ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín.-
A ocho meses de las elecciones de 2024, son diversos los foros que
comienzan a preguntarse, sino es que a preocuparse, por las expectativas
que le depara al país por una crisis que no da cuartel y tampoco ofrece
siquiera un mediano nivel de debate político.
Tamaulipas, claro está, no es la excepción, sin pasar por alto las herencias
corruptas y nefastas del pasado reciente.
La diferencia ante las nueve gubernaturas que vienen, como las instaladas
entre 2022 y 2023, es el caso del Dr. Américo Villarreal Anaya, radica en
que podrían tener futuros inciertos.
Aunque el caso de nuestra entidad no parece que algunos puedan
encuadrarla en el capítulo de las probabilidades y perspectivas negativas,
mucho menos de tiempos hostiles con Palacio Nacional y graves
consecuencias presupuestales.
Y es que Américo, con la experiencia heredada de su padre, el Ing. Américo
Villarreal Guerra, gobernador de Tamaulipas de 1987 a 1993, y su propio
estilo pacífico, inteligente y apegado a la realidad, le permite navegar a su
gobierno con una gran certidumbre en medio de tiempos difíciles.
Esto es, gracias a esas cualidades, a las que debe agregarse su
permanente propuesta al diálogo a fin de resolver desacuerdos, y a su
visión política que le ha permitido apoyar a Claudia Sheinbaum, tiene la
certeza de que la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México se convertirá
en la primera Presidenta de la República.
Y es que mientras el machismo y la misoginia chocan con la realidad, el
Gobernador de Tamaulipas le apuesta a que Sheinbaum será un triunfo del
cambio y de la democracia.
CINCO AÑOS DE RELACIONES FRUCTÍFERAS CON EL EJECUTIVO
FEDERAL

Una alianza que desde ahora, paralela a la amistad de Américo con la
virtual candidata presidencial de Morena, le daría al pueblo de Tamaulipas
condiciones y apoyos extraordinarios.
De modo que si no nos equivocamos, el actual Gobierno de Tamaulipas
tendrá hasta el 2028, cinco largos años, un tiempo de magníficas y sobre
todo fructíferas relaciones con el Poder Ejecutivo Federal.
Un escenario que al parecer, si la historia no se equivoca, habrá caído en
suerte al propio Américo Villarreal Anaya, recordando que en el pasado la
mayoría de los gobernadores de esta entidad no tuvieron y porque en el
cambio sexenal se les atravesó otro Presidente de la República que no era
precisamente del círculo cercano de su amistad.
COMENZARÍAN PRONTO A GIRARSE DIVERSAS ÓRDENES DE
APREHENSIÓN
Cambiando de tema, resultaron inconcebibles y hasta traumáticas las
escenas que el viernes pasado vimos las y los tamaulipecos, cuando el
recién designado encargado de Despacho de la Fiscalía Anticorrupción de
Tamaulipas, Jesús Eduardo Govea Orozco, tuvo que tomar posesión del
cargo mediante el apoyo de un cerrajero que abrió, quizá forzando, las
puertas de esas oficinas.
Y aunque usted no lo crea, al ingresar a esas oficinas había personal que
no estaba laborando sino que se había atrincherado, fíjese nada más, para
no perder el control de esa Fiscalía, a quien la Diputación Permanente, y en
presencia de Úrsula Salazar Mojica, presidenta de la Junta de Gobierno,
decidió separar del cargo al ahora ex fiscal Raúl Ramírez Castañeda.
Un individuo, este Ramírez Castañeda, acusado de sostener ilegalmente un
grave déficit de carpetas de investigación sin darle el trámite que las leyes
penales ordenan llevar a cabo.
Dicho de otra manera, se había convertido en “tapadera” y cómplice de ex
funcionarios corruptos que durante mucho tiempo eludieron la acción de la
justicia.
Una responsabilidad que se cree cumplirá Govea Orozco, judicializando las
carpetas pendientes y solicitando al Poder Judicial numerosas órdenes de
aprehensión. Ya era hora de que en el marco de la procuración de justicia
comenzaran a respetar a la ciudadanía, harta de tanta impunidad.
¡Excelente inicio de semana!
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