PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

Los avances logrados por el Congreso de Tamaulipas, son el resultado de los esfuerzos conjuntos de los tres poderes del gobierno estatal, pero de cualquier manera urge un fuerte blindaje político para incrementar las preferencias electorales que fueron determinantes para que los “vientos del cambio”, acrecentaran la fuerza de aquel huracán que barrió las pretensiones del anquilosado priismo, y abrió el camino para el legitimo e irrefutable triunfo del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Ese blindaje se puede lograr mediante un nuevo impulso de la fuerza natural que tienen los saberes verdaderos que caracterizaron al Partido Acción Nacional (PAN), tanto en la justa electoral del 5 de junio del año 2016, como lo que a nivel municipal sucedió en los comicios del día uno de julio del presente año 2018, elección en la que se aumentó el número de Ayuntamientos ganados por el PAN, entre los que destaca el sonado triunfo del doctor Xicoténcatl González Uresti, actual Presidente Municipal de Victoria, capital de Tamaulipas.

Y aunque el efecto López Obrador tuvo la suficiente fuerza seductora para ganar seis de las nueve diputaciones federales, y las dos Senadurías de mayoría relativa, ese hecho real, carece de vigencia permanente, y tal experiencia, difícilmente se repetiría en las elecciones legislativas que se llevarán a cabo a mediados del de próximo año 2019, en las cuales, se habrá de renovar el Congreso de Tamaulipas.

Pero si hago referencia a los saberes verdaderos, y los señalo con carácter universal, lo cual significa que todas las fuerzas políticas son las destinatarias, porque las familias de Tamaulipas, y particularmente los votantes, solamente pueden ser convencidos para sufragar, precisamente por los candidatos que les hablen con la verdad y sin promesas mesiánicas, que sea imposible cumplir.

Desafortunadamente, debido a los tradicionales usos y costumbres que adoptan los candidatos a cargos de elección popular, casi siempre sucumben ante la tentación de transmitir mensajes excesivamente atractivos, y con frecuencia pierden “los estribos”, y como dicen los sicólogos, solamente logran un personal ajuste emocional, y por añadidura también logran el rechazo del electorado, y de sus interlocutores, según el caso.

Eso es lo que, los candidatos deben evitar, aunque les cueste mucho trabajo, porque es muy difícil evadir los arraigados usos y costumbres, y por tal motivo, hay que saber que esas desventajas, suelen ser replicadas en pleno ejercicio del poder público, porque en ese estatus, el poder los marea, tanto a la mayoría de los gobernantes, como a sus subalternos y por lo mismo, suelen volverse invisibles, intocables, intratables, imponderables, soberbios, e inelegibles.

En relación con los legisladores actuales que integran el Congreso del Estado de Tamaulipas, por lo menos los “reelegibles”, saben que tienen la posibilidad legal de buscar su respectiva reelección, pero no deben olvidarse del paradigma de Carlos Alberto García González, quien fue presidente del Poder Legislativo estatal, pero que se sobredimensionó, y debido a su engreimiento, no logró ganar la presidencia municipal de su natal Matamoros, Tamaulipas.

Eso mismo les podría suceder a quienes pretendan reelegirse, como diputados locales, pero deben tener mucho cuidado de “no perder  el piso”, aunque desafortunadamente ya lo ha venido perdiendo el nuevolaredense  Glafiro Salinas Mendiola, actual presidente de la junta de coordinación política del Congreso del Estado, y quien, a juzgar por el decir de sus malquerientes, se comporta de manera semejante al matamorense de referencia, de ahí que es muy oportuno, y recomendable, que tanto Salinas Mendiola, como todos sus pares, reencuentren el camino correcto para lograr el legítimo propósito de reelegirse con el renovado aprecio de sus electores.

Además, y a propósito de los “saberes verdaderos” a los que anteriormente hice referencia, considero muy oportuno insistir en la necesidad de que todos los políticos, los gobernantes, igual que los aspirantes, y por supuesto, los candidatos a cargos de elección popular deben elevar al máximo sus razonamientos relativos a la innovadora cultura lingüísticas, relativa política, para que hagan suyas mis enseñanzas relacionadas con la concepción irrefutable de lo que debemos entender por democracia verdadera.

Ese régimen de gobierno fue creado por los Estados Unidos de América, entró en vigor a finales del Siglo XVIII, y desde entonces, sólo se ha replicado en Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y en los cuatro países que integran al Reino Unido de la Gran Bretaña; y  para fortuna de sus respectivas sociedades, sus gobiernos que son, constitucionalmente democráticos, han logrado el crecimiento sostenido y permanente de la riqueza, y por eso son las naciones más atractivas para los migrantes legales, y para aquellos, que en el mundo entero son millones de personas en desgracia, que huyen  de la mortal represión gubernamental de sus países de origen.

El gobierno mexicano también es causante de un y de la migración legal e ilegal, como consecuencia del crecimiento permanente de la pobreza, lo cual también es la resultante de que nuestro gobierno federal no es democrático, pero desafortunadamente, prevalece la falsa creencia de lo contrario, y eso sucede porque desde hace más de 80 años, los mexicanos así hemos sido adoctrinados, para que nos guste o no nos guste, debemos creer “a pie juntillas”, que se nos gobierna con el régimen de la democracia verdadera.

Esa mentira es totalmente falsa, porque debemos saber, que la democracia se debe localizar en el modelo agrario de la pequeña o mediana propiedad de la tierra, pero como la Constitución de 1917, fue redactada con base en el modelo agrario ejidal y comunal, importado de lo que fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de esa manera, el propietario de todo el país, es el Presidente de la República en turno, porque así lo señala el Artículo 27 Constitucional, en su redacción tramposa.

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