Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz

Aunque la designación de Brenda Denisse como encargada de cultura en Tamaulipas fue
un acierto, porque se trata de una promotora cultural; las cosas en el Instituto
Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA) parecen no ir del todo bien.
Y es que de nada sirve acertar en el nombramiento de la cabeza cuando a la vez
se le van imponiendo todo tipo de personajes salidos de la nada para ocupar posiciones
que requieren conocimiento, experiencia, sensibilidad y, por supuesto, un nivel cultural
suficiente para entender los asuntos.
El ITCA es un Frankenstein de funcionarios llegados de todos lados que nada
saben, nada entienden, improvisan y rápidamente están aprendiendo a decir “no se
puede”, “tal vez si su proyecto es más atractivo la maestra Denisse se puede interesar” y
algunos se ostentan como los más cercanos e influyentes.
Hay de todo, desde las tías del gobernador ocupando puestos y queriendo figurar
siempre en primera plana, altos funcionarios venidos de secretarías como la de seguridad
pública, hijos de viejos funcionarios culturales que creen que el pedigrí cultural se hereda,
gente que viene de otras ciudades y ambientes, y uno que otro recomendado de la
general de gobierno.
En fin, la fauna improvisada empieza a cobrar factura, basta ver el lamentable
estado de recintos, donde ni siquiera sus directores son capaces de gestionar un bote de
pintura para quitar lo que queda del color azul, así como el abandono en que algunas
diciplinas artísticas se encuentran, como la literatura.

Hace algunos días se dieron a conocer los ganadores de las becas del PECDA y
para sorpresa de muchos, los ganadores por trayectoria en el área de literatura fueron
unos verdaderos desconocidos. Sin obra publicada, inéditos en el mundo de las letras;
algunos de los escritores consolidados, o sea, con trayectoria y que presentaron
propuestas para la beca se preguntaban si lo que falló fue el filtro o el jurado, que por
cierto también contaban con poca trayectoria.
La queja de los escritores tamaulipecos va más allá, pues desde el inicio del
sexenio hay un encargado de despacho en la dirección de publicaciones y fomento
literario que, aunque es muy querido por ser un antiguo empleado del ITCA, algunos
trabajadores del sistema estatal de bibliotecas se refieren a él como “un iletrado
encargado de las letras”.
Y es que no se trata de las personas sino de las capacidades y exigencias de los
puestos, dicen algunos escritores que la vacante del puesto obedece a que los altos
funcionarios que le han impuesto el equipo a Brenda Deniss no cuentan con un amigo que
sepa leer, requisito mínimo para ocupar la dirección de publicaciones y fomento literario.
Debo reconocer que hay funcionarios muy eficaces como el director del Museo
Regional de Historia de Tamaulipas, que personalmente está pendiente de todos los
asuntos y le ha dado presencia al museo, aunque los encargados de obras públicas
decidan cambiar los pisos del museo como prioridad antes de arreglar los aires
acondicionados y casos para llorar como el director de la Casa del Arte que pone todo tipo
de trabas para no rentar los espacios.
Un amigo suele decir que todo funcionario tiene un amigo inútil que cuando le
quiere dar trabajo lo manda a cultura. Esa tal vez sea la maldición de nuestras
instituciones culturales que sexenio tras sexenio vuelven a empezar, improvisan,

aprenden y se van y este sexenio, por lo visto, no es la excepción. E-mail:
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