PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

Tanto el gobierno de México, como los gobernadores de las 32 Entidades Federativas del país, así como de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, la salud humana, es y debe ser la principal de las prioridades en el marco del ejercicio de las políticas públicas, porque se trata del compromiso más sensible de la población en su conjunto, también debemos tomar en cuenta porque las enfermedades carecen de ideologías y no están limitadas por ninguna frontera estatal, nacional, o internacional, y ni siquiera intercontinental.

Por otra parte, es indispensable tomar en cuenta, que tanto la prevención de la salud, como los cuidados y atención médica de los pacientes, bien sea en dispensarios médicos, en laboratorios clínicos, en las clínicas o en los centros hospitalarios, son y deben ser, correctamente atendidos por los profesionales de la medicina, entre los que debemos contar a los médicos generales y especializados, al personal de enfermería, a los especialistas en investigaciones de laboratorio, entre otros profesionales de esos servicios garantes de la salud humana, y particularmente a los investigadores de las Ciencias Médicas.

Pero al hacer referencia a las responsabilidades profesionales y cuidados médicos antes expuestos, surge la gran interrogante que se refiere a los recursos económicos con los que tanto el Estado, como las familias de los gobernados debemos contar, para sufragar los gastos correspondientes a los servicios médicos y a los hospitalarios, porque además, es igualmente cierto que en la medicina socializada, los gastos son parcialmente compartidos entre el gobierno y los gobernantes,  habida cuenta de que los derechohabientes pagamos por adelantado la parte que nos corresponde.

Pero desafortunadamente, sólo el uno por ciento de la población mexicana cuenta con recursos económicos suficientes para sufragar la totalidad de los gastos médicos hospitalarios de sus enfermos, quienes lo mismo son atendidos en las clínicas y hospitales de lujo, que dan servicio en la República Mexicana, y hasta se anuncian en la radio y en la televisión, y lo mismo hacen al llevar a sus pacientes para ser curados en otros países, donde se cuenta con médicos altamente especializados, y con prestigiados centros hospitalarios de renombre internacional.

Esto último, es un verdadero salvavidas que, tanto en México, como en el resto de las naciones del mundo, las familias adineradas, logran rescatar de la muerte, a sus familiares que son trasladados gravemente enfermos, los cuales, no sobrevivirían en casi ninguno de los países subdesarrollados, y la carencia de dinero se debe, a que existe una perversa concentración económica y financiera, que en el mejor de los casos, sólo uno de cada cien habitantes, es adinerado.

Pero tanto Usted como yo, nos podemos preguntar: ¿Y por qué, en México, 99 de cada cien habitantes carecemos del poder económico necesario, tan solo para alimentarnos sanamente y en su caso, para salvar nuestras vidas?

Para responder a esa muy sentida y gran pregunta, es necesario poner en claro que existe una gran disparidad conceptual en materia de promoción e impulso del estancado crecimiento de la riqueza en México, porque, por una parte, el gobierno en sus tres niveles, federal, estatal y municipal, basados en el clientelismo partidista, se han asumido como los principales empleadores de personal mal pagado, en todo el país, y esa realidad es una gran promotora del gigantesco tráfico de influencias y de una multimillonaria corrupción.

Esa penosa y muy cara realidad, sigue vigente en la llamada “Cuarta Transformación” del gobierno del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), porque ni él como primer mandatario del país, igual que su equipo de colaboradores cercanos y lejanos, nadie podrá negar que son producto de aquel acendrado paternalismo gubernamental cuyo crecimiento está a la vista, a pesar de que se diga lo contrario.

Hay diversos ejemplos que comprueban mi dicho, tal es el caso de la parálisis industrial y comercial, que sigue su curso regresivo, y por eso, está estancada la generación de riqueza y de empleos bien remunerados, y se debe a que no existe la gobernabilidad necesaria e indispensable para asegurar su desarrollo integral, penosa  realidad que, está siendo demostrado por la CENTE en Michoacán, y por los paros laborales y huelgas que prevalecen en Matamoros, Tamaulipas.

Otro paradigma lo observamos en el hecho de que la CENTE, con la problemática que ha generado, y está generando actualmente, el titular de la SEP, Esteban Moctezuma Barragán, está demostrando su ineficacia porque además, jamás ha sido un funcionario competente, ni como Secretario de Educación y tampoco en su paso por la Secretaría de Gobernación, en tiempos del Expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, pero eso se debe a que es un político que ha navegado en la barca desvencijada que heredó de sus ancestros, y AMLO debe tener cuidado, porque Moctezuma Barragán, es un hábil mercader de las conciencias, pero de Pedagogía y Didáctica, sabe lo mismo que yo de astronauta.

Estoy seguro de que las políticas públicas de AMLO son el producto de las asesorías equivocadas que ha recibido, porque en materia jurídica y honestidad, el mal ejemplo que se hizo público de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, es prueba irrefutable porque sus allegados no son del todo confiables.

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