PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

El destacado licenciado en derecho, y máster en derecho penal, Dionicio (con c escribe su nombre) Saldaña Jaramillo, en entrevista exclusiva, con el de la voz, me aseguró que está decidido a colaborar con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, para colaborar en el proyecto de Seguridad Pública, donde podría contribuir en la conducción la Guardia Nacional, debido a que cuenta con una gran experiencia lograda en sus tareas realizadas como Agente del Ministerio Público, Primer Sub-Procurador, y Procurador Interino de Justica en Tamaulipas.

Al abundar en sus declaraciones, el jurista Saldaña Jaramillo,  manifestó que también se ha desempeñado como como Juez de Primera Instancia, tanto Mixto, como del ramo Penal, y además fue Secretario del Ayuntamiento de su ciudad natal San Fernando; se trata de un destacado jurista de 60 años de edad, y cuenta con una exitosa carrera como abogado postulante, entre cuyos éxitos destacan los triunfos logrados para liberar a algunos compatriotas que fueron privados de su libertad y que estuvieron encarcelados en el Penal Federal del Altiplano, mejor conocido como Almoloya de Juárez, ubicado en el Estado de México.

Por otra parte, el destacado jurista sanfernandense, también manifiesta que actualmente se desempeña como Agente del Ministerio Público en Nuevo Laredo, Tamaulipas, lugar en el cual, a petición de la Policía Federal, hemos compartido charlas relacionadas con criterios jurídicos penales, civiles, laborales, así como a mi me tocó brindar mis aportaciones relacionadas con la protección y defensa de los Derechos Humanos, y Garantías Constitucionales, en donde tengo muchas experiencias.

En lo personal, puedo asegurar que el destacado jurista Dionicio Saldaña Jaramillo y el de la voz, hemos cultivado una gran amistad desde hace más de tres décadas, y por eso mismo, insisto en que puedo avalar su vasta experiencia jurídica, porque, además, de manera conjunta hemos hecho importantes investigaciones y análisis relacionados con la normatividad Constitucional a nivel Internacional, particularmente con la legislación relacionada con las únicas siete democracias del mundo, como lo son los Estados Unidos de América, Japón, Alemana, Canadá, Francia, Italia y el Reino Unido de la Gran Bretaña.

Y retomando las declaraciones del destacado jurista Dionicio Saldaña Jaramillo, quien se asume como  orgulloso tamaulipeco por nacimiento, asegura que la estrategia más acertada para conducir exitosamente la Guardia Nacional consiste capitalizar la formación académica de la policía militar y la correspondiente a la Policía Naval de la Secretaría de Marina, pero que sea dirigida por un Jefe civil con las experiencias necesarias para evitar excesos y errores en la delicada concepción jurídica  y la correspondiente a los derechos humanos.

Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador:

Lo aquí expuesto es directamente proporcional al manejo operativo, técnico y científico que requiere la Guardia Nacional, cuya propuesta y propósito suyo, está siendo aplaudido por más de 80, de cada cien mexicanos, y por eso mismo, es muy importante que se eviten errores de planeación y programación jurídica para lograr una correcta operación, conducción y de convicción de esa patriótica determinación suya, y ojalá que Usted acuerde llamar a colaborar al destacado jurista Tamaulipeco, Dionicio Saldaña Jaramillo, de quien le enviaré sus datos personales en el correo que le transmitiré este trabajo editorial.

Por mi parte, y en lo personal, a pesar de que soy un maestro anciano de casi 78 años de edad, también le ofrezco mi personal apoyo profesional tanto en políticas públicas, como en educación de excelencia perfectible, y de manera especial, quiero ayuda a corregir la equivocada concepción correcta de la democracia verdadera, y sobre ese particular, me permito señalar, aunque hay quienes aseguran que: “el error de muchos es consuelo de tontos”, yo quiero contribuir, si me lo permite, a remontar esa mezquina sentencia lingüística.

Esa equivocación conceptual consiste en que, a lo largo de más de 80 años, se nos ha inculcado la idea para que “creamos a ciegas” que democracia es “Gobierno del pueblo, por y para el pueblo”, pero en realidad, ese es sólo el significado etimológico de ese vocablo, pero particularmente a los mexicanos, tácitamente, no se nos ha “permitido”, trascender al concepto ideado por el pensador inglés, Adam Smith.

Adam Smith, quien participó en la guerra de independencia de las trece Colonias británicas que fundaron la República de los Estados de América (E.U.A.), fue escuchado por los líderes, y unificaron sus razonamientos jurídicos para adoptar la democracia verdadera como régimen de gobierno, la cual, básicamente, consiste en concederle solidez jurídica al derecho de la tenencia de la tierra, por medio de la pequeña propiedad, que ellos etiquetaron como tipo granja.

Y con base en ese modelo agrario, nuestros vecinos del norte redactaron la Constitución que entró en vigor en el año de 1779, y que sigue en pleno vigor porque probadamente les ha permitido el desarrollo y crecimiento sostenido de la riqueza, tanto gubernamental, como de los gobernados, y más aún, los E. U. A., actualmente, es la nación cuya economía y sus finanzas públicas, igual que su moneda (el dólar) son las más poderosas del planeta.

La razón es muy sencilla, pero a veces puede costar trabajo para ser aceptada por los gobernantes de las naciones subdesarrolladas, como México, lo cual se debe al perverso adoctrinamiento que los mexicanos hemos padecido desde que entró en vigor la Constitución regresiva, por empobrecedora, de 1917.

Esa regresividad, se debe a que solamente garantiza el crecimiento permanente de la pobreza jurídica, económica, financiera, y educativa, toda vez que nuestras leyes solamente han garantizado el mercado de la justicia y la corrupción galopante, porque carecemos de paz social, de gobernabilidad, y por lo mismo, también están estacados, tanto del desarrollo industrial, como el comercial, lo cual permanentemente inhibe el desarrollo de la riqueza, que se traduce en el deficiente poder económico y financiero de gobernantes y gobernados.

Es por ese motivo que nuestra educación también sigue siendo deficiente, porque gobernantes y gobernados cacemos del poder económico suficiente para financiar la educación pública y familiar, lo cual se comprueba con los pírricos ingresos de las familias, porque estamos condenados a subsistir atados al miserable salario mínimo.

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