PODER POLÍTICO…

 

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

El viernes 18 de enero del presente año 2019, se inscribe como una fecha histórica en el calendario de las atrocidades criminales que están cometiendo los malos mexicanos, esos delincuentes que solamente piensan en aprovecharse de los hidrocarburos refinados, porque evidentemente se trata de compatriotas enajenados con el materialismo del patrimonio económico que es propiedad de quienes nos esforzamos a diario, conjuntamente con las autoridades gubernamentales,  para dignificar al pueblo mexicano en su conjunto.

En la fecha antes señalada, tuvo lugar un dantesco incendio que en realidad causó una enorme conflagración que, literalmente, enlutó a México, porque arrasó con cerca de 70 personas que perdieron la vida, y se debió a que de manera ingenua, arriesgaron su integridad física, al haberse acercado demasiado al lugar donde sucedió la ruptura del ducto conductor de gasolina entre Tuxpan, Veracruz, y la refinería de PEMEX, misma que está instalada en la ciudad de Tula, Estado de Hidalgo.

Se trata de un acontecimiento inédito en la historia de la República mexicana, pero más allá de las pérdidas humanas, y de la desgracia que siguen padeciendo los heridos, entre los cuales, su vida sigue en peligro, aunque mis reflexiones pudieran resultar inapropiadas, tengo que decir que, por una parte, sería injusto señalar culpables cuando apenas se están haciendo las investigaciones ministeriales, y además, no es recomendable sentenciar a quienes aun no han sido juzgados.

Pero es que, en realidad, se trata de un cúmulo de errores gubernamentales que se originaron hace más de 80 años, y que se han venido acumulando debido a que se encuentra estancado el desarrollo de la cultura jurídica, científica, tecnológica, educativa, económica y financiera, del pueblo mexicano, porque para los regímenes presidenciales que anteriores al actual presidente Andrés Manuel López Obrador, el crecimiento de la pobreza les pareció absolutamente normal.

Esa triste realidad, desarrolló la cultura del sometimiento y hasta la del desprecio de las personas pobres, así como también dio lugar al rechazo a aquellos compatriotas indígenas, a quienes se les ha estigmatizado como seres humanos encasillados como raros, estorbosos, afrentosos, y hasta indeseables.

Esa triste realidad social, es totalmente contraria a los rigores axiológicos y sociológicos que solamente en teoría son señalados como ideales que debieran determinar la comunicación humana de excelencia perfectible, y a nivel nacional, tal como puntualmente se lleva a cabo en las sociedades del llamado primer mundo, cuyos paradigmas son bien conocidos por quienes hemos convivido con la sociedad norteamericana, canadiense, japonesa, alemana, francesa, italiana y británica.

En efecto, esas son las únicas siete democracias que siguen existiendo en el mundo desde que culminó la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, también debemos admitir que las sociedades de tales democracias no son perfectas, porque el ser humano, por propia naturaleza jamás podrá alcanzar el elevado nivel de la perfección.

Luego entonces, que hace falta para que los mexicanos logremos que la riqueza entre en franco crecimiento sostenido y de manera irreversible, pero tal como lo he señalado de manera reiterada en mis anteriores trabajos editoriales, lo que necesitamos es acceder al régimen de la democracia verdadera, porque solamente de esa manera podremos remontar los obstáculos que impiden que disfrutemos de un suficiente y sano poder económico y financiero.

Pero debo aclarar, que, sólo así, nos habremos de beneficiar, tanto el gobierno en su conjunto, como la totalidad de los mexicanos, porque hoy, por hoy, seguimos siendo víctimas inocentes del proceso de empobrecimiento creciente, que en realidad, afecta a gobernantes y a nosotros los gobernados, tanto por la deficiente capacidad económica y financiera del gobierno de México, como porque al pueblo mexicano, también nos afecta seriamente al no poder lograr un saludable desarrollo de nuestra personalidad, tanto en lo cognoscitivo, como de manera cognitiva o intelectual.

Pero en mi calidad de docente especializado, y con amplias experiencias pedagógicas y didácticas, mucho me complace explicar que el desarrollo de la personalidad del ser humano, en condiciones de normalidad mental, se logra mediante un sano y eficiente desarrollo del proceso de desarrollo-aprendizaje, mediante el cual, se acumular los conocimientos que constituyen lo que se llama bagaje cognoscitivo.

Y a partir de ese cúmulo de conocimientos adquiridos por el ser humano, también es posible que se desarrolle el bagaje cognitivo, que se forma por la cantidad indeterminada de conocimientos que adquirimos a lo largo de nuestra existencia, y de esa manera nos es posible desarrollar nuestra inteligencia.

En consecuencia, tanto las autoridades educativas federales, como las estatales, tienen la obligación de preparar cabalmente a las, y los docentes, quienes solamente podrán garantizar una educación de alta calidad en la medida en que cuenten con instalaciones escolares debidamente equipadas con todos los adelantos tecnológicos, y con su respectivo personal auxiliar, tanto en la planeación de los quehaceres didácticos (materiales de enseñanza),  como el en manejo de los equipos tecnológicos, tanto computarizados como los que son propios de los trabajos de los quehaceres de laboratorio, entre otros.

Eso que señalo en la parte final del presente trabajo editorial, solamente existe en las siete democracias del mundo, y no con suficiencia absoluta, tal como está sucediendo en el Estado norteamericano de California, pero en México las deficiencias son mucho más agudas, a tal grado de que aún no nos hemos quitado el estigma del país reprobado en educación, a nivel mundial.

Ojalá que Esteban Moctezuma Barragán, en su calidad de actual titular de Secretaría de Educación Pública (SEP), se aplique a fondo para que podamos trascender a la añorada alta calidad de la Educación en México.

¡¡¡Hay que remontar la pobreza y el luto nacional!!

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