La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

La IV T de Tamaulipas y la Sección XXX del SNTE, se mueven en un escenario explosivo. Una corriente de los asesores del Ejecutivo estatal, insisten en alimentar el encono entre el dirigente magisterial, Arnulfo Rodríguez Treviño y Américo Villarreal Anaya. Esa oscura intención, busca la demolición de los puentes entre esa dupla, que encarna factores fundamentales para la gobernabilidad de la entidad.
¿Qué busca la intriga de esos consejeros, quienes intentan aterciopelar -para mal- los oídos de AVA?
La estrategia y sus promotores, en lo fundamental, intentan apropiarse de la SEP y de la caja de ahorros de los trabajadores de la educación: el Sistema de Ahorro para el Retiro de los Trabajadores de la Educación del Estado de Tamaulipas (SARTET).
En la más reciente asamblea del profesorado, el grupo saboteador logró imponer la ausencia del gobernador en uno de los eventos masivos más exitosos en ciudad Victoria, de los educadores: más de cinco mil profesores provenientes de todos los municipios del estado, acudieron al llamado de Arnulfo y su equipo.
En ese acto, el profesor Arnulfo, lanzó mensajes velados al gobernador. Una lectura a fondo del discurso del líder de la Sección XXX, permite visualizar que el enfriamiento de relaciones entre magisterio y gobernador, continua; y lo peor: amaga con agriarse aún más.
El desdén del Ejecutivo estatal, fue una provocación para el magisterio y sus representantes.
Para quien conoce la historia del SNTE tamaulipeco y sus acercamientos y alejamientos con el Ejecutivo estatal, sabe que esas circunstancias son cíclicas; y finalmente -por vía del diálogo, o la ruta de la confrontación-, hay arreglo.
La coyuntura no favorece al gobierno en un choque de fuerzas.
Con todo y la seguridad que externan los promotores del menosprecio a los profesores en la idea de que Rodríguez Treviño es un representante débil, frágil. Algunas de esas voces, ven su declinación ¡hasta en su edad!
El 2024, es de pleito; de disputa político-electoral.
A partir del anuncio del inicio de año electoral, el tiempo correrá en contra de AVA y su gabinete a la sombra.
No será grato para el candidato de la IV T -Claudia, Marcelo o Adán- pedir el voto de los tamaulipecos en medio de un ambiente crispado por la irritación del SNTE y sus dirigentes regionales.
El menosprecio de los seguidores de Américo para con los maestros, es cotidiano; es permanente.
La secta que atiza el odio entre AVA y Arnulfo, promueve la instalación en una subsecretaría de la SEP de Abelardo Ibarra Villanueva. Es pertinente, decir que este profesor, fue patrocinado e impulsado por Ameriquitito Villarreal Anaya y su tío Fernando Arizpe García, para aplastar la candidatura de Rodríguez Treviño. No lo lograron; ahora, se esfuerzan por sentarlo a la cabeza del sistema educativo tamaulipeco, convirtiéndolo en el poder trás del trono de la secretaria Lucía Aimé Castillo.
Idea tan desproporcionada como grotesca: existen informaciones, que el ahijado de Ameriquitito, ¡no tiene cédula profesional!
El bloque de la confrontación, sugiere que Ibarra Villanueva, puede operar como contrapeso de la Sección XXX, al interior de la SEP.
En corrillos, se dice lo que es sensato y lógico: la instalación de Abelardo a cargos de poder en la Secretaría de Educación, potenciaría los diferendos entre los profesores y la administración estatal.
Los profesores, miden el tiempo en ciclos escolares; en años o semestres. Los políticos, miden el tiempo en coyunturas; Arnulfo, sabe bien eso que le han enseñado los años y sus vivencias sindicales.
Ni Abelardo, ni sus patrocinadores, son un riesgo para el mariscal de los mentores tamaulipecos.
Arnulfo, -por la rigidez del trato que le profesan sus detractores- está en vías de convertirse en el más peligroso y dañino adversario de la IV T en Tamaulipas.