PALACIO…

Por: Mario Díaz.-

                       

-¿Aporta algún beneficio AMLO vs medios?

-El periodismo no ataca ni defiende; equilibra

-Tema irrelevante en las conferencias mañaneras

POR supuesto que le asiste el derecho constitucional al presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR para expresar su opinión respecto al ejercicio del periodismo en México. La conferencia mañanera del pasado miércoles fue el foro que consideró prudente para exponerla.

Al margen de si le asiste o no la razón, lo cierto es que, desde cierta perspectiva, existen temas prioritarios en el gobierno de la Cuarta Transformación, máxime que el país enfrenta una grave crisis sanitaria y económica.

Pretender dar una cátedra sobre la profesionalización, objetividad y ética periodista durante la tempranera reunión en el Palacio Nacional, no es un tema necesariamente de interés general que aporte algo bueno a los poco más de 120 millones de mexicanos.

Además, el jefe de la Nación pasa por alto que, así como él ejerce su derecho a expresarse, también los comunicadores gozan de la misma garantía contemplada en nuestra Carta Magna.

También, desde cierto ángulo, LÓPEZ OBRADOR con su investidura presidencial no es prudente al calificar a periodistas y medios de comunicación como “defensores o atacantes”.

Es debatible su aseveración en el sentido de que “el buen periodismo defiende al pueblo y no al poder”. También, su afirmación de que periodistas críticos están muy cercanos al poder económico.

Desconoce que la labor del periodista no es defender ni atacar, sino convertirse en factor de equilibrio entre gobierno y gobernados, sobre todo en los países en donde se practica la democracia, como en México.

Catalogar de “malos” a los comunicadores críticos a su gobierno y “buenos” a quienes lo ensalzan, en modo alguno es una opinión objetiva, prudente, justa y equitativa.

Indirectamente, ante el todavía innegable apoyo popular, el presidente LÓPEZ OBRADOR coloca en situación de riesgo a los periodistas que-a su juicio-son enemigos del gobierno de la 4T.

No aporta nada positivo a la sociedad azteca la opinión del Presidente de la República al afirmar que en periódicos como El Universal o Reforma no hay nada que leer en favor de su gobierno, solo noticias negativas. Desde luego, opinión respetable y respetada.

Sin embargo, alguien debiera decirle al Jefe del Ejecutivo Federal que un medio de comunicación impreso, radiofónico, televisivo o vía internet no se nutre solamente de información surgida en las conferencias mañaneras o en las dependencias gubernamentales federales. En consecuencia, existen lectores y audiencias para toda la gama de géneros noticiosos.

Respecto a la supuesta o real crítica destructiva, tan simple que el presidente LÓPEZ OBRADOR se convierta en espectador de la autodestrucción de la credibilidad de los “malos periodistas” y la pérdida de lectores de periódicos con línea editorial adversa al gobierno de la Cuarta Transformación.

Así de sencillo.

Al menos, por lo que resta del mes en curso y todo mayo, los temas relacionados y derivados del Covid-19 son más que suficientes para mantener a la sociedad informada. La etapa de máxima propagación de coronavirus requiere de toda la cooperación ciudadana para evitar el colapso del sistema de salud en el país.

Por su irrelevancia, el tema asociado a periodistas y medios de comunicación críticos al régimen lopezobradorista, no merece ser abordado en las conferencias mañaneras.

DESDE EL BALCÓN:

El rechazo a la crítica, al debate, al intercambio de ideas o escuchar son actitudes propias de liderazgos que navegan con la bandera de la democracia, pero se resisten a aplicarla.

Es un error garrafal exigir oír solo lo que se quiere escuchar, calificar a representados como “amigos y enemigos”, “conmigo o en contra mía”, o bien, pretender adjudicarse la verdad absoluta.

En el caso del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR no habría por qué de dudar de su honestidad. Sin embargo, debiera mostrar otra cara a la crítica mediática, así sea con fines destructivos.

Hay otros liderazgos que además de lo anterior son irremediablemente intolerantes, ególatras, narcisistas y, peor aún, deshonestos.

Ah, también les agrada que los identifiquen como “doctores en periodismo” tan solo porque se hicieron acreedores a un Doctorado Honoris Causa, título honorífico tal vez bien merecido, pero nunca equiparable a un Doctorado Académico.

Alguien del gremio dijo….me suena, me suena, me suena.

Y hasta la próxima.

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