La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

A falta de triunfos jurídicos, los Tachos, han tomado el camino que les ha sido exitoso: la acumulación de bienes, muebles e inmuebles. De modestos profesionistas del Derecho -Tacha Contreras y Jorge Luis Beas- en unos cuantos años de ejercicio profesional y el paso de unos cuantos años en modestos cargos burocráticos, pasaron a ser holgados millonarios.
Los fraccionamientos más exclusivos de la ciudad, han visto -no sin envidia de los que se creían potentados insuperables- la emergencia de dos monumentales casas, propiedad de los Tachos.
“La casa de Oscar Almaraz, se queda pendeja”, dijeron, “en comparación con la de los esposos Contreras-Beas”.
(Hay que recordar el palacio del ex Tesorero de Geño, que despertó la admiración de los fifís de Victoria, cuando inauguró el suntuoso palacete).
Y efectivamente: la propiedad del ahora panista Almaraz, es ahora una modesta casita de INFONAVIT en comparación a las viviendas inteligentes -al perecer sus casas son más pensantes, que ellos- de los Tachos.
A ojo de buen cubero, quienes conocen esas mansiones, las valúan en un oscilante precio de 70 a 100 millones de pesos.
Como dice AMLO:
¿Quién pompó?
Será por esa descomunal fortuna que los Tachos transitan por la vida en vehículos blindados y personal de seguridad. Ni siquiera funcionarios -importantes cuadros medios, que sí podrían estar hipotéticamente bajo fuego por el desempeño de sus labores- de la Secretaría de Seguridad, se mueven con tanto blindaje.
¿Han dañado con sus proyectos jurídicos, a grupos de poder?
¿Han lesionado los intereses de los poderes fácticos desde la Dirección Jurídica de la IV T?
Por los resultados, más parecierá que son aliados del viejo régimen panista y no sus adversarios: no han ganado una sola de las querellas, contra los emisarios del pasado.
Es decir: no han tocado ni con el pétalo de una rosa -diría AMLO- a los conservadores y menos a sus representantes.
Sus estrategias los delatan: desplegaron sus acusaciones contra el ex secretario de la SET, Mario Monroy Gómez, comprobándole el mal uso de 2 millones de pesos; resultó culpable: pagó el daño, y ya no podrá ser acusado del mismo delito.
Pareciera chicanada: Monroy Gómez -un modesto tortillero de Reynosa- manejó mas 50 mil millones de pesos de presupuesto el tiempo que estuvo en esa dependencia.
Ha sido la más fina operación de los Tachos.
¿De dónde salió para la dupla de mansiones?
¿Cuántos abogados, con una vida de trabajo, han logrado erigir el tipo de bienes que hoy presumen los Atanasios?
Podría decirse: “el Tacho Beas, trabajó en el Poder Judicial”.
Y efectivamente: trabajó, y muy duro, se comenta.
Igualmente, José Ascención -conocido por sus amigos como, Chonito- Maldonado Martínez, historiador y abogado, fue presidente del Poder Judicial de Tamaulipas los seis años del gobierno de Emilio Martínez Manautou; vivió en una austera casa de Llera y murió en su modesta vivienda de ciudad Victoria.
De verdad: los Tachos, no tienen sentido de la saciedad.
¿Por qué no poner a trabajar al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado?
Para coronar su racha triunfal, los Tachos, acaban de ganar para el Fiscal Anti-corrupción, otro round: le llegó el amparo definitivo para echar abajo la instalación de los dos vice-fiscales con lo cual, la IV T pensó achicar el poder de la Fiscalía cabecista.
Seguramente inició -o está por iniciar-, la construcción de la tercera residencia de los célebres Tachos.