La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El libro El Camino de México, de Marcelo Ebrard Casaubon, es la narrativa de sus caminos de vida, de familia, de ejercicio profesional, y de una trayectoria de más de cuatro décadas en la política mexicana. Dice el padre del psicoanálisis: “infancia es destino”. En esa sentencia, debemos englobar -obligadamente- un ente que arropa, esculpe y moldea, a la niñez: la familia.
De otra forma: la familia y la niñez, delinean -sin que esto sea un determinismo a raja tabla- lo que el individuo podría ser en su curso vital, en el presente; y evidentemente: también, en el futuro.
Marcelo, proviene de una familia de héroes. En el más estricto sentido literal: su abuelo, combatió a los nazis en las campiñas francesas; dejó, una estampa para la épica de la familia y de sus conciudadanos: entró el día de la victoria -y la derrota de Hitler-, a Paris montado en un tanque de guerra mientras una multitud ciudadana vitoreaba la gloria libertaria de sus acciones.
Sus padres se transformaron en una familia de potentes emprendedores. Pocas familias como la Ebrard Casaubon, han sido en la CDMX, tan exitosas en el mundo de los negocios. Sus hermanos, más de media docena, son destacados hombres y mujeres en sus respectivas carreras de la empresa, de los negocios, de la moda.
La otra familia, que ha apuntalado la formación de Marcelo, es la académica. Su praxis política, en mucho fue cincelada por los conocimientos y los consejos de su principal mentor en el Colegio de México: Manuel Camacho Solís. Tuvo otros profesores que formaron su visión enciclopédica de la política y de su carrera: licenciado en Relaciones Internacionales.
Esas dos familias, han sido causes sobre los cuales ha navegado Ebrard, en su niñez, en su juventud y en su madurez.
En parte, esas experiencias explican el por qué, Marcelo está en donde está; y por qué, sabe lo que sabe.
Y lo más interesante: por qué, hace lo que hace.
En lo personal, creo que Ebrard, es un actor político formado por las últimas olas del nacionalismo revolucionario -José López Portillo, se autoproclamó el último presidente de la revolución- que sufrió el paso huracanado del neoliberalismo -Carlos Salinas de Gortari, en su sucesión, lo aplastó junto a Manuel Camacho Solís- y es hoy, parte fundamental del esfuerzo del presidente Andrés Manuel López Obrador para generar las condiciones de un régimen humanista que supere las asimetrías sociales procreadas por el mercado que fue tratado como deidad infalible por los sexenios, de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
De la misma forma, visualizo al Secretario de Relaciones Exteriores de la IV T, como un referente en nuestro sistema político, movido por la mentalidad de la coyuntura del fin del nacionalismo revolucionario y un actor sobresaliente, en el triunfo del movimiento de AMLO contra “la mafia del poder”.
¿Qué ha hecho el Canciller por el sistema político mexicano, en la crisis sociopolítica que generó el levantamiento de EZLN en Chiapas?
1.- Desactivó -como parte importante de un equipo- la rebelión indígena contra el Estado mexicano llevando el conflicto a la mesa de diálogo. Sin objeción: una victoria, para la política.
2.- Operó -junto a su mentor Camacho Solís- con un grupo de políticos, que promovieron acciones -infructuosas- para accionar como contrapeso a las políticas del salinismo que amagaban a las mayorías del país.
¿Qué ha hecho por el lopezobradorismo Ebrard?
1.- Cedió su candidatura a la jefatura por el Partido Centro Democrático (PCD) en el 2000 a AMLO. Decisión valiosa: el casi 5 por ciento de intención del voto, que poseía el PCD, colaborarían para la victoria del tabasqueño contra un panismo en su más alta cresta de influencia en la CDMX.
2.- El 15 de noviembre del 2011, AMLO ganó la encuesta para ser candidato a la presidencia de la república a Marcelo. 1.6 por ciento fue la diferencia del resultado final. Ebrard, con prestancia aceptó el resultado y se sumó a la campaña de López Obrador.
Disipó con gallardía todo barrunto de división y de fractura.
3.- Ha instrumentado, una de las más exitosas gestas de la política exterior mexicana. La recuperación de la dignidad de la diplomacia nacional y nacionalista, en mucho se debe al aterrizaje de la propuesta de AMLO para el mundo, articulada por el Canciller.
¿Marcelo es de Izquierda?
El concepto de Izquierda, es una construcción histórica; y está vinculada a una praxis, no a una proclama.
En la revolución francesa -origen del término-, la Izquierda se representó en las acciones sociopolíticas para promover e instalar en el naciente régimen, la libertad, la igualdad y la fraternidad.
En la revolución mexicana, los actores socio-político-militares que se deben catalogar como de izquierda, son aquellos que impulsaron una revolución social: el villismo, el zapatismo y el magonismo.
La izquierda social más vigorosa en la posrevolución, fueron los sindicatos que se movilizaron para el cumplimiento de la Constitución de 1917, en el universo del trabajo y el capital. Los obreros petroleros, fueron referente glorioso de esa hazaña.
En el México de los años 70 la Izquierda -la ultra izquierda, es otra expresión política, que no se abordará aquí- estuvo representada por organizaciones como el Partido Comunista Mexicano, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, Partido Mexicano de los Trabajadores, quienes sumaron a sus programas, la lucha por la democracia con los instrumentos que les otorgó la legalidad de la reforma política de Jesús Reyes Heroles. Los valores de esa corriente política imprescindible en la vida política del país, permearon en las dinámicas de diversas organizaciones sociales como sindicatos, comunidades urbanas y rurales.
De aquellos afluentes -PCM, PRT y PMT-, se alimentaron -orgánica y programáticamente-el PRD y MORENA, al final del siglo XX y en los inicios del siglo XXI.
La emergencia del partido de López Obrador, efectivamente: polarizó a la sociedad mexicana, en conservadores -PAN, PRI y PRD- y la Izquierda progresista de MORENA y aliados.
Hoy, las fuerzas y los actores políticos mexicanos, que se presuman de Izquierda, deben dar fe de sus credenciales anti-neoliberales. De otra forma: lo actual, lo de ahora, lo de Izquierda, es ser adversario de las proclamas y prácticas neoliberales que han sumido a la América latina y a otros países -incluidos los Estados Unidos de América- en la pobreza y en la desigualdad.
Si usted, se opone a la política social de la IV T: pensiones para la tercera edad, becas para estudiantes, apoyo a madres solteras, créditos a micro-empresarios con intereses blandos, soporte para la compra de fertilizantes a agricultores pequeños y medianos, usted es conservador, usted no es de Izquierda
Si usted, defiende a la delincuencia de cuello blanco que saqueó al país -ahí están el Poder Judicial y el Poder Electoral-; aplaude, el perdón del pago de impuestos a los grandes millonarios del país; aboga por que las empresas públicas estén en manos privadas y que los recursos naturales del suelo y del subsuelo pasen a manos extranjeras, no es usted de Izquierda, es usted conservador.
Ebrard, es un político de Izquierda -así se afirma en su texto-.
(No puedo dejar de comentar, un notable apunte del libro: su excepcional crónica, del temblor del 19 de septiembre de 1985. Aquí -en tres páginas: 69, 70 y 71- Marcelo exhibe sus sensibilidades de humanista, de político, de escritor).
En lo personal, me agrada que MORENA tenga en sus filas a los políticos más influyentes del país y que algunos estén desplegando sus esfuerzos para lograr la candidatura a la presidencia de la república.
Nunca como hoy, el cambio será más vigoroso en la continuidad.