DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.
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En principio vale consignar que por transparencia debemos entender lo que se ve. No a
través del cristal, porque si eso fuera, muchos viéramos de distinta manera la misma cosa o
hecho. En pocas palabras la transparencia significa que todos, pero todos, tengamos
oportunidad de ver lo mismo. En lo personal muchos transparentamos muestras emociones,
o nuestras ambiciones; en tanto que otros, las ocultan, nos engañan, hagan de cuenta,
desarrollan acciones para la manipulación.
En la cuestión personal todos transparentamos aquello que esta visible a todos; en cambio,
otras cosas, las transparentamos en la medida que nuestras acciones o decisiones están a la
vista de todos. En la vida cotidiana, sin embargo, los expertos nos dicen que los políticos
son expertos en engañar… y creo que, también, aquellos que son actores, toda vez que
actúan conforme a un guion, no según sus emociones o sentimientos.
TRANSPARENTAMOS NUESTRA VIDA.
En el caso personal en los procesos de interacción, de unos y otros, a veces decimos: luego
luego se notan tus intenciones, haz de cuenta que hasta leemos tus pensamientos. Esto
sucede con las personas que, en cierta medida, se conocen como congruente con sus cosas.
En cambio, a veces, decimos: me engaño, pensé que era buena persona… eso me pasa,
repiten, por confiado/a.
Ahora con las redes sociales, casi todos, transparentamos nuestras emociones, sentimientos,
prejuicios, pero también las fobias. Consignamos, hagan de cuenta todo: lo que hacemos,
que vamos a fiesta, lo que nos gusta comer, lo que nos gusta ponernos (vestir); y en ciertos
momentos hay quienes hasta desnudan sus sentimientos o las infidelidades. La cuestión
política, por decir, es desastrosa: se pierden amistades y en ciertos casos hay hasta
problemas de resentimiento o venganza… lo menos, bloquear o denunciar.
AMLO TRANSPARENTA SUS PROPOSITOS.
Hay la certidumbre de que los políticos, para conseguir sus propósitos, nos engañan, nos
ocultan sus intenciones. Si observamos con detalle lo que está sucediendo a nivel nacional,
es fácil detectar que el Presidente AMLO no engaña al pueblo mexicano. Tiene razón la
oposición, quiere transformar todo, cambiarlo, puesto que les da la razón con sus hechos.
No oculta que sus intenciones es dar vida a un nuevo gobierno, similar al del viejo PRI, en
donde predomine solo una voluntad: la presidencial, por eso el gobierno priista fue
denunciado como una dictadura perfecta o una monarquía sexenal.
Para lograr su propósito AMLO concentra más y más poder: ya vimos que el Congreso
Federal, diputados y senadores, lo obedecen de una manera ciega; al punto de violar,
incluso el proceso legislativo. Y, por otra parte, somos testigos de cómo gradualmente va
destruyendo a los órganos autónomos con el argumento de que son caros y no sirven para
nada. En este momento, el más visible, es su ataque al INAI: no quiere que funcione y, se

entiende, porque la opacidad siempre ha sido la característica de los gobiernos centralistas,
no democráticos. Le moleste que le digan, con hechos, que la 4T es igual que los otros, que
los priistas y panistas corruptos.
¿SIRVE LA TRANSPARENCIA?
Si sirve, al menos en los gobiernos democráticos. Sin embargo, hay detalles. El primero es
que, todo gobierno, sea local o federal, se opone a la transparencia. En sus inicios, bien que
lo recuerdo, la forma de eludir la transparencia fue responder que la información no se
encuentra. Y en el caso de AMLO más de un caso, esa a sido la respuesta. Y ahora, en el
embate presidencial al INAI, se nota más: en principio AMLO afirma que no sirve; y Adán
Augusto López, el Secretario de Gobernación, giro instrucciones a que no hagan caso, que
no respondan a las peticiones de información, de transparencia.
Y a nivel local, al menos en Tamaulipas, de siempre al órgano del acceso a la información
transparencia, se le ubica como un elefante blanco; y es que, desde que se fundo, no se
conocen casos de transparencia; si acaso multan a gobiernos municipales por no disponer
de la información publica en sus portales. Bueno, fue tanta la opacidad, que hasta el mismo
ITAIT ocultaba los sueldos de sus servidores públicos, para no exponerlos ante la
delincuencia organizada.