La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

De ser uno de los cuadros políticos más relevantes en Tamaulipas de MORENA el alcalde de Matamoros, Tamaulipas Mario López La Borrega, pasó a ser un activo fundido. No procesó uno de los principios básicos de nuestra política lugareña: hay que estar preparados, para ser; y a la vez, estar sereno para no ser.
Faroleó mucho tiempo, con los 100 mil votos que lo llevaron a la reelección.
Soñó, con ser gobernador. (Se asumía como natural sucesor de Américo Villareal Anaya, por esa prenda tan pretenciosa que eran miles y miles de papeletas a su favor).
No pudo.
Al parecer, procesó medianamente bien ese descalabro.
Lo que se ve en estos momentos, es que no asimiló la derrota que le propinó el Príncipe del Guachicol -José Ramón Gómez Leal-, en la encuesta interna que favoreció al texano-reynosense.
Los factores locales, aseguraron que lo apoyarían.
En una de esas, regresó a su natal Matamoros con sonrisa de triunfador; sentía la senaduría en su bolsillo.
No se pudo.
El hijo del presidente, palomeó a JR.
Y se le acabó el corrido a la Borrega.
Las semanas que dejó la alcaldía -lo relevaría su suplente- se le desataron todos los hilos y las alianzas. El Cabildo, se rebeló e intentó cerrarle el paso a su regreso.
Con sus promotores locales, medio apaciguó el asunto y retomó la silla de la presidencia municipal.
Ahora, no sólo tiene fuego dentro del Cabildo; ahora se ha sumado, un importante actor de la sociedad civil matamorense: los comerciantes. Ésos, reniegan de pagos injustos por la publicidad pública que manejan, para incentivar el consumo al tiempo de acusarlo en corrillos de actuar al más fiel estilo recaudatorio para gobernar.
¿Intentará cubrir los gastos de su precampaña?
¿Va por los años de Hidalgo, toda vez que se le ha agotado su carrera política?
¿Crecerá la ingobernabilidad desde el exterior?
¿El gobierno del estado, dejará a la Borrega que se hunda en sus propios errores a costa de la gobernabilidad de la IV T en la entidad?
El alcalde López, abrió otro frente en la elección extraordinaria: se hizo el occiso para promover a MORENA en la elección extraordinaria que concluyó el 19 de febrero. ¿Dejaría muy contento a JR, luego que prometiera darle una cifra de votos cercana a los 100 mil?
Esos bandazos -se suman a los desplegados en la campaña de Villarreal Anaya- han acabado con los consensos que el jefe edilicio matamorense, poseía hace un año.
En estos momentos, esos desbarres complican la salida tersa que buscaba del ayuntamiento: la candidatura de una diputación federal.
Tienen dos actores que muy posiblemente -se infiere por sus actitudes de vaivén- lo hagan llegar débil a la elección del 2024: JR y Villarreal Anaya. En primero, que se constituirá como contrapeso del Ejecutivo estatal al tomar protesta como senador; el segundo, por las señales erráticas que ha enviado a su gobierno.
Lo tenía todo, para convertirse en un potente cuadro de la IV T.
Lo echó todo por la borda.
Acabó por agotar un bono democrático y de consenso, impresionante; se gastó, en infiernitos un vigoroso capital político y tropezó en donde menos se esperaba: la obligada resiliencia que un político debe tener para sobrevivir a un sistema político que pone complicadas pruebas.
Quien no está entrenado para ser sin estar, está imposibilitado para estar sin ser.
Es el caso de la Borrega.