CUADRANTE   POLÍTICO…

POR: FERNANDO  ACUÑA  PIÑEIRO.-

   Acostumbrados a manotear  y a  ejercer  el presupuesto de manera discrecional  y patrimonialista, los gobernadores del país, y de manera especial algunos que llegaron con mucha fuerza en el 2016, hoy  se están escandalizando porque, sienten que el gobierno de AMLO, no se está prestando a sus intereses políticos y partidistas, tal y como sí lo hizo  Enrique Peña  Nieto.

  En el caso de Tamaulipas, la administración estatal,  acaba de  elevar una vez más  sus reclamos ante  la federación, señalando que  les  bajaron el presupuesto, y que  no hay suficientes inversiones.

Los pretextos son lo de menos, porque  en el fondo, la verdadera razón del enojo en el palacio del 16 Juárez,  es porque  AMLO  ha ordenado a  la Secretaría de Hacienda  subirle la canasta a los gobernadores Y establecer un rígido control, en el ejercicio del gasto público.

 Esto último, desde luego, está calando hondo, aquí en nuestro estado. Y más aun, si se trata de un año  electoral, como es éste 2019, donde el tema  del dinero  público— al menos para efectos del tradicional control clientelar, ejercido  por el PAN-gobierno ante los ciudadanos—resulta pieza clave.

  Otro de los temas, donde  las entidades federativas, se resisten a  ceder  el acostumbrado control que antes tenían,  es el de la inseguridad. En este rubro, los mandatarios estatales, sobre todo los del PAN, se están yendo con todo, en contra  de la llamada Guardia  Nacional, pues  ello presupone  que  la federación, les va a restar el   poder de decisión,  que hasta ahora todavía tienen.

Para efectos  de análisis, la explicación a todos estos acontecimientos de resistencia de los gobernadores  panistas,  que en ocasiones rayan en el abierto boicot hacia el cambio que pretende establecer el obradorismo, es  el siguiente:

 Hasta el pasado año del 2018, la república  mexicana, estaba políticamente  diseñada, sobre  los patrones  del dejar hacer y dejar pasar, lo cual se reflejaba desde la Presidencia  de la república, pasando por el Congreso de la Unión, la Suprema  Corte de Justicia, y…sí atinó usted estimado lector…los gobernadores.

   La cultura del poder, se entendía  a partir  de un bipartidismo cómplice  que llegó  a producir, una especie  de monarquía  burocrática, cuya expresión más grotesca, eran los  escandalosos salarios que,  altos funcionarios del gobierno, legisladores  y magistrados  se pagaban a si mismos.

 En las entidades federativas, está situación, también se reflejaba fielmente, en sexenios de manos libres para los gobernadores. Esta realidad, a decir  del Presidente AMLO se terminó.

 Hoy,  como mexicanos y tamaulipecos observamos  las reacciones  más  complejas  de aquellos que se resisten a vivir sujetos  a la ley. Y pretenden seguir usufructuando los privilegios de un sistema arbitrario, donde el poder no era utilizado para beneficiar al pueblo, sino para cumplir caprichos y venganzas personales.

   Lo invito amigo lector a que juntos hagamos un breve recorrido por las acciones  del obradorismo, y que han desencadenado feroces campañas contra el actual gobierno federal:

La primera, fue el tema del aeropuerto. Los contratistas del peñismo, amenazaron con una rebelión en masa, al ver que  se les iba de las manos un suculento negocio.

  Posteriormente tocó el turno a la reducción de salarios principescos. Y también  se vivió una especie de  terremoto  nacional. Hoy vivimos el tema del robo y sangría multimillonaria desde el interior de PEMEX, una situación que fue tolerada, al menos por los tres últimos gobiernos de la república que le antecedieron a AMLO: Fox, Calderón y Peña Nieto.

   La clave  de todo este desorden y de los criminales saqueos, reside en que los gobiernos de la república, a lo largo de los últimos 20 años, no invirtieron en logística de seguridad para PEMEX. Lo anterior provocó que la paraestatal quedará  a la intemperie, como una mina de oro en despoblado, a merced  de altos funcionarios sin escrúpulos, como los de las torres de PEMEX, que a pesar de observar el robo de combustible, jamás  lo reportaron. Estaban en el ajo.

 Los poderosos  intereses  económicos que están en juego, provocan que  algunos medios nacionales, se lancen a la yugular del gobierno obradorista, tratando de compararlo con el chavismo venezolano, cuando  aquí de lo que se trata es de combatir  a la delincuencia más nefasta y depredadora, de que se tenga memoria, en la historia del país.

 En lugar de hacer causa común, con un gobierno federal que, por primera vez en la historia reciente de la  nación, se atreve a meterle  mano a la cloaca  huachicolera institucionalizada, algunos medios informativos  y partidos opositores, tratan de dislocar al país, desinformando, y sembrando el pánico, en lo que se refiere a compras  de gasolina.

  Es cierto, el combate frontal y sin concesiones contra el robo multimillonario  de hidrocarburos, ha generado  problemas que no estaban previstos. Pero  el monstruo que se pretende derribar, justifica esta y otras peripecias, cuando el silencio de los  tres  anteriores sexenios, le costó a la república, no cientos sino miles  de millones  de pesos.

 Bajo el actual escenario, el desencuentro de AMLO con los gobernadores  panistas, está vinculado  a la marejada de cambios y del combate a la corrupción.

 Les han escondido la canasta a los mandatarios estatales. En las cinco entidades panistas, donde habrá elecciones, se está resintiendo con especial énfasis el tema.

 Habrá que ver, los próximos rounds de AMLO, contra los que pretenden seguir medrando en el país.