El Fogón…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

A nadie, que se diga demócrata –y menos de Izquierda– le puede gustar el resultado de la elección del Presidente de MORENA. Los sensato, no es cuestionar a quién llegó; lo prudente, es señalar, las formas con las cuales llegó. De sobra se sabe, que el proceso eleccionario estuvo marcado por la inequidad –cientos de millones de pesos, a favor del ganador se invirtieron sin recato–; y ese es, el principal elemento que manchó la orientación final de las encuestas.
Hay que recordarlo: de la inequidad, deviene la ilegitimidad.
Y eso, sí que es un principio democrático incuestionable.
No es sencillo, tomar posiciones en ese escenario de afiladísimas artistas.
¿Qué hacer con un Presidente ilegítimo?
¿Qué hacer cuando los órganos administradores e impartidores de Justicia electoral están en manos de representantes del viejo régimen?
¿Qué hacer cuando el dinero se impone en los procesos internos de MORENA sobre la opinión mayoritaria de su militancia?
¿Quién pagará los millones invertidos en la, hasta hoy, exitosa aventura de Mario Delgado?
¿Cómo encausar el encono y la decepción de la militancia?
¿Qué hacer con Porfirio Muñoz Ledo que se ha declarado en rebelión?
Los morenistas, saben muy bien lo que es coexistir con un mandato ilegítimo. (Felipe Calderón, dio esa oportunidad. Se aceptó la legalidad, pero se cuestionó la ilegitimidad todo su gobierno).
Eso delinea el futuro de la militancia y del Presidente ilegítimo. Deberá haber voces, que como en el viejo régimen neoliberal expresarán que se puede legitimar en el poder; pero la ilegitimidad de origen, es una impronta imborrable en los circuitos de la autoridad y el mando.
Lo más sencillo, sería dejarle al Ilegítimo el partido. (Eso también lo enseñó la historia: con la llegada de los Chuchos a la Presidencia del PRD y el abatimiento del proyecto de Alejandro Encinas, miles de militantes se marcharon a otras opciones. Error: los Jesuses, convirtieron el Sol Azteca en la más rentable franquicia electoral de todos los tiempos.
La salida inteligente es la propuesta por Muñoz Ledo: convocar a la militancia a cambiar el presente y el futuro de MORENA.
Es decir: nada de dejar el partido a los Ilegítimos.
El Consejo Nacional, el Congreso Nacional, el Comité Ejecutivo Nacional, los Comités Estatales y la Secretaría General, órganos legales y legítimos, se tendrán que convertir en los garantes de la línea estatutaria del partido. Hacer justo lo contrario a lo que hizo Yeidckol: romper con la vida estatutaria y programática que abrió el camino a la judicialización que tanto ha beneficiado y sigue beneficiando a los neoliberales-morenistas.
¿La ilegitimidad se puede superar?
No que se sepa.
La historia está llena de personajes que pasaron a ser parte del imaginario colectivo como ilegítimos y no por algunos hechos presuntamente buenos en los ejercicios de sus liderazgos. Es más: algunos sujetos que pensaron lavar su ilegitimidad –Calderón entre ellos– con actos aparentemente heroicos y progresistas hundieron aún más a sus representados.
Parafraseando a AMLO: la ilegitimidad, no sólo mancha; también tizna.
Concretando el TRIFE, la cuchillada contra la militancia de MORENA, se exigen relevantes y trascendentes foros de discusión para saber a dónde debe ir el lopezobradorismo organizado.
Urge un Congreso nacional extraordinario.
Apremia, la estrategia para la liquidación de los remanentes del viejo régimen que se atrincheraron en instituciones como el TRIFE y el INE.
Delgado, pasó a ser de un diputado neoliberal, a un presidente –haiga sido, como haiga sido–borolizado…