ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín.-
Mucho se ha hablado (sin parar) en los últimos años de un nuevo apogeo
de la violencia y la inseguridad desatadas en diversas regiones del país,
incluido Tamaulipas.
Y como todo mundo se la sabe, un amplio sector de la economía y de la
política, de esta última la oposición principalmente, les encanta invocar
fuerzas “exógenas” como las culpables de todo cuanto ocurre, sumando a
esto una crisis económica que, yo sepa, nunca se ha ido desde que tengo
uso de razón.
También desde hace tiempo han encontrado a otro “culpable” de todas
estas crisis: se llama AMLO, trabaja de Presidente de México, y al pobre
hombre, y a su gabinete, incluso a su partido político, les achacan todas las
desgracias por las que pasa este país.
Y todas esas acusaciones transcurren, fíjense ustedes que “curiosos” son
estos mañosos, como si el pueblo fuera tan idiota y estuviese ajeno a que
los efectos que ahora golpean no viniesen de tiempos idos en los que hubo
en los gobiernos federal, estatales y municipales, al igual en los sectores
económicos y financieros, a verdaderos criminales al frente de las
instituciones de la nación.
¿Cómo diablos pueden remediarse ese terrible círculo vicioso en apenas un
sexenio federal?
Si bien es cierto que el presidente López Obrador prometió que a partir del
primer día de su administración las cosas cambiarían, recuerden que
estamos ante una crisis que se viene abriendo paso a base de miedo y
cañonazos, sin que nadie, ninguna fuerza oficial o privada haya osado
enfrentarla.
Sólo la han dejado que perpetre (a su antojo) todas las tragedias de que
puede ser capaz, con la alianza de otra fuerza oscura que ha invadido a
México esencialmente desde Carlos Salinas de Gortari.

Me refiero a un grupo de capos que junto a sus mafias han secuestrado al
país con toda la impunidad posible, asemejándose a un cáncer que
agresivamente ha invadido el cuerpo de una persona.
UN DESMADRE QUE SE RESOLVERÁ A TRAVÉS DE LOS AÑOS
Extrañamente nadie los menciona, excepto AMLO en sus mañaneras,
precisando que no es pretexto para que las cosas no se hagan ni se
resuelvan, pero que tampoco es fácil enfrentarlos, junto a sus efectos y
consecuencias, salvo a través de una guerra civil que dejaría ya no los
muertos del pasado reciente, sino millones de cadáveres en las calles.
Una desgracia nacional que si nos remitimos a la Revolución de 1910, el
país arrojaría un 5 por ciento de mexicanos fallecidos violentamente, lo que
podría sumar hasta 6 millones 500 mil muertos.
¿Será esa la causa por la que el actual Gobierno Federal no ha podido
resolver al fenómeno de la impunidad, la violencia, la inseguridad y la crisis
económica?
Juzgue usted los escenarios que tenemos frente a nuestros ojos, a los que
por más que se les agreguen fórmulas anticíclicas y predicaciones de las
más elevadas clases de moralidad desde los púlpitos políticos, seguirán
haciendo como, se dice en el vulgo, sus desmadres, hasta que todas y
todos acabemos enfrentados en una guerra peor que la de los odios ya no
tan contenidos, y entonces sí que Dios nos agarre confesadas y
confesados, porque esto se convertiría en un laberinto infernal que nos
pondría a merced de los gringos que se mueren de ganas por invadirnos.
Y quedarse de una buena vez con los casi 2 millones de kilómetros
cuadrados, expulsando a toda la “mexicanada” haragana, que la hay, y
desde luego a los referidos capos, a sus mafias y a sus familias, quitándoles
sus impresionantes negocios que son los que realmente tienen a México de
rodillas.
Pero que los grandes medios nacionales no lo dicen, excepto Andrés
Manuel en sus mañaneras, resignado a que las respuestas y avances para
el país se irán dando poco a poco y a lo largo de los años.
SE APLICA LA LEY EN VICTORIA: GATTÁS
Bien dice el alcalde de Victoria, Eduardo Gattás Báez, que contra el índice
de delitos suscitados en la ciudad como el de robo, la impunidad comienza
a brillar por su ausencia. Esto es, se están capturando (en forma rápida) a

todos aquellos transgresores que habituados a que las autoridades no los
perseguían, pensaban que nada había cambiado y hoy se les aplica la ley.
¡Excelente inicio de semana!
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