DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


En los últimos días el problema del agua se ha agravado en Victoria. Y es algo que, en lo
particular, creo que no se puede culpar al Presidente Municipal Eduardo Gattas: el hecho
que el agua será turbia, sucia pues, explican que tiene su sustento en el nivel del agua de la
presa. En pocas palabras: esta tan bajo el nivel del agua, que hagan de cuenta, por el
acueducto se viene hasta tierra. Tendrían que filtrarla una y otra vez, hasta que lleve a
nuestras llaves.
La culpa es de los gobiernos anteriores, digamos posteriores al gobierno de Américo
Villarreal Guerra, que al ver resuelto un problema se durmieron en sus laureles; no
visualizaron que, al paso del tiempo, el problema se volvería a presentar. Ya lo estamos
viviendo, además, por otra razón: la sequía que ya, de plano, es cíclica, año con año, y que
cada año se presenta con mayor agresividad.
INDOLENCIA E IRRESPONSABILIDAD.
En las redes sociales y en los noticieros de la televisión vemos, con mayor frecuencia, los
estragos de la falta de agua; pero también como la indolencia e irresponsabilidad, tanto del
gobierno como de los usuarios, hacen que el problema se convierta en más grave. Cada
gobierno, al asumir el problema, le carga la culpa a los anteriores; que no dan
mantenimiento a la red, ni la han cambiado. Pero hay, de plano, una realidad que no se
puede soslayar.
Ayer en un noticiero televisivo las imágenes fueron claras y evidentes: la reportera que
hace trasmisión en vivo da cuenta de una fuga, en una colonia de la capital, y desde el
punto donde nace, hace el recorrido y observamos como son cuadras y cuadras. Pero,
además, en algunas fugas, los consumidores cuando hacen la denuncia correspondiente
aclaran los días, semanas e incluso meses… tirando agua, porque no la arreglan.
Y en el caso de los usuarios, hay una cuestión similar: con todo y que la diputada Alejandra
Cárdenas ha impulsado un semáforo del agua, para que estemos enterados y la cuidemos,
hace días se multo a varios usuarios que, sin remordimiento, con manguera en mano
lavaban su banqueta o su coche. Vale agregar, por otra parte, que no tenemos la cultura del
uso correcto del agua.
PIDE AGUA DE LA PEÑITA.
Una mujer en las redes sociales se queja de la condición, sucia, del agua y hace notar que
vive en la zona que, de tiempo atrás, se surte con el agua de La Peñita: el agua que, en el
siglo pasado, allá por los setenta u ochenta, era famosa porque quien llegaba, la probaba, se
quedaba a vivir en la ciudad. Hoy, eso es imposible: el crecimiento demográfico, el
crecimiento desordenado de los asentamientos humanos, hicieron imposible que esa agua
fuera suficiente… por eso, se abrieron más pozos y, en su momento, se construyó el
acueducto desde la presa.

EL SEGUNDO ACUEDUCTO.
Cuando Eduardo Gattas hizo campaña por primera vez para ser Presidente de la capital
presento un estudio sobre el consumo de agua y el proyecto, o estimaciones del costo del
segundo acueducto: era su promesa madre para ganar las elecciones. No gano y a la vuelta
de 3 años vuelve a ser candidato, gana y le estalla el problema: ¿Cómo sortearlo? No hay
agua porque no llueve, han bombardeado las nubes y nada, han realizado una y otra misa y
oraciones colectivas y seguimos igual: ¿Qué pasara si se seca, por completo, la presa?
Ni modo de echarla le culpa a Gattas, si todos los días se encomienda a Dios y reitera que
es un hombre de fe. En tanto llega el agua, Raúl Quiroga Álvarez en su condición de Titular
de la Comisión Estatal del Agua, ya nos informa un avance: ya se inscribió en la Unidad de
Inversiones de la SHCP el proyecto ejecutivo para el segundo acueducto. Ahora, si, ahora a
esperar que la burocracia de la federación considere pertinente, necesario y útil, la
construcción del mismo, para que lo incluyan como obra prioritaria del gobierno federal.
EMIGRAR ¿HACIA DONDE?
Recuerdo cuando inicio el problema del agua y que ni las pipas eran suficientes. Más de
uno, en la capital, hizo notar que se había cambiado de casa, de fraccionamiento o casa,
buscando un lugar donde no se diera el problema del abasto de agua. Y en platica con un
precandidato, no faltó quien hiciera notar que, tarde o temprano, la emigración tendría que
ser de ciudad… claro, siempre y cuando no se resolviera el problema. La cuestión es que,
se puede tener un segundo acueducto, pero si la presa está seca.