Golpe a golpe

 

Por Juan Sánchez Mendoza

El Tribunal Electoral de Tamaulipas atraviesa por una crisis de credibilidad, debido a que su presidente, Edgar Danés Rojas, cobró jugosos dividendos en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) donde es catedrático, al mismo tiempo de fungir como magistrado de ese cuerpo colegiado.

Inclusive, ha perdido la confianza ciudadana y partidista, a raíz de que Danés fue nombrado magistrado presidente (noviembre 17 de 2022), pues otrora se desempeñó como dirigente de la Fundación Colosio, del PRI, del cual es militante, faltando a la regla de estar ajeno a todo interés partidario en el ejercicio de su encomienda para practicarla con ética e imparcialidad.

Él quizá arguya ser ajeno a ambos impedimentos legales para ejercer la magistratura electoral.

Pero aquí un par de consideraciones:

a) Como magistrado nada le impide dar cátedra como honorario, cierto es, pero se da el caso de que se mantuvo en la nómina universitaria, lo que significa que al mismo tiempo sirvió a dos patrones; y

b) Jamás ha justificado con documentos fehacientes su separación del ejército priista, como militante activo.  

Recuerdo que cuando buscaba una posición en el Trieltam, Edgar fue en busca de apoyo al Senado de la República. Concretamente al grupo de Movimiento Regeneración Nacional (morena), que se lo otorgó, dizque por (él) estar convencido de sus postulados, asumiendo Danés el compromiso de impulsar la Cuarta Transformación del país con acciones neutrales y en apego a derecho.

En su promoción fue convincente la participación del (hoy) gobernador Américo Villarreal Anaya.

No obstante, desde el mismo día que asumió la magistratura (el 15 de noviembre de 2018), enseñó el cobre, al traicionar a sus propios colegas y, por cierto, echarse en manos del ‘cabecismo’ representado (en el Trieltam) por las magistradas Blanca Eladia Hernández Rojas y Gloria Graciela Reyna Hagelsieb, quienes cuatro años más tarde –noviembre 19 de 2022– lo impusieron como magistrado presidente, al concluir el período de Blanca Hernández.

Eso fue un vil albazo contra el magistrado René Osiris Sánchez Rivas, quien en esa época aparecía como la figura más idónea para encabezar al cuerpo colegiado.

Cinco días después de esa ‘elección privada’ (noviembre 22), ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Sánchez Rivas promovió un juicio de protección a sus derechos político-electorales, buscando que se anule la elección, pero al carecer el TEPJF de facultades legales para resolver en consecuencia, remitió el caso a la Comisión de Justicia de la Cámara de Senadores –que preside Olga Sánchez Cordero–, donde surgirá la decisión final, aunque sé que cuenta Edgar ahí con el cobijo de su compañera partidista Claudia Ruiz Massieu, quien es integrante de la comisión.  

En los últimos días se han aportado nuevos elementos a la demanda de nulidad, que por cierto fuerte ruido hace a la credibilidad del Trieltam por estar este cuerpo colegiado estar sujeto a cuanto disponga, ordene y determine Edgar Danés Rojas, en complicidad con Blanca y Gloria.

De investigarse a fondo el asunto en la Cámara alta, no sólo caerá Danés, sino también caerían sus aliadas Hernández Rojas y Reyna Hagelsieb.

Todo es cuestión de tiempo para darle la estocada final al ‘cabecismo’, en la plaza del Trieltam.

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