continuar diciendo: “Alejandro Moreno es un gran demócrata, estoy muy orgullosa de trabajar con él”.

El tema de los discursos es un fallo total. La señora X no sabe hablar en público, no sabe leer lo que le piden que lea. No tiene idea de para qué quiere gobernar a México. Ella solo está jugando a ser la candidata, sabedora de que su papel solo es aparecer en la boleta, y que las bases priistas, panistas, perredistas, corran a las urnas, con la finalidad de que los mismos partidistas de siempre, logren mantener sus prebendas en la Cámara de Diputados. Porque es obvio que es a lo único que aspiran.

Mientras tanto, la señora X seguirá haciendo ridículo tras ridículo. Seguirá olvidando sus discursos, recurriendo a frases hechas de otros candidatos, aunque sean del bando contrario. Y esto apenas va comenzando.