PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete rodríguez.-

Con toda certeza, puedo asegurar que el utópico marxismo es la ideología radical que, desde sus orígenes, por caprichosa ignorancia, invariable y permanentemente, se ha enfrentado a la democracia verdadera que es el único régimen de gobierno que privilegia el crecimiento de la riqueza, fue creado en el Siglo XVIII por los líderes de las trece colonias que unificaron esfuerzos y voluntades políticas, para fundar la República de los Estados Unidos de América.

En efecto, el utópico marxismo surgido en la segunda mitad del Siglo XIX, y privilegiado por China, nación que adoptó el modelo agrario de la propiedad Comunal (COMUNA, en el idioma mandarín de los chinos). Más tarde, en el Siglo XX, fue la llamada Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS), surgida de la Revolución Bolchevique, y con base en la ideología marxista leninista, redactó su Constitución sustentada en el modelo agrario del Koljoz (ejido en idioma ruso) y de la Comuna que tal como lo señalé, es un vocablo propio del idioma mandarín.

En relación con el devenir histórico de México, como es sabido, en plena Guerra de Independencia encabezada por el sacerdote José María Morelos y Pavón, quien evidentemente se inspiró en la democracia norteamericana, sustentada, según su normatividad constitucional, en la ideología democrática derivada del modelo agrario de la pequeña propiedad de la tierra, tipo granja, sin embargo, como México, todavía conservaba la extensa superficie de lo que fue la Nueva España, el Congreso de Chilpancingo, redactó nuestra primera Carta Magna, con base en el modelo agrario de la pequeña y mediana propiedad de la tierra.

Ese fue el origen eminentemente democrático de aquella legislación constitucional, la cual, debido a las convulsiones sociales propias de aquel movimiento independentista, obligaron al generalísimo Morelos, a promulgar y jurar aquella Constitución, en Apatzingán Michoacán, el día 18 de octubre del año de 1814, fecha histórica en la que fue formalizada la creación de la República Mexicana.

Aquella Carta Magna, fue reformada en varias ocasiones durante lo que se conoce como la primera etapa del México Independiente, pero tras la intervención norteamericana en el año de 1847, el valeroso pero débil ejército mexicano, tras haber perdido la guerra, el país estuvo a punto de sufrir una severa reducción del territorio nacional, porque el gobierno norteamericano solamente ofrecía un pequeño territorio cuyos límites estarían ubicados en el Itsmo de Tehuantepec.

Pero hay que decir, que gracias a los inteligentes oficios del general Antonio López de Santa Anna, fue capaz de negociar los límites definitivos, y aunque inicialmente logró que los límites de México se extendieran hasta el Río Nueces, finalmente, y debido al desacuerdo de parte del gobierno  norteamericano, y  por medio del General Sam Houston, durante el episodio de “El Álamo”, obligó a López de Santa Anna, quien era el negociador autorizado para establecer los límites definitivos de ambas naciones, para forzarlo a aceptar, que los dichos límites se fijaron en el Río Grande, que todos conocemos como Río Bravo.

Pero debo precisar que aquella guerra norteamericana de 1847, fue causada por mera inercia política y por el parcial abandono del gobierno de México, al haber descuidado esa región del norte de México, la cual, fue aprovechada por los grupos de norteamericanos que poco a poco fueron asentándose en los territorios de Texas, Arizona, Nuevo México, y Alta California, zonas pobladas que, tras la pérdida de la referida Guerra, conformaron los Estados norteamericanos que llevan esos nombres.

Pero la razón por la que me extendí en el análisis anterior se debe a que, es parte de los importantes conocimientos que debemos abrevar los mexicanos, para que no confundamos el devenir democrático e histórico de nuestra normatividad Constitucional, que por cierto es penosamente ignorada por la gran mayoría de los mexicanos, incluidos los profesionales, los académicos, el magisterio nacional y el grueso de los estudiantes de nuestro tiempo.

Sin embargo, aclaro y preciso que, que no es posible culpar a nadie, por esa ignorancia de la concepción democrática, porque es un fenómeno recurrente, y se debe al perverso adoctrinamiento marxista que los mexicanos hemos sufrido desde hace un siglo, y eso nos ha convertido en compatriotas fieles al culto a la personalidad, lo mismo del presidente de la República, que de todos y cada uno de las y los gobernadores de los Estados, y hasta de las y los, presidentes municipales.

Antes de finalizar el presente trabajo editorial, una vez más me permito explicar que la Constitución de 1917, fue redactada con base en el modelo agrario Ejidal y Comunal, mismo que, en realidad es mixto, por su origen, ruso y chino, tal como ya lo explique en el segundo párrafo del presente trabajo editorial, y debido al adoctrinamiento surgido de nuestra legislación constitucional vigente, el pueblo mexicano, sin razón posterior a la guerra intervencionista del año de 1847, el gobierno de la República, por medio del sistema educativo, ha obligado al magisterio nacional a desarrollar una cultura de odio contra nuestros vecinos del norte.

Algo semejante a lo que nos sucede a los mexicanos con el referido adoctrinamiento marxista,  que ha sucedido en todas las 183 naciones subdesarrolladas del mundo que están acreditadas como miembros de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), y en sus respectivas sociedades, igual que en México, encontramos una férrea oposición para adoptar la democracia verdadera como régimen de gobierno y por eso seguimos siendo sociedades pobres.

Y concluyo con la certeza de que el utópico marxismo, llámese socialismo o comunismo, es la perversa ideología que sistemáticamente se opone a la democracia verdadera, y genera una confrontación constante contra este régimen, utilizando el estigma del empobrecimiento del que indebidamente, se culpa a las únicas siete democracias del mundo, como lo son los Estados Unidos de América, Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y el Reino Unido de la Gran Bretaña integrado por Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra.

Hacia su interior, las 183 naciones subdesarrolladas, tienen gobiernos que carecen de voluntad para innovar sus respectivas leyes Constituciones, y aunque como está sucediendo en México, contamos con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien es probadamente bondadoso, y muy apreciado por 90 de cada cien mexicanos, es de esperarse que aproveche ese gigantesco poderío popular para que designe un Congreso Constituyente que redacte una nueva Constitución eminentemente democrática, a efecto de que la riqueza crezca, a la par de las bondades gubernamentales del actual presidente de México. ¡¡¡Ojala, ojalá!!!

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