CUADRANTE   POLÍTICO…

POR: FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO.-

  El ITAVU es una pieza  de ornato. Más que una oficina productiva, se observa como un vegetal burocrático. 

Si como dicen, las cosas se parecen a su dueño, entonces el titular del ITAVU estatal, Salvador González  Garza, debería  de renunciar, porque no le está  respondiendo a las familias tamaulipecas.  

  Desde la entrada,  hay guardias  que cierran el paso. Pareciera que el ITAVU  estuviese privatizado, porque  el señor González  Garza,  se comporta como un funcionario sin sensibilidad social, alejado  de las necesidades  de la población, en materia de asentamientos humanos y de vivienda.

 Desde  que llegó al cargo, el famoso Chava, de lo único que se ha preocupado  es por que nadie lo moleste. Para eso tiene amuralladas sus oficinas y cámaras  de seguridad  por todos lados. Pero a lo largo  de  dos años  de administración,  la generación de  escrituras  se ha detenido, y nadie sabe explicar el motivo. Lamentablemente, no hay quien escuche a los ciudadanos.

 Las únicas áreas  que funcionan, son las recaudadoras de pagos, porque el jefe  exige a sus subordinados que, haya  permanentemente  ingresos. Sin embargo, las  oficinas  jurídicas  donde  debería  llevarse a cabo la cotidiana legalización  del patrimonio familiar, se encuentran convertidas  en zonas del silencio  y la improductividad. 

Al menos, en lo que se refiere  al municipio  de Victoria, pareciera  haber consigna  de que  no se le de para adelante a ningún trámite. La parálisis  que se padece en ese ámbito del servicio público, es impresionante.

 Hay  trámites que ya llevan ahí, dos años, arrumbados  y sin esperanza de que se entreguen  escrituras, todo ello, pese a que ya se realizaron los pagos, y se cumplió con todo el papeleo.

 

—-SALIO DIVIDIDO EL PAN  DE LA ELECCIÓN—– 

De circo maroma y teatro,(por aquello  de que el nuevo dirigente del PAN en la CDMX  es Andrés  Atayde), estuvo la elección interna  del panismo en el país.

    Como ya lo habíamos adelantado, se impuso  la  facción  de Marko Cortés, en alianza  con los gobernadores azules, o sea el pragmatismo rampante, egocéntrico y apasionado  de la nómina y del poder, derrotó  a los panistas  de a pie, aquellos que proclamaban el retorno a los  principios  doctrinarios  del panismo. El derrotado fue Manuel  Gómez  Morín, el nieto del fundador del PAN.

Los costos de éste nuevo capítulo panista, son evidentes, con la renuncia  del  ex presidente  Felipe  Calderón Hinojosa. Una dimisión que por más que se quiera minimizar, resulta lastimosa para  Acción Nacional  y pone en evidencia  la división interna, irreconciliable y sin retorno, entre un grupo muy representativo y las nuevas cúpulas.

 El viernes  de la semana anterior, justo en la víspera de  la elección interna  de la nueva dirigencia nacional del PAN, el  ex Presidente  Calderón  escribió:

“La  esencia de Marko Cortés, es la traición, la corrupción y la hipocresía. Ahora traiciona hasta al propio Ricardo Anaya. No digo que no lo merezca, pero por lo menos se hubiera aguantado, un poco antes  de descararse, para evadir  su responsabilidad en el desastre del PAN”. 

La situación, tal y como la describe Calderón Hinojosa, no  puede ser más clara: a los panistas  que acompañaron a  Ricardo Anaya, en su fallida aventura por la Presidencia, no les interesa en lo más mínimo  la autocrítica, y sobre la marcha, reparten el botín azul.

  Lo que realmente les interesa, no es su partido, sino el poder por el poder. Bajo esta filosofía de acumular fortunas y puestos políticos, la historia  del panismo reciente, tiene semejanza con la época de los dictadores romanos. Entre ellos  se traicionaban, a base de venenos y puñaladas.

Madero fue traicionado  por Anaya, y este a su vez por Marko Cortés. ¿Quién traicionará  algún día  al pequeño líder panista en el país, cuyo trono se erige sobre los verdaderos amos políticos, que son los gobernadores? 

Convertida  en un nido de infidelidades, la cúpula panista  del país, se apresta  a hacer su juego político, como oposición. Habrá que ver como les va  en el 2019, a los gobernadores  panistas, ante  el morenismo de  AMLO.

 Por lo pronto, habemus papa  en el PAN. Aunque eclipsado por las denuncias de fraude interno, y maniatado por el poderío de los  virreyes políticos: los gobernadores.