DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.

El lunes pasado se consumó una reelección más de Blanca Guadalupe Valles en la
dirigencia del sindicato de burócratas estatales. Al concluir el periodo que inicia tendrá 33
años al frente del mismo y ante el gobernador Américo Villarreal, le garantizo que “Somos
sus aliados”. Frase que, sin duda, sin pudor repitió a los gobernadores priistas como al
anterior panista. Y es que, la verdad, no puede decir otra cosa: los trabajadores al ser
institucionales son aliados de todo gobierno.
En un acto solemne y protocolario es obvio que las partes involucradas, en este caso el
patrón y el trabajador, no pueden soslayar el compromiso que los une: cumplir con la
sociedad tamaulipeca, hacerlo con calidad, con eficiencia, buscando siempre que las
decisiones de uno se cumplimenten al pie de la letra para satisfacción de los usuarios, en
este caso, la sociedad tamaulipeca.
BLANCA HA CUMPLIDO.
Se dice fácil, pero han sido 28 años de liderazgo sindical el de Blanca. Por tal motivo, más
de uno la equipara a Porfirio Díaz, el dictador del siglo pasado que duro 30 años como
Presidente de la Republica. En el tiempo, efectivamente, ya lo va a superar; sin embargo,
dista mucho de ser equiparada a Díaz en relación con el tipo de mandato. Blanca ha
demostrado, periodo tras periodo, que sabe interpretar los signos de los tiempos y ha sido
capaz de sortear a la oposición que, siempre al iniciar un sexenio, se hace presente. Las
cuentas de la última elección indican, claramente, que la oposición no cuenta.
Blanca ahora tiene un reto más: ahora las elecciones fueron por votación directa y secreto;
recibió el respaldo prácticamente de todas las dependencias y entidades de la
administración pública estatal. Lo que significa que creen en ella, le tienen confianza, pues
si no fuera así, lo más lógico es que se hubiera manifestado en las urnas. Por eso, hoy más
que nunca, Blanca tiene un compromiso mayor: demostrar a tirios y troyanos que su trabajo
como líder sindical está al servicio de sus representados. Quienes han manifestado ser
oposición no han crecido, precisamente porque no son constantes… dan la impresión que se
acuerdan, de eso, solo cuando hay elección.
TRABAJO INSTITUCIONAL.
Blanca sabe perfectamente lo que significa ser institucional: trabajar según las reglas del
gobierno en turno. Así lo hizo con gobiernos priistas, luego con los panistas y ahora con
uno que es morenista. La relación patrón-trabajador no puede pasar por el tamiz político-
ideológico, pero si por el de las normas y reglas de trabajo. Hay una legislación que marca
un rumbo de trabajo, se tiene que cumplir; y el gobierno en turno marca reglas de actuación
que, quiérase o no, se tienen que asumir como propias. Es parte de la institucionalidad.
Por eso, valen al cien las palabras de Blanca al decir al gobernador Américo Villarreal
Anaya: “Somos sus aliados”. Y así tienen que serlo, precisamente, porque son los

ejecutores de las decisiones, de las políticas y reglas que impone el estilo personal de
gobernar. Son los que, en las ventanillas de cada dependencia, ven y atienden al usuario, a
la población que acude a realizar un trámite. Y el gobernador, institucional afirma: “De
nuestra parte hemos cumplido al garantizar certidumbre en sus puestos de trabajo, de
generar un clima de cordialidad, de colaboración, en el que se respeta y se valora la
dignidad de cada uno, que es el trato que debe existir siempre entre compañeros y
compañeras que se aprecian y se respetan si en sus diferentes instituciones y ámbitos
laborales”.
LA CARA LABORAL.
En toda área laboral, privada o pública, lo que vale es el trato que se da al usuario. Y en
este caso, vale recordar que la burocracia en forma milenaria ha recibido críticas tremendas.
Que es lenta, que es tortuosa, que los tramites son engorrosos; en más de una ocasión
hemos sido testigos del poder de la burocracia: que hacen todo, menos atender al usuario…
lo que conlleva a que, más de una vez, el usuario sale de la oficina pública echando pestes,
vociferando en contra del gobierno y de los empleados.
Y es que el termino, precisamente, el termino eso significa: el poder del escritorio. Pero el
resultado puede ser en dos vertientes. La mala, donde el trato es precisamente deficiente,
donde al trabajador lo que le interesa es ya irse, mínimo a almorzar o terminar su tarea e
irse a casa; o seria, responsable, diligente, amable y sobre todo eficiente. Y esto último se
logra cuando las dos partes cumplen su tarea, su responsabilidad. Américo afirma que lo
está cumpliendo, ¿harán lo mismo los empleados estatales?
ACTITUD DEL GOBERNANTE.
El gobierno panista se caracterizó por actuar como si fueran gerentes de una empresa
privada. A los burócratas, a los empleados públicos, los veían como si fueran sus sirvientes
y el trato que les dieron, a lo largo de los seis años, no fue el mejor. Hoy no les puede ir
peor, en razón a que el MORENA pregona entre sus ideales y principios de acción que
primero los pobres, en este caso, tendrían que ser los empleados. Por eso, Américo ya
enfatizo que está cumpliendo con su parte. Blanca y sus representados, también tienen que
hacerlo.