Entre Nos…

Por: Carlos Santamaría Ochoa.-

 

Para muchos de nosotros llega el final de las vacaciones, y con ello el final de una serie de gastos, merecidos o no, n aras de encontrar días de diversión y descanso.

Hoy, entramos a la otra realidad los que tenemos hijos en edad escolar y debemos considerar su ingreso a la institución elegida para el ciclo que recientemente iniciará, y que implica prepararse con una serie de gastos que a veces las autoridades no miden, pero bien que nos cobran.

Existen los muchachos que irán a escuelas fuera del estado y que han tenido que pagar cuotas exorbitantes por una serie de derechos que, amparados por una falsa autonomía, las universidades cobran para desgracia de muchos hogares. Cheque usted lo que cobra una universidad pública por “regularizar” a los alumnos que estudiaron en otro país o estado: miles de pesos que no se justifican, porque todas las universidades pertenecen al mismo sistema educativo nacional, y por consiguiente debieran estar avaladas en sus estudios y no habría nada qué legalizar.

Pero la tolerancia ante los abusivos surge y se mantiene, y absolutamente todas las universidades hacen cobros estratosféricos, dejando realmente temblando cualquier hogar mexicano o del extranjero.

Insistimos: no se justifican estos pagos tan elevados, no en una sociedad pobre que tiene un gobierno que mantiene “ninis” y vagos y regala dinero por doquier, regala matrículas en universidades, pero no es capaz de meter en cintura a estos abusivos.

No son capaces de evitar que los rectores viajen con un séquito de guardias de seguridad, en vehículos blindados y se den vida de sultanes cuando van de gira de trabajo, pero sí son capaces de incrementar las cuotas de ingreso, principalmente los de nuevo ingreso, y más, cuando se trata de lo que ellos llaman foráneos y que, insistimos, son chicos pertenecientes al mismo sistema educativo nacional oficial que maneja la Secretaría de Educación Pública y que no tendría por qué pagar de más.

Son los privilegios de muchas instancias oficiales: establecer cuotas a veces inalcanzables para muchos o que im0plican endeudarse para cubrirlas: nadie tiene diez o trece mil pesos disponibles para ingresas a la universidad, no quien aspira a que sus hijos cursen en las universidades públicas; de los colegios e instituciones privadas no hablemos, porque se miden con otros raseros.

Dice el señor López Obrador que la educación superior debe estar al alcance de todos, pero no se han puesto a pensar en los sacrificios que representan el cubrir estas cuotas de regularización y otros rubros que se inventa un sistema injusto para muchos, pero que existe y es una mala realidad.

¿Qué se podría hacer? Establecer el mismo sistema incorporando a todas ls universidades públicas del país en el mismo, de forma tal que no se necesite hacer pagos extraordinarios por “regularizar” a los alumnos que desean prepararse en otros estados, ante la falta de oferta en sus entidades de origen o porque las posibilidades son distintas y muy superiores.

Lejos de quitar exámenes de admisión y requisitos para ingreso, somos de la idea de que el gobierno federal debiera ordenar a las universidades públicas y propiciar que los rectores dejen de vivir como sultanes, que dejen de gastar el dinero de todos los mexicanos en lujos insultantes que vemos todos los días, y que rayan en el ridículo, por distintas razones.

Somos de la idea de que haya cobros justos y que todos tengamos la posibilidad de poder cubrir esas cuotas, y que los trámites sean más efectivos, en bien de los miles de mexicanos que esperan que sus hijos tengan más oportunidades, pero con justicia para demostrar que tenemos jóvenes con capacidad académica, y que lo único que les falta es esa oportunidad académica y oficial para incorporarse sin tener que hipotecar a la familia.

Es necesario meter en cintura los gastos de las universidades públicas, y sus ingresos, hacerlos simplemente más justos, en bien de todos.

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