CUADRANTE  POLÍTICO…

POR: FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO.-

 

 Este domingo, el PAN  se enfrentará  a sus propios fantasmas. La corriente del pragmatismo depredador y corrupto, buscará aniquilar a su conciencia moral que le grita sus errores  y desviaciones. Es el PAN de los gobernadores millonetas contra el panismo marginado, los azules de a pie, pero orgullosos dueños de sus principios.

En  el Tamaulipas cabecista, una mujer disidente interna y poderosa líder emblemática del panismo doctrinario, se ha erigido en la Comandante  suprema   de éste movimiento reivindicador.

 Después  de que la sacaron de la Secretaría de Salud, por no prestarse a las supuestas corruptelas y moches por parte de los famosos vientos de “cambio”, la  ex senadora panista  Lydia Madero García está de regreso.

La también empresaria de la región centro tamaulipeca,  es miembro del emblemático clan, descendiente  del  don Francisco Ignacio Madero González, el precursor histórico de la revolución mexicana. Todo este árbol genealógico, hoy vigente en la política del país, tiene su tronco común en el municipio de Parras de la Fuente Coahuila.

    Desde su conocida página de las redes sociales, la combativa dama, respetada y reconocida como una de las figuras fundacionales  del Partido Acción Nacional, junto a lideresas como la ya fallecida Leonor Sarre de Guerrero,  acaba de lanzar una especie de manifiesto, en pro  de recuperar, los valores originales  del panismo, sustentados en principios de congruencia con sus postulados doctrinarios.

   En el inicio de su generoso texto, publicado  el pasado lunes por la tarde, Lydia Madero  lanza un severo “yo acuso”, en contra de los que  califica como  “algunos de los actuales  gobernadores  panistas, cuya actuación en sus respectivos gobiernos, ha dejado mucho que desear”.

Todo lo anterior, se está desarrollando en la víspera de la elección interna, por la dirigencia nacional del PAN, que se celebrará  el próximo domingo. Las posiciones se observan ya claramente definidas:

 De un lado están aquellos militantes honestos que buscan recuperar las raíces  del auténtico panismo; de un PAN que responda realmente a las necesidades  de todos los mexicanos, y no de un grupito de privilegiados.

El candidato de los que buscan recuperar la dignidad y los valores  de honestidad en el PAN, son los que impulsan la candidatura de Manuel Gómez  Morín, el nieto del fundador de  Acción Nacional, en 1939.

 Del otro lado, compite  el pragmatismo rampante y las corruptelas  de la gran mayoría de gobernadores, señalados de pisotear el credo ideológico de su partido, para dejarse caer en la banalidad y el exagerado culto al egocentrismo del poder.

 El gallo de quienes pretenden que las cosas permanezcan igual en el blanquiazul, para seguir bajo  una cultura  de la corrupción y de la prepotencia, es Marko Cortéz.  

 La proclama  de Lydia en  las redes sociales, y dirigida a  la militancia interna del PAN en Tamaulipas, se expresa en los siguientes términos:

  “El próximo domingo tendremos un día sumamente importante para el Partido Acción Nacional, el PAN. Se elegirá al nuevo Presidente del CEN, (Comité  Ejecutivo Nacional), entre dos candidatos: Manuel  Gómez  Morín,nieto del fundador y Marko Cortéz. Este último, apoyado por algunos de los gobernadores panistas actuales, cuya actuación en los respectivos gobiernos ha dejado mucho que desear”.

 Y agrega:

 “El domingo  se juega el futuro de un partido, que puede ser, como en sus inicios, y durante más  de 50 años, el partido de oposición vigilante, congruente con sus principios de doctrina, cercano a la ciudadanía, y defendiendo en todo momento los derechos  de los  mexicanos”.

  “No queremos políticos corruptos en nuestras filas. No queremos moches. Los valores morales, la honestidad, la verdad, es parte de la esencia del PAN. Los 4 principios  fundamentales: el respeto a la persona, la solidaridad, la subsidiaridad y el bien común, tienen que verse reflejados en cada una de las acciones  de los  panistas”.

 “Manuel Gómez  Morín, apoyado por los panistas  de a pie, tendrá una buena chamba, para revertir las acciones mal encaminadas”.

“México lo necesita”, concluye.